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Superhéroe de pueblo

Kiko Veneno echándose un cantecito anoche en Posadas| AAA

Marta Jiménez

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Kiko Veneno reivindica la “cultura en los pueblos pequeños” en el III Tapeo de Cultura Contemporánea Andaluza de Posadas donde recogió la Tapa de Andalucía Música 2014| Para celebrarlo el músico ofreció un concierto con el que inoculó su veneno desde sus principios hasta sus últimas canciones

“Buenas noches, Posadas, vamos a hacer un poquito de rumba y de rock'n'roll”. Esa fue la contraseña de Kiko para comenzar a inocular su veneno anoche en el Cine-teatro Manuel Rumí de la villa cordobesa. Ocurrió justo después de recibir, de manos de la concejala de Cultura, la Tapa de Andalucía en Música 2014, dentro del III Tapeo Cultural de Posadas, “por la frescura de sus letras, sus referencias directas a nuestra tierra y por engrandecer el lenguaje popular andaluz, sumado a su fórmula de expresividad musical tan única y reconocible”.

Una hora antes en la Casa de la Cultura, con un botellín de cerveza artesanal malena en mano, el músico catalán-andaluz charló con su público y aprovechó para reivindicar la cultura “en los pueblos pequeños”. También se refirió a su particular concepto de la cultura andaluza, que pasa por todo “por la agricultura, la naturaleza y el modo de hacer las cosas de la gente mayor”. Preguntado por sus cantes en andaluz y por lo poco que ha explotado nuestro acento el pop y el rock, el músico, lleno de humildad, confesó creer no haber aportado nada en este sentido, “porque esta música es muy reciente y nuestra lengua y acento ya estaban en los romances desde hace siglos”. Aunque sí opinó que la economía de nuestra forma de hablar “hace sabio nuestro lenguaje”.

Sobre el escenario, acompañado por guitarra, bajo y batería, más contrabajo y violín en algunos temas, con su privilegiada cabeza nevada y ese nuevo bigote de abuelo hipster que luce, Veneno nos llevó tanto por el camino de sus comienzos como por el de la inagotable frescura de sus últimas canciones. Arte. Esa es la palabra que mejor sintetiza, con todas las profundas connotaciones que esta tierra le otorga al término, la atmósfera del teatro maleno durante las dos horas del concierto.

Arte en la introducción del primer tema, Lo que me importa eres tú; arte quedándose con el personal entre canción y canción; arte dylaniano en Memphis Blues; venenoso en Los delincuentes, con una llamada al anarquismo, o en Los managers; arte contemporáneo en La vida es dulce y Sensación térmica, ambas de su último disco producido por el modernísimo Raül Fernández Refree.

En este disco se encuentra el retrato más áspero y cabreado de la situación que padece este país, Mala suerte, una montaña rusa musical llena de calamidades que Kiko estuvo a punto de no cantar porque había “comprado un décimo en Posadas”. Otra cumbre de la noche fue Palabras para Julia, una versión del tema de Paco Ibáñez basado en el perdurable poema que José Agustín Goytisolo dedicó a su hija. “Veneno que tu tomaras, Veneno tomaba yo” fue coreado en la recta final, más la voz de oro de Joselito o ese retrato de vida llamado Me siento en la cama.

Y una rumba para decir amén. Y no cualquier rumba: Volando voy. Otra muesca de la grandeza de Kiko Veneno que puso su sello en La leyenda del tiempo de Camarón, por mucho que los desmemoriados selectivos insistan en recordarlo solo como el Frankenstein en La Bola de cristal. El caso es que tanto unos como otros seguimos entreteniéndonos por el camino de coplas con emoción que ha trazado este músico tan necesario.

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