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Compañerismo, determinación y una pasión que nunca se apaga. Esas son las ideas frontales de cualquier disciplina deportiva de equipo, pero más aún si cabe en el balonmano. En la historia de este ATENEAS que cierra esta temporada, el objetivo era poner en relieve la trayectoria de una deportista innata, histórica, del más alto nivel y que ha escrito su nombre en oro dentro de los anales del balonmano femenino. Desde el colegio, siempre de la mano de su gran amiga, la protagonista de esta entrega siempre ha destacado su resiliencia y su amor inquebrantable por un deporte que, a veces, ha sido cruel, pero otras tantas veces ha dado las dulces mieles de la victoria y del disfrute.

Alba Sánchez (Córdoba, 1995) ha sido siempre líder y núcleo, inspiración y compañera para los de su alrededor. Tras comenzar en las categorías base de Adesal, como la mayoría de su generación, la central cordobesa logró destacar y liderar a su equipo en una generación histórica del club de la Fuensanta hacia su vuelta a la División de Honor. Tras ello, Adesal volvería a Plata, pero Zuazo, de la élite, se fijaría en ella para hacerla líder del proyecto y capitana del equipo. Ahora, tras un broche de oro agridulce en la Fase de Ascenso ante su exequipo, Alba Sánchez dice adiós al equipo vasco para emprender nuevas experiencias.

“El balonmano tiene ese dinamismo que, al final, te engancha”

Como muchas de sus compañeras de generación en Adesal, su pasión por el balonmano surge de una amiga. En esos momentos, el baloncesto y el atletismo eran los deportes de Alba Sánchez, pero lo cierto es que ella misma reconoce que no le acababan de “llamar la atención”. Así, su mejor amiga probó en el balonmano e hizo que el gusanillo le picase a la cordobesa. “En el momento en el que lo probé, me gustó, y desde ahí hasta ahora”, reconoce. Esa amiga no era otra que Meriem Ezbida, otra de las cordobesas ilustres en el mundo del balonmano femenino, y compañera hasta día de hoy de Alba en Zuazo.

Aún así, el balonmano, el baloncesto y el atletismo no fueron los únicos deportes que practicó una Alba Sánchez que, según relata ella misma, de pequeña ya era como es en la actualidad en la cancha: un auténtico manojo de nervios, “hiperactiva”. Eso hizo que su madre le apuntase “a todo lo que consumiera energía”, tal y como comenta entre risas, aunque sigue remarcando que finalmente se acabó “enamorando del balonmano”. El motivo es simple: “es un deporte tan dinámico, tan de grupo, tan diferente a lo que suele ver en otros deportes, que no sé. Tiene ese dinamismo que, al final, te engancha”.

Ya a poca edad, Alba Sánchez comenzó a destacar con los colores de Adesal. Recuerda esos primeros años “con muchas heridas en las rodillas”, ya que por aquel entonces, aún jugaban “en las pistas del colegio, y con el contacto que tiene el balonmano, estás todo el día en el suelo”. Sin embargo, si hay una emoción que le evoca esos recuerdos, es la felicidad. “Todo mi grupo de amigas se apuntó, y éramos amigas de toda la vida, jugando un deporte con el que viajas y que te permite conocer a muchísima gente con edades que, a lo mejor, no puedes en otro momento. Lo recuerdo muy alegre, la verdad”, confiesa la cordobesa.

Meriem Ezbida y Rafa Moreno, claves en su carrera deportiva

Aquella amiga que le insistió en que se apuntase a balonmano con ella, pronto se convertiría en una de las mejores compañeras de viaje de su vida. Sánchez se deshace en elogios al hablar de su amiga, remarcando que “no es importante solo en el deporte. En mi vida es una pieza fundamental, mi mejor amiga. Creo que no hay persona del mundo que me conozca más que ella. Como digo siempre, es mi persona. Está unida a mí tanto en el deporte como a nivel personal. Las dos hemos estado por toda España, ella ha estado en Galicia, yo he estado en Barakaldo, pero nunca hemos perdido esa conexión. Es una de las personas más importantes de mi vida a día de hoy”.

Por otro lado, sobre Rafa Moreno, Alba Sánchez lo considera como su “padre del balonmano”, una consideración que seguirá siendo así para siempre en la trayectoria de la cordobesa. El tiempo parece no pasar por el técnico cordobés, que la propia Alba explica que fue “el que lo empezó todo, ya no solo a nivel de entrenador, que fue el que me dio la oportunidad de dar el salto y poder ser una jugadora profesional; sino ya también a nivel de base. Si Rafa Moreno no hubiera apostado por el balonmano en Córdoba, no estaríamos hablando de nada de esto. Ni siquiera conocería el balonmano” . Por lo tanto, lo considera “el creador” de todo el balonmano femenino en Córdoba, por lo que es para ella “una figura muy importante”, a la que le sigue guardando “muchísimo cariño”.

