El Córdoba se autoagrede
Tal y como le va la vida al Córdoba, su margen de error es limitadísimo. Tiene mucho terreno que recuperar y déficits que compensar. Si, además, comete la pifia en el peor lugar y momento posibles, pues el asunto se agrava. Los de Curro Torres no tuvieron su actuación más lucida en Tarragona, donde les esperaba el colista. El Nástic, con una fama de anfitrión endeble bien sustentada en las estadísticas, terminó con sus jugadores dándose abrazos y su afición -aunque no hubo lleno ni nada parecido- enloquecida. Le ganaron al Córdoba en un partido clave: o se hundían en el pozo o continuaban asomados al borde de la alcantarilla. Siguen vivos después de un 1-0 que les llegó después de una acción de desgracias encadenadas. De las Cuevas se complicó, perdió la pelota, agarró con estrépito al rival que se marchaba hacia el área y acabó expulsado por ello. La falta la convirtió el Nástic en gol.
Con uno menos no fue mejor que con uno más, que era lo que le hacía falta para remontar aquello. Pudo haber encajado algún gol más, pero también contó con un par de oportunidades fantásticas de Piovaccari, que puso más corazón que muchos jovenzuelos que aún deben ganarse un sitio en este oficio. El Córdoba se marchó con la sensación de haber desperdiciado una oportunidad y el punzante deseo de no tener que acordarse de esta noche catalana en el futuro. Si no gana donde debe, mal panorama.
A Curro Torres se le presentó una papeleta a última hora cuando Aythami se cayó de la lista de disponibles por un proceso febril, según desveló el club apenas unos minutos antes del inicio del encuentro. La baja del capitán, unida a la de Javi Galán -por la misma dolencia-, propició una batería de reformas en la retaguardia, con Quintanilla y Muñoz en el centro y Loureiro y Quezada en los flancos. La ansiada vuelta de Álvaro Aguado y la aparición del reivindicado Piovaccari daban una nueva dimensión a un Córdoba necesitado. Con sus adversarios directos en la pelea por la permanencia paladeando su jornada triunfal, a los blanquiverdes se les multiplicó la presión. El Nástic también comparecía sobrado de angustia: último en la tabla, se había motivado durante toda la semana con la historia de un milagro reciente en Segunda. Efectivamente, su inspiración era el Córdoba del año pasado. Había pocas risas en el Nou Estadi de Tarragona.
A los quince segundos, en la primera acción de partido, Luis Suárez salió disparado hacia la meta del Córdoba y forzó a Carlos Abad a su primera intervención. El colombiano la tuvo clarísima a los 7 minutos, cuando recogió un buen servicio de Salva y se quedó frente a frente con Abad. Su furioso disparo salió ligeramente desviado y el Córdoba tragó saliva. El Nástic iba muy en serio. Los de Enrique Martín se empleaban con esa fogosidad sobreactuada típica de los equipos equipos que andan mal y se examinan ante su público. El Córdoba buscaba el pulso al partido desde la posesión y el orden, sin complicarse.
Los de Torres ensayaron el primer disparo a puerta en el minuto 19, en un remate de cabeza picado y flojo de Jaime Romero tras un córner. No hubo muchos más testimonios en ataque. El Córdoba se dedicó a proteger su portería y buscó las llegadas con el atajo de los pases en largo, pero ahí faltó precisión en los envíos. Echaron de menos a Javi Galán, un tipo capaz de crearse sus propias acciones. Sebas lo intentó, como De las Cuevas. A Piovaccari nadie le podrá reprochar falta de entrega. Pero faltaba algo más. Lo de casi siempre. Las llegadas llegaban a trompicones, en posiciones forzadas, sin fluidez. Pero así les bastaba para conservar un empate y la esperanza en cambiar el resultado a mejor.
