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El curso del Córdoba B en cinco claves

Moha Traoré celebra un gol con el Córdoba B | TONI BLANCO

Rafael Ávalos

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La satisfacción es absoluta. Terminó definitivamente el curso del regreso a Segunda B y lo hizo de manera completamente positiva. La temporada acabó con notable éxito para el Córdoba B, que cumplió su objetivo con creces. El filial selló su permanencia en la categoría de bronce unas jornadas antes de la última de un campeonato en el que además demostró capacidad de reacción ante las circunstancias que resultaban adversas sobre el papel. El cartel de recién ascendido no pesó al segundo equipo blanquiverde, que además supo sobreponerse a los relevos en el banquillo, el primero de ellos con el salto de Carrión al primer conjunto. También superó las bajas debidas a la promoción de algunos de sus futbolistas importante gracias, en parte, al apoyo que obtuvo de otros chavales prometedores. La culminación llegó, eso sí, tras una negativa racha que revirtió por completo desde la dirección técnica Jorge Romero.

Recién ascendido: no importan los rangos

Tras una aciaga temporada en la que el Córdoba sufrió dos descensos, la alegría llegó de la mano del filial. Al tiempo que el primer equipo no logró cicatrizar su traumática caída de Primera con el retorno a la elite, el segundo conjunto blanquiverde brilló en Tercera para recuperar su lugar en Segunda B. Llegó el equipo dirigido por Carrión a la categoría de bronce con un plantel completamente asentado, de forma que encaró la temporada del retorno con absoluta confianza a pesar de su condición de recién ascendido. Los califales se olvidaron de roles y afrontaron el curso con optimismo. Si bien atravesó por etapas difíciles, el B demostró que en esto del fútbol no importan los rangos para acabar en undécima posición con 48 puntos, por encima de rivales a priori con mayor potencial como el Recreativo de Huelva o el Real Jaén, que descendió.

El salto de Carrión: un efecto dominó

La complicada temporada del Córdoba tuvo su efecto también en el segundo equipo. Así como en los más inmediatos cuadros de cantera. Tras la jornada 16, Oltra cayó y fue Carrión quien tomó las riendas del primer conjunto blanquiverde. En ese momento, la situación del filial era comprometida: ocupaba posición de play out con 18 puntos. El banquillo lo ocupó el hasta entonces preparador del juvenil de División de Honor, Carlos Losada. El doble relevo pareció en principio positivo para las dos escuadras, pero pronto comenzó la incertidumbre. Los malos resultados hicieron que el sustituto de Carrión fuera destituido para dejar paso a Jorge Romero -pero con ficha de otro entrenador, Francisco Javier Herruzo-.

La promoción de jugadores: un problema añadido

En medio de una trayectoria irregular, sin encontrar la estabilidad de resultados, surgió otra circunstancia adversa para el Córdoba B: la promoción de algunos futbolistas destacados de su plantel. El salto de Carrión al primer equipo abrió la puerta de éste para jugadores como Javi Galán o Esteve, que durante un período fueron piezas muy utilizadas en Segunda A. El catalán terminó por perder presencia, pero el pacense, tras una etapa de ausencia, consiguió mantener su lugar en el principal conjunto blanquiverde. También Moha Traoré gozó de oportunidades. A pesar de lo que supuso para el filial perder a esas piezas, logró no perder pie en su camino hacia la salvación. Aunque no estableció una línea positiva hasta bien entrada la segunda vuelta.

El sprint final con Jorge Romero: el impulso total

Tras la disputa de la jornada 27, el Córdoba B quedó en antepenúltimo lugar del Grupo IV de Segunda B. La situación con Carlos Losada fue a peor y el club decidió dar un nuevo giro: relevó al técnico para otorgar las riendas a Jorge Romero. El entrenador no pudo sentarse en el banquillo debido a problemas burocráticos y fue Francisco Javier Herruzo quien puso el carnet. Lo cierto es que el mando lo tenía el primero, con quien el filial tuvo un impulso total. El segundo equipo blanquiverde completó un sprint final admirable, en el que apenas perdió dos partidos de once. Sumó 21 puntos de 33 posibles y de tal manera cumplió el objetivo con absoluta solvencia. Tanto que selló virtualmente su permanencia en Segunda B a falta de tres jornadas para la conclusión el campeonato liguero.

Los chavales con más futuro: un apoyo esencial

En un panorama de cambios constantes, el Córdoba B consiguió mantenerse en pie y después dar un salto hacia delante gracias a otros talentos de su cantera. Fue de esta forma como algunos jugadores se erigieron en protagonistas para dar un giro positivo a la situación ante las ausencias debidas a la promoción de otros futbolistas. En ese sentido, Sebas Moyano y José Antonio González tomaron en cierto modo las riendas en el césped y capitanearon el barco cuando más falta hacía. Todo de la mano de algunos de los chavales con más futuro de la casa, como Vera o el juvenil Víctor Díaz, que ya en el tramo final del curso tuvo opción de demostrar su potencial en Segunda B.

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