Los pasos hacia el profesionalismo

Poco a poco, el nivel fue creciendo, y las aptitudes de Alba Sánchez seguían destacando, aunque ella misma confiesa que era “reticente” a ese avance, puesto que “era una niña” y solo quería “jugar y disfrutar”. Sin embargo, con el tiempo fue viendo cómo hay personas que, dentro de las posibilidades del deporte, viven para ello: preparación física, psicológica, alimentación... Todo ello fue “muy impactante” para ella, puesto que hasta ese entonces reconoce que le “gustaba jugar porque era hiperactiva e iba a desfogar, pero fue un cambio en mi cabeza”.

Ese cambio, además, vino de la mano de un gran equipo de Adesal, que ascendió a División de Honor, con nombres como Leire o Merche. “Fueron personas muy importantes en mi carrera deportiva, ya que empezaron a enseñarme paso a paso, y poco a poco lo fui digiriendo y encontrándole el punto”, explica, remarcando que también son “piezas fundamentales en mi carrera”, ya que gracias a ellas, en parte, consiguió adaptarse y andar el camino. “Al final, la vida del deportista es dura, pero la recompensa que te da, no tanto económica, pero sí deportiva, creo que merece la pena”, añade.

Con la profesionalización de su carrera deportiva, comenzaron también los primeros éxitos. En 2013, ya con Alba Sánchez y Meriem Ezbida en el primer equipo, el Adesal logró un merecido ascenso a la élite en dos fases, Valladolid y Córdoba, en un recuerdo que perdurará para siempre en la mente de aquel equipo. “Ver el polideportivo lleno, la afición, el cómo se movió ese año el balonmano en Córdoba... Ese año me enamoré de la afición. Me quedo, sin duda, con el ascenso en Valladolid, cuando quedamos campeonas de España y ascendimos a División de Honor”, recuerda la cordobesa, remarcando la piña que formó aquel grupo.

De hecho, esa es, precisamente, la clave que le vio Alba Sánchez a aquel éxito. Desde su punto de vista, eran “un equipo que llevábamos todo el año trabajando, habíamos tenido muchas lesiones, pero habíamos hecho una piña increíble. Creo que fue una de las primeras veces que yo sentí lo que era un equipo. Creo que la clave fue la familia que creamos desde el día uno”. Así, desde comienzos de temporada se planteó “un objetivo”, y solo se miraba en ese sentido: “trabajar, trabajar y trabajar, mirar hacia adelante, hacia el ascenso. Creo que no nos podía parar nadie porque teníamos tan claro que teníamos que ser nosotras las que lo hiciésemos, que creo que tanto mental como físicamente estábamos listas. Era nuestro momento, nuestra oportunidad, y no íbamos a dejarla pasar”.

Primer sorbo a la élite

Alba Sánchez y Adesal, finalmente, alcanzaron la gloria de la División de Honor en aquel 2013. Durante las temporadas 2013-14 y 2014-15, el equipo de la Fuensanta compitió en el más alto nivel del balonmano femenino, y obviamente, el salto de nivel se notó. “Empecé a ver lo que era el balonmano realmente. Obviamente, en la élite ya había gente mucho más profesional, y yo empecé a notar lo que era la exigencia deportiva”, subraya la cordobesa. Además, también recuerda que lo pasaron “muy mal”, ya que tuvieron “muchos resultados de perder de uno, no terminábamos de adaptarnos a la categoría”, pero, aún con todo ello, considera que aprendió “muchísimo” aquel primer año.

Por otro lado, en un plano más personal, Sánchez destaca, de nuevo, aquel grupo, ya que había “gente que ya tenía mucha experiencia y que me enseñó mucho”, marcando esa época como “crucial para la deportista que soy a día de hoy”, catalogándola como una “etapa de formación”, pero también como un “guantazo de realidad, que te hace crecer y, o lo haces, o no hay más”.

Adesal Córdoba, junto con Alba Sánchez, compitió durante dos temporadas en División de Honor antes de descender en el año 2014 a División de Honor Plata. Desde el año 2014 hasta el año 2018, Alba Sánchez y el club de la Fuensanta lucharían con todo, pero sin éxito, por tratar de devolver al club a la élite. Hubo incluso varias fases de ascenso para lograrlo, pero finalmente la etapa de la cordobesa en Adesal culminaría en 2018.

