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El Córdoba, otra vez necesitado de épica

Miguel Huertas Córner Cordobés

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Pocas veces ha tenido una temporada tranquila. Habiéndose conseguido o no el objetivo, pero que llegara la última fecha o las últimas sin jugarse absolutamente nada. El Córdoba, al igual que su aficionado, parece abocado a sufrir hasta el último minuto, aprovechando cualquier resquicio de esperanza para alargar la agonía para bien o para mal. En la más inmediata actualidad, el equipo cordobesista llega a la última fecha contra el Betis Deportivo con todo por decidirse y con un factor principal en contra: no depende de sí mismo para conseguir el objetivo, situación en la que sí está su rival del domingo. En los últimos años, existen hasta cuatro ejemplos donde los dados se lanzaban en la última fecha o en los últimos partidos, incluso con una trayectoria meteórica detrás que les facilitó estar preparados para el reto final.

Sandoval y José González, artífices de salvaciones al límite

El que pueda recordar más a la situación que actualmente viven los blanquiverdes es el último partido de Segunda División de la 2007-08. El Córdoba visitaba el estadio de Anoeta para enfrentarse a una Real Sociedad viva en la pugna por el ascenso directo que finalmente obtuvieron Numancia, Málaga y Sporting de Gijón. En cuanto a los visitantes, acompañados de decenas de aficionados en el coliseo donostiarra, estaban en una lucha al rojo vivo por eludir el descenso a Segunda B. En la última fecha, de hecho, estaban implicados Albacete, Córdoba, Cádiz, Xerez, Alavés, Racing de Ferrol e incluso Granada 74, en una horquilla de cuatro puntos en la jornada 42. En el discurrir del partido, el tanto de Julio Pineda a la media hora de juego fue neutralizado a los pocos minutos por Labaka, siendo así el resultado final. La Real Sociedad se quedó sin ascenso y el Córdoba se quedó pegado al transistor tras terminar su partido. Todo quedaba en Alicante en ese Hércules - Cádiz, que decidiría si los de José González retornaban a Segunda B. La cara de desolación de Alessandro Pierini al escuchar la noticia del penalti a favor de los amarillos fue recogida por las cámaras de televisión. El encuentro en el Rico Pérez sobrepasaba el minuto 90 y Abraham Paz puso el balón sobre el punto de los 11 metros. El central lanzó, el balón golpeó en el palo, luego en Ricardo Sanzol y salió fuera. El Córdoba se quedaba en Segunda.

Diez años después, el Córdoba también acabó sumido en el descenso y con pocas esperanzas de mantenerse. En la jornada 27, tras la derrota ante el Granada en El Arcángel (1-2), el equipo entonces dirigido por José Ramón Sandoval se encontraba a 13 puntos de la salvación y con el golaverage perdido con su inmediato perseguido. Así, tras la llegada del técnico madrileño más la de Jesús León y Luis Oliver -con una pila de fichajes pero con catastróficas consecuencias a la postre-, el Córdoba sólo perdió tres partidos de los últimos catorce del campeonato liguero y llegó a la última jornada contra el Sporting de Gijón dependiendo de sí mismo. Si los cordobesistas resultaban vencedores de su duelo ante los asturianos, se quedaban un año más en Segunda División. Los tantos de Álex Quintanilla, Sergi Guardiola y Álvaro Aguado certificaron la permanencia (3-0), aunque, mientras tanto, se estaba tejiendo una de las peores campañas en la división de plata para, finalmente, regresar a Segunda División B 12 años después. Todo ello, no sin antes y después pasar por calamidades económicas e institucionales que estuvieron a punto de dejar al Córdoba como un mero recuerdo en la memoria de la gente y no como una realidad palpable.

El Cartagenazo como representación de épica

En cuanto a ascensos sin parangón, el de Cartagena es el que posee mayores cantidades de épica. El Córdoba llevaba 15 años vagando por Segunda B, siendo campeón en muchas temporadas pero quedándose siempre por el camino. En una temporada 1998-99 empezada en el banquillo por Perico Campos y terminada por Pepe Escalante, el Córdoba se metió no sin sufrimiento en la última jornada en la liguilla de ascenso tras su victoria a domicilio ante el Plasencia (0-2). Llegaría entonces un torneo nuevo, donde lo sufrido y acumulado en el campeonato liguero quedaría atrás. Sólo valía lo que estuviera por hacer. Y la escuadra califa parecía perder, con esa fase, una enésima oportunidad de salir del pozo de Segunda B.

