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Vicente Amigo se entregó al público madrileño

Vicente Amigo, en Madrid | JUANLU VELA

Redacción Cordópolis

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Un Teatro de La Zarzuela a rebosar aclamó anoche al guitarrista en la presentación de Tierra en la capital española

Un Teatro de La Zarzuela a rebosar aclamó anoche al guitarrista en la presentación de Tierra en la capital española

El público madrileño tuvo que esperar varios años para poder ver de nuevo a Vicente Amigo sobre un escenario. Fue anoche, en un abarrotado Teatro de La Zarzuela, muy similar en estructura y dimensiones al Gran Teatro cordobés. Salió el maestro solo, abrazado a su guitarra para abrir la noche por fandangos y levantar la primera ovación de la noche. “Hacía mucho tiempo que no tocaba en la capital, es muy emocionante poder templar nuestras almas con ustedes”, decía en la primera ocasión que tuvo para dirigirse al público. “Con la que está cayendo ahí fuera, el que ustedes estén aquí, afianza todavía más el compromiso por mi parte”, remarcó en referencia a la difícil situación económica que vive nuestro país. Y ese compromiso se vio sobradamente cumplido. 

Tras la introducción en solitario, salió a escena parte del grupo para protagonizar los minutos más flamencos de la noche. Con Añil Fernández a la segunda guitarra y Rafael de Utrera al cante, un cantaor con un don vocal tan soberbio que le permitió girar por medio mundo con Paco de Lucía antes de cumplir los treinta. Se arrancaron con los Tangos del Arco Bajo para levantar los primeros olés del tendido, rendido a los pies del maestro sevillano-cordobés. 

Pero sobre el escenario había otra estrella que brillaba con luz propia. Paquito González se ha consagrado como uno de los percusionistas más solicitados del panorama flamenco actual y tras debutar con Manolo Sanlúcar, su cajón ha compartido escenario con maestros como Miguel Poveda, Joaquín Grilo y, especialmente, Vicente Amigo con quien ayer demostró tener una sinergia y una compenetración inigualable. 

Con el bajista Ewen Vernal ya en escena, Vicente marcó los primeros acordes de Autorretrato, de su disco Paso de Gracia. Las bulerías sirvieron para dejar claro una vez más por qué Rafael de Utrera acompaña al que podría considerarse hoy como el mejor guitarrista flamenco del mundo. Su voz tenue y acompasada, junto al bajo eléctrico de Vernal, hizo saltar las lágrimas a algunas personas de las que me circundaban. Cuando alguien sabe llegar tan dentro, lo mejor es dejarse llevar. La paz que despiertan los acordes y rasgueos de Vicente son, hasta el momento, inigualables.  

Tras esta brillante interpretación, aparecieron en escena los dos músicos que junto a Guy Fletcher, ex teclista de Dire Straits, dieron vida a Tierra, el disco que anoche presentaba Amigo sobre las tablas de La Zarzuela. Mike McGoldrick a la flauta y John McCusker al violín supieron acercar a la noche madrileña los toques celtas que han distinguido a este último trabajo del guitarrista. “Me presentaron a Fletcher  y lo que en un principio era una idea para hacer un tema con ellos se convirtió en un objetivo principal: mezclarme con esos músicos. Pedí que se les diera total libertad a la hora de expresarse y abrazarnos musicalmente”, explicaba Vicente Amigo cuando presentó este disco. El resultado es novedoso y atrevido: una mezcla que conecta músicas con raíces distintas, pero que se complementan. A la guitarra con tintes flamencos, le acompañan otros instrumentos que le añaden un sobresaliente aroma celta. 

Para empezar tocaron el Prólogo y Estación de Primavera, uno de los temas más internacionales de esta etapa musical de Vicente. Y tras esto llegó uno de los más esperados de la noche, Tierra, el tema que da nombre al disco y uno de los más arriesgados de este trabajo, donde la música celta se abre camino pero sin que se pierda la hondura flamenca, manteniendo la inspiración sureña envuelta en el sonido irlandés de la flauta de McGoldrick y el violín de McCusker. 

Con el público entregado, Vicente presentó al grupo y recordó a Paco. “Esta vuelta a Madrid es un homenaje a Paco de Lucía, que es el héroe de todos”, afirmó. Y sonó un bolero, dulcemente acompañado al bajo eléctrico de Vernal y a la percusión de su amigo Paquito. El Bolero del Amigo parecía llegar en claro homenaje al maestro tristemente desaparecido. ¿Un flamenco tocando un bolero? Vicente demuestra que es capaz de hacerlo, es más, parece que toda la vida se ha dedicado a ello. Se integra en los esquemas rítmicos y armónicos de este estilo musical con bastante rigurosidad, pero de fondo siempre su toque flamenco que da un aire muy especial al tema. Emotivo. Como decía un buen amigo, su música reconcilia con la vida. Y anoche realmente lo consiguió. 

Y tras esta sonó Campos de San Gregorio donde una vez más Vicente demostró la variedad de sus progresiones armónicas y sus finales de frase tan flamencos y marcados. Con la flauta y el violín haciendo el resto, los que tuvimos la suerte de presenciar el concierto volvimos a volar entre dos estilos tan distantes, pero tan hermanos gracias a la nueva creación del maestro. Tras este tema, el grupo abandonó el escenario y Vicente se quedó solo para dejar claro por qué algunos críticos lo identifican ya como el más legítimo heredero de Paco de Lucía. La guitarra sigue estando en un momento maravilloso y Amigo demostró que todavía tiene mucho que decir. 

Volvió el elenco a escena con Río de la Seda, para abrazar de nuevo al bolero, esta vez al Bolero de los Padres. Y es que, a veces, romper con la ortodoxia flamenca sirve para explorar nuevos mundos y engrandar todavía más este apasionante género. Lo demostró Paco y hoy lo sigue demostrando Vicente. No hay que ponerse barreras a la hora de crear. Con el público en pie, el maestro anunció el fin de noche arrancándose por bulerías. Sonó Azules y Corinto y una vez más se pudo ver que con Paquillo y Rafael de Utrera hay una conexión mágica. La paz y la serenidad que Vicente Amigo y Tierra habían dejado en nuestras almas impulsaron al público de sus butacas que estuvo varios minutos aplaudiendo y aclamando al guitarrista. 

Tuvieron que volver a las tablas. Y se escuchó “Roma”… y qué decir. Su sonido envolvente, potente y omnipresente puso el broche de oro a una noche inolvidable. Solo nos queda esperar que Vicente no tarde tanto en dejarse ver de nuevo por la capital. 

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