Reconectando con el balonmano en Zuazo

La salida de Alba Sánchez no tuvo nada que ver con motivos deportivos o del club. Todo lo contrario. Tal y como relata ella misma, “atravesaba un momento personal muy malo, me sentía un poco perdida en mi vida, y necesitaba un cambio de aires. Era por mí, no por Adesal. Nec3esitaba salir y, de hecho, me planteo en cierto momento dejar el balonmano. Sin embargo, recibo una llamada de Zuazo. Había tenido más ofertas, pero no estaba preparada porque estaba mal. Pero en Zuazo me encuentro la segunda figura más importante de mi carrera deportiva: Joseba Rodríguez, 'Jaíto'”.

La llamada del técnico del equipo vasco resultó crucial para que Alba Sánchez se reenamorase de nuevo del balonmano. “Hablando con él, siento una conexión solo con hablar la primera vez en la que siento que ve el deporte como yo. De dejar de jugar, paso a decir que me iba a País Vasco a darle otra oportunidad al balonmano”, explica. En un principio, su etapa en Zuazo sería tan solo de un año, “por probar lo que es jugar fuera”, pero finalmente su estancia en la entidad norteña se ha prorrogado hasta esta misma temporada, momento en el que ha dicho adiós tras seis temporadas allí.

Al contrario de lo que podría parecer, su adaptación a su nueva casa fue excepcional. La cordobesa estima que tuvo “mucha suerte”, y que por eso se enamoró también del País Vasco. “No es solo vivir fuera. Es norte y sur: costumbres diferentes, gente distinta, todo muy diferente. Pero creo que tengo mucha suerte”, comenta. En Zuazo encontró “un equipo como el del ascenso de Adesal, una familia, me encanta el balonmano que hace Jaíto y la gente de allí. No sé otra gente, pero yo no puedo decir que tuve una adaptación mala porque yo desde el día uno me sentí cómoda y en casa, y eso ha llevado a que, al final, haya estado tantos años allí. Pensaba que Adesal iba a ser siempre mi casa, y a día de hoy puedo decir que tengo casi dos casas: Adesal y Zuazo”.

Subiendo el nivel y destacando lejos de casa

En Zuazo, Alba Sánchez encontró su mejor versión. Logró ayudar a Zuazo a mantenerse en la máxima categoría durante varias temporadas, logrando espectaculares actuaciones con el club vasco. “Me quedo con el grupo, con la política que tenía el entrenador. Nunca hemos sido un equipo favorito a nada, pero creo que, a base de trabajar juntas, de sacar la garra por nosotras, me quedo con lo primero que me dijo Jaíto cuando llegamos: el balonmano se salva siendo una familia. Hoy te puedo decir que he tenido una familia en Zuazo, que salía al campo con la de al lado diciendo que por ella o por mí, pero que había que sacarlo. Me llevo ese espíritu de equipo”.

Otra de las cosas que destaca de su estancia en Zuazo es el balonmano practicado por Jaíto y sus jugadoras. Un balonmano vistoso, aguerrido, alegre y llamativo. “Súper bonito”. Así lo cataloga la cordobesa, recordando que ha disfrutado mucho “de la parte técnica y de la parte táctica del deporte” en el club vasco. Aún así, durante estos años en División de Honor, Alba Sánchez también ha podido comprobar cómo el nivel del balonmano en general ha ido cambiando, con un repunte en estos últimos años.

Y es que, para ella, la última reestructuración realizada por la RFEBM (Real Federación Española de Balonmano) ha hecho que el nivel crezca, después de que “por la situación del deporte femenino en España, muchas jugadoras hubiesen optado por la opción de irse fuera, y eso hizo que se pegase un bajón de calidad”. Ahora, con esta nueva División de Honor Oro, se está “intentando compensar” esto, y aunque “Oro no es División de Honor, sí que es verdad que te encuentras equipos bastante competentes que te pueden sorprender”. Para ella, aún así, el objetivo tiene que ser “volver a ser como era antiguamente la División de Honor Plata, que cuando subí con Adesal era muy diferente a lo que te encuentras a día de hoy”.

