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Adiós a Santi Gisbert, un hombre del baloncesto

Santi Gisbert, durante un partido en Vista Alegre | VIVEELBASKET

Paco Merino

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El que fuera jugador, árbitro y entrenador en el antiguo Cajasur fallece a los 59 años | Conmoción en el deporte de la canasta

El baloncesto cordobés ha amanecido bajo el impacto emocional de un suceso inesperado y doloroso. Santi Gisbert ha fallecido a los 59 años de manera repentina tras detectársele un tumor que, en apenas unos días, ha terminado con su vida. El adiós de Gisbert, referente del deporte de la canasta en Córdoba y pieza clave en el Cajasur durante la edad de oro de este deporte en la ciudad, se suma a la pérdida en los últimos años de nombres capitales en este deporte como los de Rafael Rojano, Andrés López, Alfonso Guerrero o Abilio Antolín. Las reacciones de pesar se han sucedido en las últimas horas, tras confirmar la Federación Cordobesa el triste desenlace a través de sus redes sociales.

No hay labor relacionada con el baloncesto que Santiago Gisbert no haya desempeñado. Nacido en Córdoba el 15 de febrero de 1957, su trayectoria como jugador transcurrió en la cantera del Colegio Virgen del Carmen, donde permaneció hasta cumplir la edad cadete. Su etapa juvenil y júnior la cumplió en el San Fernando OJE, equipo filial del Córdoba OJE. En 1975, a los 18 años, decidió ingresar en el mundo del arbitraje, parcela en la que permaneció hasta l990. Estuvo ocho años en Segunda División y llegó a ser secretario del Colegio Provincial de Árbitros, durante la presidencia de Rafael Delgado.

Su llegada a un banquillo se produjo en La Carlota, en la temporada 91/92. En la Liga 92/93 consigue el ascenso con el Posadas desde la Provincial a la Primera Andaluza y se destapa como un técnico emergente. El Cajasur le ficha para que forme parte de su staff técnico, cuya jefatura estaba en manos de Abilio Antolín.

En el primer club de la ciudad tomó el mando de equipo sub 23, de la Liga Provincial, logrando hacerlo campeón y ascenderlo a Primera Andaluza. Era la temporada 93/94 y por entonces ya fue requerido para prestar servicios en la plantilla profesional. Era el momento en el que, tras la dimisión de Abilio Antolín, su sustituto, José Luis Vega, había sido expedientado. Estuvo nueve partidos en el banquillo y logró saldar la prueba de apagafuegos con notable solvencia. Esa etiqueta se la apropió por mérito para no perderla jamás. “Si la junta directiva entiende que debo ser el entrenador aceptaré encantado. Lo mismo que si piensa que debo ser el segundo entrenador, delegado o el que prepara los bocadillos”, declaró en una ocasión. Era el perfecto hombre de club.

Al comienzo de la temporada 94/95 volvió al conjunto nodriza, en la Primera Andaluza, logrando un cuarto puesto pese a que de nuevo los problemas en el primer equipo hicieron necesaria su presencia. Pero esta vez el asunto no se limitaba a cumplir el expediente de dirigir a un equipo que sólo deseaba terminar la campaña sin agobios. Le esperaba uno de los episodios más trascendentes de la historia moderna del club: el play off de descenso en la Liga EBA, una situación que recordaba a tiempos pasados y que invitaba a agoreros presagios. Por el banquillo habían pasado ya Juanjo González y Pedro Zorrozúa. Ninguno fue capaz de enderezar el rumbo de un equipo viciado y acomplejado.

En uno de los campeonatos más desgraciados de su vida, el Cajasur tenía que afrontar una serie por la permanencia al mejor de cinco partidos, con el factor cancha en contra, el base titular -Pedro Bello- lesionado y un adversario, el Marbella, que contaba en sus filas con el internacional lituano Valdemaras Homicius y un pabellón en el que sólo había perdido tres veces esa temporada. Era el gran reto para Santi Gisbert, para el club y para el deporte cordobés, que tenía a uno de sus máximos representantes al borde del abismo.

Las dificultades envalentonaron a los jugadores y el play off se resolvió de forma épica: con un triple del base Fernando París en el último segundo de la prórroga del primer partido (78-81). El Cajasur, pese a perder el segundo duelo, regresó a Córdoba con la eliminatoria equilibrada y en un Palacio de Deportes Vista Alegre con el graderío lleno obtuvo dos triunfos consecutivos que le daban la permanencia.

Santiago Gisbert se incorporó desde entonces al cuadro técnico del primer equipo, ejerciendo como segundo entrenador de Alberto Piñeiro en las temporada 95/96 (Liga EBA) y 96/97 (Liga Española de Baloncesto, LEB), y del estadounidense Francis William Lawlor en la 97/98 (Liga Española de Baloncesto, LEB). En el verano del 98, la directiva decide otorgarle el mando del primer equipo para la Liga 98/99 como máximo responsable técnico. Dirigió al equipo en la LEB Oro, logrando la permanencia. Tras la etapa de Rafa Sanz entre 1999 y 2001, Gisbert regresó para terminar viviendo el momento más duro en el club: el descenso en La Coruña tras el play off por la permanencia. Tras salir de la LEB Oro en 2002, Córdoba no ha vuelto a tener representación en una división profesional.

El último año que Santi Gisbert estuvo en activo fue durante la temporada 2007-08 en la que sustituyó a Nacho Criado en el Cajasur Córdoba en LEB Bronce al inicio de la segunda vuelta. En la campaña siguiente, tras la fusión entre el Salsas Musa Ciudad de Córdoba y el Cajasur, Santi Gisbert permaneció durante unos meses en la directiva hasta que decidió poner fin a una relación con el baloncesto que se prolongó a través de su hijo, Santi Gisbert Jr., que fue jugador del club.

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