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Deivid, un comodín en el campo para Djukic

Deivid en un lance del duelo de Liga con el Málaga. | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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El canario cuenta en la actualidad con un lugar fijo en el once del serbio tras su reinvención como pivote | Fue el primero de los fichajes en llegar, pero apenas contó con oportunidades

Es el comodín más utilizado por Miroslav Djukic, su as en la manga en una partida que comienza a tomar mejor aspecto del que tuviera hace apenas unos días. De la mano del técnico serbio, encuentra una regularidad que no tuvo anteriormente, pues apenas disputó dos choques hasta la decimosegunda jornadas. Desde entonces, es uno de los fijos, por mucho que el balcánico asegure nadie lo es, en el once del Córdoba. Le costó entrar, pero una vez lo hizo parece que resultará difícil que salga. Más si cabe cuando Deivid se adapta a la idea del entrenador para el conjunto blanquiverde en la actualidad, que pasa por contar con un pivote que actúe a la vez, en modo alguno, de tercer central. Ése es el cometido del canario, que fue de los nuevos futbolistas del cuadro blanquiverde el primero en llegar el pasado verano y sin embargo es el último en hacerse con un hueco en el equipo.

La situación del zaguero varió de manera importante tras el encuentro amistoso que el Córdoba disputó en Málaga, allá a mediados de noviembre. Entonces, Djukic apostó por situarle por delante de la defensa con la intención de generar un doble esquema en dependencia de la posesión del esférico. Si atacaba el conjunto blanquiverde, el ex de Las Palmas se incrustaba entre los dos centrales para dejar a los laterales como carrileros; si el balón era del rival, apoyaba en labores de presión a Abel Gómez y Borja García. La fórmula funcionó y el serbio decidió entonces darle continuidad ante el Elche, en un partido que marchó bien hasta que el cuadro franjiverde aprovechó las debilidades califales para evitar su derrota. Sea como fuere, Deivid no perdió el sitio y se mantuvo en el once también en los siguientes dos duelos ligueros, así como en el de ida de dieciseisavos de Copa. Precisamente en éste, ocupó un lugar en la línea de retaguardia.

De esta forma, el preparador balcánico decidió ofrecer su confianza a un futbolista con que no contó en sus tres primeras jornadas en el banquillo blanquiverde. El canario, cuyo fichaje sorprendió por llegar procedente del rival al que el Córdoba había dejado sin ascenso a Primera, tuvo que reivindicarse también ante el nuevo técnico después de que Albert Ferrer tan sólo le concediera dos oportunidades en ocho citas de Liga. A pesar de ser el primero en sumarse al proyecto en la máxima categoría de los califales, no debutó hasta la tercera fecha del campeonato. Se estrenó en Almería, en lo que fue una llamada de atención del entrenador catalán a Pantic. Actuó bien, pero no pudo refrendarlo en el siguiente choque. Así, hubo de esperar hasta el octavo partido de competición liguera para volver a pisar el verde, entonces ante el Málaga. La derrota de aquel día supuso la destitución de Ferrer y quién sabe si una puerta abierta para el central reconvertido a pivote.

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