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Yonka Zarco: “El criterio lúdico de la música está olvidado. Hay mucho postureo”

Yonka Zarco | MADERO CUBERO

Pilar Montero

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Guitarrista, músico, productor y compositor. Ha pateado durante años la escena musical cordobesa poniendo canciones. También puede presumir de haber formado parte de uno de los grupos de rock más representativos de la movida en Córdoba, Corazones Estrangulados, y de no haberse limitado a la música, pues publicó con Bandaàparte la novela Últimos días en el limbo, basada en los recuerdos de su infancia en Guipuzkoa.

Aunque, eso sí, la música ha sido siempre fundamental en la vida de Yonka Zarco. Aun compaginando su actividad con las ocupaciones más diversas, nunca se ha alejado de esa pasión inconformista que lo une a los acordes de una guitarra. Por ello, su último proyecto es consecuencia de una vida experimentada en la rasgadura de cuerdas y en cuerpo a cuerpo con la industria. Más seguro, con mayores ganas de disfrutar que nunca, sin pretensiones de ninguna clase, Zarco se ha unido a Joselu Cabezas y Paco Núñez para dar vida a Mteörik.

Su primer videoclip, Una Fiesta de Verdad, es una declaración de intenciones: psicodelia electrónica, desenfreno, texturas hedonistas, ritmos pegadizos y letras sencillas pero contundentes. Eso es Mteörik, y esa es la fórmula que les llevó, sin ni siquiera haber sacado un EP completo, al Festival B. Side de Murcia, y la que les llevará en marzo a escenarios de Madrid y también de Córdoba -el 13 de enero en Hangar-. Mientras tanto, en enero entran en el estudio a grabar un repertorio que un par de entendidos le han dicho que suena a krautrock o al sonido de sellos como DFA.

PREGUNTA. Con Corazones Estrangulados fuisteis profetas en vuestra tierra, tuvisteis mucho éxito en Córdoba, ¿Cómo surge ahora el proyecto de Mteörik?

RESPUESTA. Ya no soy un crío, tengo un recorrido, una edad. De pronto me ha entrado la necesidad de hacer una música que me divierta y que tenga ritmos que me hagan bailar y disfrutar. Ese criterio no lo tenía antes. La letra solía ser lo más importante para mí, al igual que la melodía. Ahora el proceso es distinto. Me importan también las letras, claro, pero me importan tanto el bombo o el bajo como la letra o la melodía. Les doy la misma importancia a todas las partes de una composición. Estoy buscando el sentido lúdico de la música.

P. Antes te importaba más el contar algo.

R. Efectivamente. En aquella época oscura había mucho postureo en ese sentido. La música tenía otras pretensiones. Ahora creo que debo adoptar la postura antipostura. Porque ya no hay tribus. Antes, quizá, tocabas para las tribus, pero todo se ha globalizado tanto que no podemos irnos a esa realidad. Ahora todo corre más y está más interconectado. Puedes hacer una canción, colgarla en internet y que te escuchen en Brasil. Estamos viviendo una revolución musical a todos los niveles y habrá que ver a dónde nos lleva.

P. Hablando de globalización, en esta nueva etapa habéis decidido hacer krautrock, ¿Cómo es que habéis tirado por una corriente de origen alemán en los 60?

R. Todas las corrientes tienen un origen, un desarrollo y una expansión. En nuestro caso, no hemos querido tirar por ahí conscientemente. Queríamos hacer música con ritmo, divertida y que hiciera bailar. Me he tirado años experimentado con ruidos, sonidos, sintetizadores y todo tipo de máquinas que nunca había usado. Enseñamos dos o tres canciones a algunos críticos musicales de Córdoba y ambos nos dijeron lo mismo, que habíamos hecho krautrock. Yo sabía lo que era esa corriente, pero no imaginaba ni de lejos que estuviéramos en esa onda. Es cierto que el krautrock viene de la experimentación alemana y del techno, pero ha derivado en algo mucho más genérico. No es más que guitarras, sintetizadores y caja de ritmos y eso es lo que hacemos nosotros.

P. Tenéis la proclama de disfrutar con la música y celebrar la alegría de vivir

R. Es que esa proclama es muy fácil decirla, pero luego hay que llevarla a cabo. Ni de coña es fácil producir el efecto del baile en el personal. Para que eso ocurra tiene que haber una empatía y una sincronización de ritmos entre el personal y el grupo, que es a lo que aspiramos. Yo creo que hemos adoptado el camino más complicado. Yo sé hacer canciones pop con pretensiones melódicas y pseudoliterarias, pero nunca tuve pretensiones de meterme en una discoteca para sonar. Para mí era un mundo extraño, ajeno. Ahora sí me gustaría que sonásemos en discotecas. Quiero reivindicar el espíritu lúdico de la música que estoy haciendo. Ahora necesito tocar canciones que me den vida y alegría. Esas son las canciones que vamos a interpretar.

