El Córdoba, de SAD a SAD: ¿Y ahora qué?
El Córdoba se adentra en un escenario por ahora desconocido. No sólo para sí sino a nivel global en el fútbol español. Por primera vez se produce una circunstancia como la que afecta al conjunto blanquiverde. Ésta es la venta de la unidad productiva (UP) de una sociedad anónima deportiva (SAD) a otra. Hecho añadido es que además este proceso tenga lugar en plena competición. Tal es el panorama en la entidad, cuyos apartados generadores de actividad -el club- están a punto de ser propiedad de Infinity. El grupo inversor de Baréin, que apoya un proyecto en España, es el elegido para tomar el control del cuadro califal. Así es después de que el titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Córdoba, Antonio Fuentes, dictara un auto de autorización para culminar la operación. Pero el desenlace aún ha de llegar.
Los antecedentes: de la administración judicial a un procedimiento pionero
La realidad actual tiene su origen en la Operación Trapicheos, que realizó la Guardia Civil el pasado 7 de noviembre y supuso la detención del hasta entonces propietario y presidente del Córdoba, Jesús León. Sólo dos días después el Juzgado de Instrucción número 5 dictó que dos administradores judiciales tomaran el control de la SAD, cuyo consejo de administración quedó disuelto. Fueron ellos quienes asumieron el encargo de salvar la entidad, en situación crítica. Casi por sorpresa, el día 18 -anterior lunes- el Juzgado de lo Mercantil número 1 firmó dos autos: uno para un segundo concurso de acreedores y otro para la venta de la UP de la sociedad. Fue a solicitud de uno de los rectores en ese momento del conjunto blanquiverde, Francisco Estepa, que en la que fue su única comparecencia pública aseguró que en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) le habían admitido que “tal y como está planteado este procedimiento, era la primera vez que se daba en el fútbol”.
Rapidez pese a la complejidad: Infinity, los recursos y la reafirmación del juez
Una vez dictado el auto comenzaba un plazo para oferentes por valor mínimo de 3,25 millones, cantidad que ya había depositado Infinity. Éste terminó el lunes -ya 25 de noviembre- y lo hizo sin más propuestas que la del grupo inversor de Baréin. Durante la tarde de ese día se conoció la posición de la RFEF: planteó recurso con un texto de 25 páginas y un discurso muy contundente. Tanto que consideró “fraude” o “manifiesto engaño” el proceso. El martes se supo que también el anterior propietario de la SAD, Carlos González, había recurrido. Sin embargo, el titular del Juzgado de lo Mercantil número 1, Antonio Fuentes, no dudó en seguir adelante y autorizó la venta de la UP al mencionado fondo. El Córdoba -el club- iba a pasar de una SAD a otra antes creada.
A Infinity le toca esperar: el administrador concursal decide
En efecto, el martes, el juez autorizó la venta de la UP del Córdoba. Pero la decisión sobre si finalmente la vende o no la tiene que tomar la administración concursal, que está bajo la dirección de Francisco Estepa, también administrador judicial de la SAD. Pero no puede hacerlo hasta dentro de cinco días. Ése es el plazo que se ha impuesto a sí mismo el juez Antonio Fuentes para responder a los recursos presentados y que se ha dejado para que puedan plantearse nuevas demandas contra su último auto. Es decir, a Infinity le toca esperar: no entraría en las oficinas de El Arcángel al menos hasta el martes de la próxima semana -3 de diciembre-, siempre que se cumplan los tiempos, muy ajustados.
Unión Futbolística Cordobesa: una apuesta por la continuidad
Poco antes de que desde sede judicial llegara el auto que aprobaba la venta de la UP del Córdoba se supo del nombre de la SAD que estaba a punto de adquirirla. Unión Futbolística Cordobesa es el nombre de la sociedad con que Infinity pretende hacerse con el conjunto blanquiverde. Cabe recordar que la operación tenía como requisito que el oferente fuera una SAD constituida ex novo -con anterioridad-. Este dato generó una notable preocupación en el entorno del club pues se creía que desaparecía uno para dejar su lugar a otro distinto. El planteamiento del grupo inversor es diferente. Fuentes cercanas al fondo señalaron a CORDÓPOLIS que la hoja de ruta no es otra que dar continuidad al Córdoba. ¿Competirá por tanto con mismo nombre, escudo, colores y bajo el actual himno? En Infinity mostraron incluso su sorpresa ante las dudas: no hay otra posibilidad para ellos, que además están deseosos de tomar las riendas.