Lo de Nástic resultó previsible. Hizo lo que se supone que debe hacer un equipo en sus circunstancias. Mostró intención por atacar, explotó las bandas y anduvo listo para sacar provecho de alguna pérdida cordobesista en su zona del campo. Tampoco es que Carlos Abad lo pasara mal en la primera parte. El tinerfeño tuvo más susto por un balón con el que se hizo un lío con los pies que por las creaciones tarraconenses. Al intermedio se llegó sin goles y con un retrato fiel de las razones que han metido a estos dos equipos en líos.
Piovaccari elevó el pulso del cordobesismo con una acción a los cuatro minutos de la segunda parte. El italiano se fue de todo el mundo, protegiéndose de una andanada de empellones y zancadillas para situarse delante de Bernabé, que se le echaba encima con los brazos abiertos. El de Gallarate trató de colocar el balón, pero tocó en el cuerpo del meta local y la ocasión quedó abortada.
En el minuto 57 llegó una acción clave. Miguel de las Cuevas se enreó de mala manera en la salida del balón y lo perdió en zona de peligro. La agarró con decisión Luis Suárez y el alicantino, ante lo crítico de la situación, decidió que lo mejor era agarrarle con total descaro de la camiseta para tratar de frenar la internada del colombiano antes de que pisara el área. El árbitro, obviamente, le echó a la calle con roja directa y pitó la falta. La botó Fali con maestría y firmó el 1-0. Y ahí quedó la cosa. Con 10 y forzado a la remontada.
Curro Torres metió en escena a Andrés Martín en lugar de Sebas Moyano y a Quim Araujo por Vallejo. El Córdoba trató de irse con algo más de decisión, pero el Nástic estaba muy crecido. El debutante Pipa, en el minuto 70, estuvo a punto de batir a Carlos Abad. Enrique Martín tiró del veterano Uche para alborotar a una defensa cordobesista que ya se veía forzada a tomar riesgos. Luis Suárez, a pase de Pipa, también la tuvo clara en el 74. El Nástic dominaba la situación ante un Córdoba desnortado.
Los últimos diez minutos fueron de arrebato. Piovaccari reclamó penalti tras ser derribado por Salva en el 80', pero Pérez Pallas no quiso saber nada. El italiano no se rendía. En un remate en tijera desde muy lejos obligó a Bernabé a realizar un paradón antológico. Poco después, Pol también pidió pena máxima tras una entrada de Loureiro para frenar un contragolpe. Y el colegiado dijo que siguieran jugando. Por entonces, los nervios estaban a flor de piel. El Córdoba, perdiendo y con uno menos, se aceleró. El Nástic volvió a tener cerca la sentencia con un disparo de Pol que repelió el poste de la meta de Abad. El tinerfeño, con una intervención formidable, evitó el tanto local tras un zapatazo de Suárez al borde del área. Sin orden ni convencimiento, el Córdoba agotó los minutos finales con una pelea efectista y estéril para terminar perdiendo una oportunidad de crecer.
FICHA TÉCNICA
NÁSTIC, 1: Bernabé, Pipa (Pol Valentín, 83'), Salva Ferrer, Djetei, Fali, Abraham, Javi Jiménez (Brugué, 67'), Thioune, Imanol García, Manu Barreiro (Uche, 72') y Luis Suárez.
CÓRDOBA, 0: Carlos Abad, Loureiro, Luis Muñoz, Álex Quintanilla, Luismi Quezada (Jesús Valentín, 78'), Vallejo (Quim Araujo, 67'), Jaime Romero, De las Cuevas, Aguado, Sebas Moyano (Andrés Martín, 63') y Piovaccari.
ÁRBITRO: Pérez Pallas (Comité Gallego). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Bernabé y Thioune y a los visitantes Jaime Romero y Álvaro Aguado. Expulsó con roja directa a De las Cuevas en el minuto 57.
GOL: 1-0 (58') Fali.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la vigésima jornada de LaLiga 1/2/3 disputado en el Nou Estadi de Tarragona ante 5.211 espectadores, con presencia de seguidores cordobesistas en las gradas.
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