La difícil guerra mental contra las lesiones y los impagos

2022 y 2023 fueron años negros para Zuazo y sus jugadoras. Tras muchos meses de sufrimiento, las jugadoras del equipo vasco tuvieron que emitir un comunicado de auxilio tras los repetidos impagos por parte de la entidad. “No podíamos más, la gente se planteaba incluso irse a casa porque ya no podía seguir”, recuerda la cordobesa. Aún así, si hay que buscar algo positivo, Alba apunta a muchas instituciones que “aparecieron y nos ofrecieron su respaldo, y apareció gente que finalmente cambió toda la situación y la estructura del club”. Como equipo, se vivieron momentos difíciles, pero “por la unión que teníamos, a pesar de todo lo que teníamos fuera, nunca tuvimos un problema en la pista entre nosotras”.

Obviamente fue una circunstancia que afectó, ya que es “imposible que no te afecte”, pero considera que “nos hicimos más fuertes y creo que, por eso, nos tenemos tanto cariño en ese grupo, porque compartimos malos momentos que nos unieron mucho más como personas”. Y hablando de malos momentos, en el plano personal, Sánchez sufrió una grave lesión en su rodilla que le hizo perderse gran parte de la temporada.

“Arrastraba molestias de la temporada anterior, me hice pruebas y no tenía nada roto al empezar la temporada”. Alba, ya acostumbrada a convivir con ese dolor, decide seguir compitiendo con tratamientos preventivos como vendajes compresivos, pero, en sus propias palabras, “de repente, de la noche a la mañana, me dicen que me tengo que operar de urgencia, en una semana, porque tengo la rodilla destrozada”. Así de rápido se puede ir todo al garete. “No me lo esperaba, en el momento lo pasé muy mal, pero el apoyo que recibo tanto del club como de mi entrenador y mi familia, me lo hace más fácil todo”. Así, nada más salir del quirófano, el objetivo de la cordobesa estaba claro: volver y hacerlo cuanto antes. Adelantó incluso plazos y, siempre agradecida a Guille, su preparador físico en Zuazo, así como a su familia, la cordobesa volvió a la pista.

Y es que, más que nadie, Alba Sánchez es consciente de la importancia de la mente en el deporte, puesto que acaba de finalizar el Grado en Psicología. “Poco a poco se le está dando más importancia. En Zuazo, por el tema económico, tuvimos un psicólogo que nos puso el club y nos ayudó muchísimo”, explica. Además, también se notó en el plano deportivo puesto que en el play down lograron una increíble remontada. “Creo que poco a poco se está implementando más en el deporte, y es importantísimo. He visto a dos personas con la misma lesión, simplemente por tener la cabeza enfocada en una cosa u otra, tener resultados completamente diferentes, incluso en términos físicos”. Así, remata subrayando que “lo primero es tu cabeza. Si eso no funciona, no puedes llegar a ningún lado”.

Un descenso y un ascenso con final agridulce

Tras remontar en el play down en la temporada 2022, a pesar de todos los problemas, y lograr salvar la categoría, finalmente Zuazo acaba descendiendo a División de Honor Oro en la campaña 2023. “El club llevaba muchos años renqueante. Finalmente, lo coge una nueva directiva, y en todo momento empiezan a cambiar cosas. Este año han tenido sus más y sus menos pero, por lo menos, con un equilibrio y una estabilidad, cambia todo deportivamente”, explica. Así, en la campaña pasada, las vascas compitieron en el segundo escalón, y lograron clasificarse para la Fase de Ascenso a División de Honor al completar la temporada en tercer lugar, aunque eso sí, con el mismo puntaje que las primeras clasificadas.

Aún con Jaíto como líder del proyecto, pero con un equipo completamente remodelado y ya sin problemas económicos, Zuazo comenzó a despegar deportivamente. Y la guinda al pastel para devolver a la entidad vasca a División de Honor fue un duelo fraticida ante el antiguo equipo de la cordobesa, Adesal Córdoba, que tras completar una temporada histórica, estuvo a tan solo una victoria de poder lograr un doble ascenso y plantarse en la máxima categoría del balonmano femenino desde División de Honor Plata.

“La verdad es que fue muy especial, pero no me gusta enfrentarme a mi exequipo. Cuando ves en frente a tus amigas de toda la vida, se te remueve algo por dentro. Es raro. Fue raro ver como las presentaban y yo no estaba en Adesal, que ha sido siempre mi casa. No me gusta porque, además, al final solo puede haber un ganador, y aunque obviamente yo tenía clara mi profesionalidad y que el objetivo era subir, para mí era como enfrentar a papá con mamá. Eran mis dos familias”, desarrolla al respecto. Así, lo cataloga de “muy raro, pero muy especial”, y se queda con que “fue bonito disfrutar con mis amigas, reírme en la pista con ellas, y además con un Adesal que había hecho un papel espectacular en la Fase”.