El deseo de un pronto comienzo: los primeros pasos
Las fuentes de Infinity consultadas por este periódico también quisieron asegurar que en el grupo están “con muchas ganas” de iniciar esta andadura. Aguardan con cierto deseo, por tanto, la adjudicación de la UP del Córdoba por parte de Francisco Estepa. Cuando ésta se produzca el primer paso será, o habría de serlo, la constitución de un consejo de administración cuya presidencia ostentará Javier González Calvo, jefe en Madrid de Crowe. Esta gestora es la cara española del grupo de Baréin. Mientras, el órgano rector lo compondrían en su mayor parte profesionales de distintos ámbitos de Córdoba. Con esta fórmula se tratará de aportar mayor identidad y compromiso a un proyecto cuyo inicio está ya establecido. También porque es lo que quiere, así como lo que necesita el club, la idea es abonar cuanto antes las nóminas a futbolistas y resto de empleados y resolver otros pagos pendientes.
Posibles reacciones: las voces contrarias
Que fructifique la venta de la UP del Córdoba no significa que termine definitivamente la polémica que ha rodeado el proceso. Es posible que existan nuevas reacciones. Así lo dejó entrever ya, de hecho, el anterior propietario de la entidad, Carlos González. “Llegaremos hasta el final. Esto es en lo civil, penal y contencioso administrativo”, dijo el tinerfeño el martes antes del nuevo auto del juez Antonio Fuentes. “Para hablar… me reservo a ir a los tribunales, si no…”, añadió. Pero la postura que más interesa en el entorno del conjunto blanquiverde es la que decida tomar la RFEF, sobre todo tras su rotunda oposición al proceso -demostrada en su recurso-. En Infinity están seguros de que la Ley les ampara, al igual que lo piensa el titular del Juzgado de lo Mercantil número 1. Este último, incluso, dispone que el club permanezca con derechos tales como el uso de El Arcángel. ¿Pero podría el ente federativo optar por alguna medida sancionatoria?
Lo importante, que siga el fútbol: qué competición espera
Si bien fuentes cercanas a Infinity aseveraron el lunes a CORDÓPOLIS que su idea es seguir adelante sea cual sea el escenario, en el grupo las tienen todas consigo para continuar en Segunda B y donde corresponda deportivamente la próxima temporada. También tiene certeza en el normal desarrollo competitivo del proyecto el juez Antonio Fuentes. Eso sí, consideró en su auto que ahora sólo puede existir un problema y éste es “la postura que adopte la Real Federación Española de Fútbol”. En principio, lo más lógico es que la RFEF no expulse de su campeonato al Córdoba en pleno curso. Otra cuestión es lo que pueda ocurrir de cara a la 2020-21. Si los hechos se dan como los entienden en el fondo de inversión y en sede judicial, el conjunto blanquiverde militaría la campaña venidera donde mereciese. Pero…
En caso de que la RFEF decidiera mantener su oposición al proceso, quizá sobre todo para evitar que se siente jurisprudencia en el fútbol español, podría darse un descenso administrativo -o sancionatorio-. De tomarse esta medida, lo normal sería que el club compitiera la próxima temporada en la categoría inmediatamente inferior. Esto sería en el Grupo X de Tercera. Diferente sería si se produjera la liquidación de la anterior SAD por la inviabilidad de su segundo concurso de acreedores. La bajada entonces llevaría a la entidad a la mínima división regional, que en este caso es Segunda Andaluza. Es lo que sucedió en su tiempo al Salmantino, sucesor de la histórica Unión Deportiva Salamanca. Por otro lado, cabe señalar que la situación del Córdoba en poco o nada se parece a la de otros conjuntos como el Lleida Esportiu o Club Deportivo El Ejido 2012. Tanto por el proceso como por los tiempos, fuera de competición.
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