P. ¿Todas las composiciones son tuyas?

R. Son ideas mías, pero muchas son compartidas con Joselu Cabezas y Francisco Núñez porque me aportan lo necesario para lograr esto que te comentaba. Con Paco Núñez llevo ya casi diez años. Hemos estado juntos en varias formaciones. A Joselu lo conozco de hace menos de un año, de estar con él en otra formación que no terminó de funcionar. Nos quedamos los tres y vimos que éramos pocos pero no necesitábamos a nadie más para hacer lo que teníamos pensado. Además, Paco es un maestro a la guitarra y canta estupendamente. Joselu es bueno en la batería, cantando y programando. Yo siempre he necesitado ayuda de voces porque la mía no tiene un registro muy amplio. Creo que entre tres vamos a ser más que capaces de llevar las canciones adelante, aunque siempre estamos abiertos a colaboraciones.

P. ¿Cuánto hay de rebeldía e inconformismo en Mteörik?

R. Si pretender ser músico en los tiempos que vivimos, en 2020, no te parece una osadía no sé ya qué pensar. La música es un mundo imposible. Lo normal al hacer una banda hoy en día es permanecer en el anonimato. Hay miles de ofertas, canciones y producciones. He tenido proyectos muy buenos que han pasado completamente desapercibidos y otros no tan buenos que han gustado. No creo que ninguno fuera tan bueno o tan malo. Es cuestión de la coyuntura del momento. Siempre he tenido una idea conceptual de la música y a veces la gente lo ha aceptado y otras no. Ahora he encontrado un momento para hacer algo que me gusta mucho. Ahí no hay engaño. Cuanto más te gusta lo que haces y más te lo curras, la gente se lo cree. Vengo a aportar un criterio lúdico de la música, que está muy olvidado. Hay mucho postureo y mucho existencialismo trasnochado. Estamos en tiempos de disfrutar con la música, no de adoptar una postura de sufrimiento o de qué duro soy. Son tiempos tan complicados para la música que son los tiempos perfectos para hacer lo que te dé la gana porque quizá esa es la única manera de poder llamar la atención.

P. Como lanzar un videoclip de repente y que éste se llame Una Fiesta de verdad.

R. Por ejemplo. Una fiesta de verdad es nuestra declaración de intenciones. Aunque el concepto musical no estaba del todo definido, las líneas generales están muy marcadas en esa canción, con los sintetizadores y el espíritu lúdico de la música. Por eso es nuestra canción bandera. Esa fue la primera canción más kraut de nuestra cosecha y a partir de ahí hemos querido transitar con el resto de canciones. Al final lo del krautrock es otra etiqueta y creo que en la música no debe haberlas. Ahora, es cierto que tenemos poco material publicado, pero no creo que haya muchos grupos que lleven esta línea que proponemos.

P. ¿Cómo lo asumió el público en el debut en el B-Side de Murcia?

R. Pues tuvimos un recibimiento estupendo. Nos dijeron que habíamos sonado de la hostia. Éramos teloneros pero tuvimos bastante éxito y creo que a partir de ahí el videoclip de Una fiesta de verdad empezó a generar más visitas. Nunca hubiéramos pensado que en unos pocos meses el videoclip iba a tener más de cinco mil visitas. Está teniendo su propio recorrido.

P. Después de tantos años en la música, ¿Cómo te sientes ahora?

R. Como un niño chico, volviendo a empezar. De hecho, todo ha cambiado tanto que ahora empiezas de nuevo en todos los sentidos. Antes me dedicaba a componer con mi guitarra, así de simple. Ahora utilizo sintetizadores, máquinas con ruidos… Intento buscar nuestro sonido transitando por caminos que no había recorrido antes. Creo que el uso de sintetizadores no está muy extendido por aquí. Últimamente me han dicho que estoy más creativo que nunca, con las ideas musicales más claras. No sé hasta qué punto será verdad, pero sí lo siento así. Me estoy divirtiendo dirigiendo las grabaciones, sin tener que discutir con nadie. Después de haber tenido muchas diferencias con muchos productores, esto te quita la espinita. No tengo que convencer a nadie de lo que estoy haciendo porque tengo un control total sobre el proyecto que antes no tenía.

P. Te sientes reflejado en algún proyecto actual. Algunos artistas están integrando sintetizadores y espíritu fiestero a sus proyectos, como pueden ser Sidonie o incluso Bunbury.

R. La verdad es que tengo poca predilección ahora mismo por los artistas españoles. No hay muchos grupos en España que estén haciendo el sonido que estoy buscando en realidad. Aquí hay mucho pop, rock, mucho indie. Yo aspiro a tener una banda de electrónica minimal con mucho feeling y mucho sentimiento, como The Place. Soy de los que piensa que menos es más. Creo que no es tiempo de punteos o solos, sino de texturas y ambientes, de sugerir y evocar.

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