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El Córdoba se abona a lo extraordinario

Los jugadores del Córdoba celebran el tercer gol | MADERO CUBERO

Paco Merino

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El  conjunto de Oltra se aferra al liderato con una actuación emocionante en El Arcángel | Un doblete de Florin noquea por primera vez en la Liga a un buen Numancia

Al Córdoba le sale todo. Lo que intenta y hasta lo que no. El equipo blanquiverde sigue arriba, compartiendo el liderato con Osasuna, y poniendo ladrillos al muro que separa la zona de play off del resto del mundo en Segunda División. Es pronto, sí. Y aún deberán pasar muchas cosas. Pero lo que está sucediendo ahora resulta francamente motivador. El único equipo invicto de la categoría, el rocoso Numancia, dejó de serlo tras pasar por El Arcángel. El Córdoba superó el examen de la eficacia con sobresaliente. El de la brillantez futbolística aún lo tiene pendiente, aunque eso llevará su tiempo y, en cualquier caso, hay gustos para todos. Los balonazos al limbo para defender una victoria que vale la cima de la tabla tuvieron, por lo que se deduce de las reacciones de la grada, un efecto orgásmico múltiple. El triunfo encierra un valor excepcional. Una gesta de ese calibre necesitaba una respuesta a la altura: el Córdoba llevaba la increíble cifra de 61 encuentros oficiales sin marcar más de dos goles. Hizo tres por una buena causa.

Seguramente no hubo demasiadas caras de sorpresa en el vestuario al ver los once nombres que Oltra había apuntado en la pizarra. Son las paradojas del fútbol. Puedes disponer de un plantel kilométrico y no saber a dónde mirar –no hace falta remontarse demasiado en el tiempo– o contar con un grupo reducido y verte en serios apuros para escoger. El técnico valenciano mezcló lógica y justicia para devolver un lugar a los últimos ausentes –los internacionales Razak y Florin; el lesionado Héctor Rodas– y quedarse con la reconfortante sensación de saber que quienes dejó en el banquillo están –lo demostraron donde hay que hacerlo– más que capacitados para mantener el nivel de un Córdoba que juega con un argumentario corto, pero efectivo. El Numancia, sin una pieza capital como Julio Álvarez –uno de los mejores futbolistas del campeonato a balón parado–, se plantó en El Arcángel como se podía esperar. A verlas venir y atacando a su modo, desde la presión defensiva para robar pelotas y salir disparado, desquiciando siempre al contrario. Pronto se pudieron comprobar las razones por las que la escuadra soriana no había conocido aún la derrota.

Al Córdoba se le enturbió el panorama muy pronto. El Numancia se agarró a un inicio fulgurante de Óscar Díaz para poner en aprietos a un equipo en el que Héctor Rodas lo pasaba francamente mal. En su reaparición, el valenciano coleccionó tres faltas en los primeros seis minutos de juego. En la segunda se pudo ganar una tarjeta. En la tercera, la vio y además cometió un penalti que costó el 0-1. Óscar Díaz le encaró dentro del área y caracoleó antes de recibir un claro bloqueo con la pierna derecha de Rodas, que ni siquiera se molestó en protestar. El madrileño lanzó con la pierna izquierda y engañó a Razak, que se lanzó al lado contrario. A los blanquiverdes les costaba elaborar el juego –una circunstancia habitual–, pero salieron a flote con un arreón de nervio y el aliento de una grada repleta. Tendrá más o menos fútbol, pero lo que no le falta es rebeldía para superar situaciones adversas. Florin, en el minuto 13, pudo empatar en un remate de cabeza a centro de Stankevicius. El rumano, emparedado por dos jugadores, conectó un testarazo forzado y la pelota salió desviada.

El Córdoba se animó. El Numancia reculaba ante el empuje local y Munir veía cómo su jornada laboral se iba tornando en un infierno. El empate fue una exquisitez. Fidel controló el balón y lanzó un pase filtrado a Xisco, que encaró el portero y tocó el balón con la punta. Chocó en el poste, pero llegaba en carrera Pedro Ríos para remachar. Los locales persistieron. Un zapatazo de Markovic a pase de Ríos volvió a levantar del asiento a unos aficionados que asistieron, instantes después, a un tanto con carácter simbólico. Si el primero sirvió para confirmar que el grupo tiene capacidad y talento para hilvanar acciones, el segundo representó la aplicación práctica del modelo racial que tantos réditos ha reportado. Lo marcó Florin Andone, que agigantó su imagen de héroe popular con una jugada brutal de fe y determinación. El internacional rumano peleó por un balón que parecía de Orfila pero que, ante la timorata actitud del central numantino, terminó en los pies de Andone. La clavó y festejó con rabia en el banderín de córner. El Arcángel coreó su nombre.