Tras las derrotas por la mínima en León ante la Cultural (1-0) y con contundencia ante el Racing de Ferrol (5-0), todo parecía estar perdido. Aunque el triunfo en el Arcángel ante la Cultural Leonesa aupó a los blanquiverdes a una situación límite. El Cartagena estaba intratable y le valía con ganar un punto de seis en las últimas dos jornadas para ascender. Esas dos fechas de los pupilos de Escalante eran contra ellos. Primero, en El Arcángel y, después, en Cartagonova. Alfonso Espejo y Pedro Aguado rescataron algo de esperanza de su primer duelo, aunque el Cartagena, entonces con el mismo nombre del estadio, aún tenía la bala de poder sumar un punto que les subiera. Pero no sucedió. Dos misiles tierra-aire de Óscar Ventaja y López Ramos devolvieron al Córdoba a su lugar, a Segunda División (1-2).

México lindo hizo retornar a Primera 42 años después

Si de ascensos recientes hablamos, el rey de ellos, por lo que supuso y adonde era, no se puede quedar atrás. Aunque hay que echar la vista atrás. Febrero de 2014. Pablo Villa era cesado de su cargo como entrenador del Córdoba tras la derrota en casa ante el Eibar (0-2). Mientras se confirmaba un sustituto, el entonces entrenador del filial, Luis Carrión, dirigió al cuadro califa en su derrota en Los Pajaritos ante el Numancia (3-0). Para el siguiente compromiso, ya había un inquilino nuevo en el banquillo. Se trataba de Albert Ferrer, ex miembro del Dream Team del FC Barcelona de los 90 pero con poca trayectoria como entrenador. Aun así, la llegada del técnico catalán relanzó a los suyos, con sólo tres derrotas en 16 partidos que le valieron para meter al Córdoba en la fase de ascenso a Primera División, previo paso por una última jornada de infarto ante el Mallorca (0-0).

En el playoff, se libraron del Real Murcia tras un resultado gafas en El Arcángel y una victoria en La Condomina (1-2) para meterse de pleno derecho en el último paso antes de la máxima categoría. El marcador de la ida de la semifinal se repitió en el primer partido de la final frente a la UD Las Palmas, así que todo quedaría para el duelo en el Estadio Gran Canaria. El Córdoba fue superado en muchos aspectos en el feudo amarillo e incluso los de Josico pudieron certificar la eliminatoria en varias ocasiones. Sin embargo, saltó, y nunca mejor dicho, un factor sorpresa. Varios “aficionados” canarios saltaron al césped e interrumpieron el partido durante casi un cuarto de hora y frenaron el ritmo del partido. Albert Ferrer aprovechó para dar instrucciones para sus futbolistas en los pocos minutos que quedaban. La presión local era incalculable. Ya se celebraba el ascenso en la grada. Sin embargo, un hombre del codo fastidiado colgó el balón al área, un central ex del Real Madrid disparó, el guardameta rechazó...y el mexicano empujó. El Córdoba fue de Primera.

Sólo una vez el Córdoba, en los últimos años, tiró de épica y no le funcionó. Más por herencia recibida que por mérito en el último tramo liguero. El bagaje de una sola victoria en 19 partidos fue una losa imposible de levantar aunque la escuadra blanquiverde, previa revolución invernal de fichajes, llegó con vida a la penúltima jornada. Sin embargo, a pesar de la brega en El Arcángel ante el Valladolid (3-4), el cuadro entonces dirigido por Juan Carlos Rodríguez terminó con lágrimas sobre el césped del coliseo ribereño. Aunque lo que pase el domingo no sea definitorio para los intereses cordobesistas, bien es cierto que cambiará mucho el horizonte que se marcó a principio de temporada por parte de la directiva. De ser un fracaso el no ascender a Segunda División a conformarse con la Pro. Mientras tanto, la última jornada será la última bala de la que disponga el Córdoba para seguir aspirando a la categoría de plata, aunque mirando de soslayo lo que pase en Sevilla. Con transistores o aplicaciones móviles, se viene una jornada no apta para cardiacos.

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