Adesal, de Oro

Así, cerrando ya la entrevista, Alba Sánchez ha destacado el espectacular trabajo realizado en esta campaña por las de Rafa Moreno y las suyas. “Creo que han hecho una temporada increíble. Fuera de la pista tienen un equipo maravilloso, que se lleva muy bien y se plantearon un objetivo, que era subir, y no había otro. Como hemos dicho antes”, apunta. Finalmente, lo lograron al completar un pleno de victorias histórico, y se ganaron a pulso su derecho de pelear por un doble ascenso al coronarse en la Fase de Campeonas como el mejor equipo de División de Honor Plata.

En la Fase de Ascenso de División de Honor Oro, donde competía Zuazo junto con otros dos equipos de División de Honor Oro, se coló un Adesal de División de Honor Plata que sorprendió a propios y extraños por su gran nivel. “Le plantaron cara a San José Obrero -CICAR Lanzarote Ciudad de Arrecife- que era uno de los favoritos, y contra Zonzamas ganan su partido”, rememora. Así, todo dependía de ese último gran duelo, entre Zuazo y Adesal. El vencedor ascendería a la máxima categoría, aunque las cordobesas dependían de otros resultados también.

Finalmente Zuazo acabó ganando aquel partido, pero Alba Sánchez se queda con que Adesal “demostró que tenía nivel, y que este año que entra en División de Honor Oro tienen nivel para luchar por todo”. “Se los dije. Creo que pusieron su nombre en División de Honor Oro antes de empezarla, porque todo el mundo pensaba que no tenían nivel solo por ser de División de Honor Plata, y con la actuación de Adesal se dieron cuenta de que no, de que Adesal iba a Oro, iba a pelearlo todo, y estoy super contenta por ellas porque a día de hoy sigo muy, muy, muy apegada a Adesal, y todas sus victorias son mías”.

Nuevas experiencias, pero siempre con Adesal en el horizonte

Ese sería el broche final de la etapa de Alba Sánchez en Zuazo. Cuestionada por los motivos de su adiós, la cordobesa remarca que “no es por Zuazo, sino porque vitalmente creo que llega ya un punto en el que también lo necesitaba, igual que lo necesité en Adesal”. Así, a pesar de que “siempre había tenido claro” que su sitio estaba en Zuazo, explica que “vitalmente necesitaba un cambio por mí misma. Necesitaba aire nuevo”. Por lo tanto, después de seis años en el equipo vasco, por primera vez sintió que “tenía que salir”, y así puso punto y final a su estancia en la entidad norteña.

Y es que ella misma reflexiona que “en el momento en el que sientes que tienes que salir, tienes que hacerle caso porque, si no le haces caso, lo último y lo que no me perdonaría, como me pasó en su día en Adesal, es volverme un lastre para el equipo, porque yo no esté motivada, porque no tenga la cabeza ahí, porque pase un mal momento o porque lo arrastre al balonmano. No me lo perdonaría nunca porque la gente no se lo merece, se merecen que estés comprometida con el proyecto”. Así, cuando sintió que se tenía que ir, tomó la decisión “personal y propia” de poner punto y final, cerrar una etapa y vivir algo nuevo.

Pero ese “algo nuevo”, por ahora, no pasa por Adesal Córdoba. Según sus propias palabras, no necesita un ascenso de las cordobesas a División de Honor, porque ella considera que nunca “se ha movido por categorías”. “No tengo problema con jugar en una categoría u otra porque creo que, por suerte o por desgracia, ya he tenido mucho balonmano”. Pero sí que se plantea un futuro en Adesal. “Me gustaría mucho terminar mi etapa deportiva en Córdoba, donde empezó todo, y terminar así el ciclo de balonmano”, explica. Sabe que, por cómo es, no se quedará anclada al balonmano y cuando “diga de dejarlo, lo voy a dejar”, pero considera que para ella “sería muy especial retirarme en la Fuensanta”, y hacerlo con muchas de sus amigas. “Me gustaría retirarme con mi gente, mis amigas y con mi entrenador de toda la vida, en la Fuensanta. Sería muy especial, la forma más bonita de dejar el balonmano”, añade.

Sin embargo, aún quedan varios años para que ese momento llegue y, por ahora, el futuro de Alba Sánchez trascurrirá lejos de Zuazo y de Adesal Córdoba, pero a buen seguro en División de Honor, puesto que su nivel y su cartel así lo acredita. Una deportista nata, con energía para dar y regalar, y siempre con una sonrisa con la que deja entrever que la diversión es el principal motor de su juego. Una de las mejores balonmanistas de Córdoba, y siempre con Adesal y la Fuensanta por bandera.

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