Tras haber culminado la remontada, el Córdoba pudo hacer más daño en el tiempo de alargue. Xisco marcó de cabeza tras recibir un centro largo y Arcediano, tras indicaciones de su juez de línea, anuló la acción por apreciar fuera de juego. El balear se puso fuera de sí durante unos instantes, pero se calmó antes que los aficionados, que regalaron al árbitro una tormenta de improperios mientras iba camino de los vestuarios en el descanso. La jugada, en efecto, era ilegal.

La reanudación trajo nuevos problemas para el Córdoba, que se mostró desconcertado ante la efervescencia del conjunto de Jagoba Arrasate. El Numancia, peleón y listo, sacó el máximo provecho a una embarullada acción, con una cadena de despistes locales, para marcar el empate. David Concha remachó un balón que Razak Brimah no logró blocar. El clima de nerviosismo se dejó sentir atrás. Una arriesgada cesión de Domingo Cisma a Razak se prolongó con un desgraciado control del meta ghanés, que dejó la pelota franca a Pablo Valcarce. Por fortuna, el internacional pudo arreglar el cuadro. En la acción siguiente, tras un salto en una salida, Razak cayó mal y se dolió del tobillo. Fue atendido por los servicios médicos y Falcón empezó a calentar, pero el cambio no se produjo. Por entonces, el Córdoba sufría horrores.

Y en medio de caos, se hizo la luz. Fidel agarró una pelota en la esquina del área y recibió una clara falta. La lanzó Pedro Ríos, muy fuerte, y Florin Andone la peinó lo justo para engañar a todo el mundo. El 3-2 salvó a un Córdoba agonizante y le dio nueva vida. Los blanquiverdes recuperaron vigor y el Numancia tocó a rebato. Arrasate mandó salir a Dani Aquino y Natalio, dos hombres de carácter ofensivo, para levantar de nuevo un encuentro trepidante, a la altura y más allá de las expectativas por tratarse de dos candidatos a pelear por el ascenso. Con el triunfo bien agarrado, el Córdoba se dedicó a gobernar el ritmo del partido y sacar a relucir el oficio. El Numancia, cada vez con menos fuerzas y ganas, totalmente desnortado por el modo en que su rival le había superado, terminó rindiéndose. Este Córdoba ya ha presentado sus credenciales. Con cinco victorias en los seis últimos partidos es, con los números en la mano, el equipo más en forma de toda la categoría. Los agoreros se preguntan cuánto les va a durar el fuelle. Mientras tanto, el Córdoba sigue a lo suyo ante el asombro de propios y extraños. Le salen los planes y nadie podrá decir que no se lo ha ganado. Creer para ver.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 3: Razak, Stankevicius, Deivid, Héctor Rodas, Domingo Cisma, Luso, Markovic (Rafa Gálvez, 68'), Pedro Ríos, Fidel (Pineda, 77'), Florin Andone y Xisco (Víctor Pérez, 87').

NUMANCIA, 2: Munir, Medina, Orfila, Juanma, Luis Valcarce, Pedraza (Mateu, 81'), Gaztañaga, David Concha, Pablo Valcarce (Natalio, 77'), Alegría y Óscar Díaz (Dani Aquino, 77').

ÁRBITRO: Dámaso Arcediano Monescillo (Comité Castellano Manchego). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Héctor Rodas, Domingo Cisma y Markovic y a los visitantes Óscar Díaz, Luis Valcarce y Unai Medina.

GOLES: 0-1 (7') Óscar Díaz, de penalti. 1-1 (18') Pedro Ríos. 2-1 (38') Florin Andone. 2-2 (53') David Concha. 3-2 (73') Florin Andone.

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la novena jornada del campeonato de Liga Adelante, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante unos 20.000 espectadores.

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