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REPORTAJE

El primer póker de ganadores del Concurso Nacional de Arte Flamenco pide paso

Ganadores del CNAF 2025

Juan Velasco

20 de noviembre de 2025 20:04 h

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Cuatro teléfonos sonando al alba, cada uno de ellos en una punta del país. Cuatro alegrías antes del café. Cuatro flamencos jóvenes asimilando un título nacional antes de poder digerir casi el primer bocado del día. Cuatro artistas. Cuatro eran este año en el que, en su 24 edición, el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba abrió una categoría nueva y reclamada.

Así, este jueves se ha dado un hecho inédito: un póker de ganadores jóvenes, solventes y rotundos que llegan no solo para recoger un premio, sino para reclamar un espacio propio dentro del mapa actual del flamenco. Instrumentos, cante, guitarra y baile —las cuatro vértebras del certamen desde ahora— han encontrado este año voces nuevas con un discurso claro y una relación íntima con el arte jondo, cada una desde su propio vértice.

Juanfe Pérez, Sara Dénez, Ángel Flores y Cristina Soler representan trayectorias distintas que coinciden en un mismo punto: el de un relevo generacional que no se impone por ruptura, sino por vínculo a la raíz, por convicción y por una forma de entender el oficio que hoy está más pendiente de brillar en las redes y algoritmos que ante el jurado de los concursos, por muy prestigioso que éste sea. Sus testimonios, recogidos horas después de conocer el fallo, dibujan el retrato coral de una edición que, por novedosa, ya ha hecho historia.

Sara Denez

Sara Dénez: “Lo he estudiado todo desde las antologías del cante flamenco”

“Hace meses había presentado una rumba, una canción nueva, y sentí que no había pasado nada. Aquello me llevó a pensar y reflexionar hacia dónde quería ir”, recuerda Sara Dénez. Ella, que lleva 25 años cantando flamenco en los conservatorios, pero que también ha prestado su voz a guitarristas como Manolo Sanlúcar o cantaores como Miguel Poveda, llevaba tiempo sintiendo que estaba impulsando una “música vinculada al flamenco, pero no en el flamenco”. Este jueves, todo se ha puesto en su sitio.

“He dado más vueltas esta mañana en mi casa que cuando hice el año pasado el Camino de Santiago”, decía rotuna esta joven pero veterana cantaora de Cañete de las Torres, que ha reconocido que se planteó optar al Nacional como primera parada de otro camino de vuelta al flamenco. Ese regreso lo emprendió junto al guitarrista José Tomás. La idea inicial —interpretar por cantiñas y acompañarse ella misma— evolucionó.

“Cuando el trabajo se hace entre dos personas, el resultado cambia”, explicaba Dénez, probablemente la gran sorpresa de esta edición. Juntos acabaron configurando un programa con soleá de Córdoba, malagueña -autoacompañada por ella misma a la guitarra- y una serrana que, al principio, parecía un obstáculo por el tono. “Se nos quedó la serrana porque era aguda para mí y la guitarra tenía que transportar sí o sí. Buscándole su sitio, al final fue un palo que nos sorprendió”.

Para prepararlo todo se sumergió en las grandes fuentes: “Siempre hay que escuchar las enciclopedias y antologías del cante flamenco. Lo he estudiado todo desde ahí para ir a un nacional”. Y el trabajo dio fruto. Tras el premio, apenas ha tenido tiempo de asimilarlo. “Llevo una hora intentando vestirme”, contaba entre risas. Pero tiene claro el siguiente paso en el camino: “Plantear un disco de flamenco puro, que siempre quise hacerlo y nunca lo hice. Y sobre todo no dejar de estudiar, no dejar de estudiar y no dejar de estudiar”.

Angel Flores

Ángel Flores: “Esto era y es un sueño para mí”

La llamada llegó cinco minutos antes de que comenzara la emisión en directo al móvil de Ángel Flores, un tocaor que tiene a tiro presentar, en los próximos meses, el nuevo disco de toda una leyenda como Mayte Martín. “Cuando he visto ‘Lola del concurso’ en el móvil no me quería ni acercar. Me daba la sensación de que era para comunicármelo”, cuenta Ángel, aún incrédulo.

Ganar este premio era un sueño, pero hacerlo por unanimidad del jurado y, además, tras seis años con el premio de guitarra desierto, tiene otro peso. Él mismo reconoce el vértigo del desafío. “En guitarra este concurso da fobia. Tienes que defender todas las disciplinas: solista, acompañamiento al cante y al baile. Son mundos distintos y cada guitarrista tiene sus facilidades”. Por eso, dice, el premio “es doblemente satisfactorio”.

Curiosamente, no hubo una preparación específica. “Yo este concurso lo tengo idealizado desde que llegué a Córdoba hace nueve años. Siempre pensé que me presentaría cuando me sintiera preparado. Y ha sido este año”. Seguía estudiando y trabajando mucho, y esa naturalidad ha sido su fuerza: “He ido con lo puesto, de manera espontánea”.

Aunque es madrileño (de Torrejón de Ardoz), Córdoba es una ciudad que le marcó. “Esa magia no la siento en ningún sitio. Pasear por las calles del conservatorio, por la Mezquita… me trae recuerdos preciosos”. Ahora su nombre se suma a la lista de grandes guitarristas premiados en el certamen, algo que no termina de creerse.

Sobre el futuro, mantiene el equilibrio entre la ambición y el presente: “Tengo en mente grabar un disco, sí. Pero no quiero dejar el acompañamiento: me encanta el tablao, el baile, el cante. Y tengo la suerte de trabajar con artistas de primera”. Eso sí, sabe que el galardón le abre una puerta: actuar como solista en el Festival de la Guitarra. “Aumentar el tiempo que dedique a mi música es algo que me gustaría”.

Cristina Soler

Cristina Soler: “He tenido la suerte de llevar a la gente que yo quería que me acompañara”

La granadina Cristina Soler recibió la noticia temprano, casi como un “levántate y baila” ese cuerpo, aún cansado -ella actuó este miércoles por la tarde en la final-. Fue también la última en hablar con este periódico, casi al filo del mediodía. Todavía estaba muy emocionada, asimilándolo. Sin haber leído siquiera la letra pequeña de un concurso que comenzó a prepararse mucho antes de que se publicaran las bases: “Como el Nacional es cada tres años, desde principio de año lo tenía en mente. Cuando salió la convocatoria lo tuve claro”.

El siguiente paso fue montar el equipo y seleccionar los palos. “He tenido la suerte de llevar a la gente que yo quería. Meterse en el estudio con Juan Campallo -pareja artística de Mercedes de Córdoba- ha sido un placer. Ha sido un proceso de compartir”. También quiso sumar miradas externas: “En la seguiriya y la guajira me apetecía que un par de compañeras tomaran partido -La Piñona y Águeda Saavedra-. Me han ayudado muchísimo”.

El baile tiene exigencias añadidas y Cristina lo sabe. Sin embargo, su preparación no se centró en aumentar el entrenamiento físico, sino en algo más difícil: dejar hueco. “Más que preparación física ha sido descanso. Quité trabajo para poder estudiar de verdad. A veces, cuando estás saturado, no rindes”. La coreografía, otro de los pilares del concurso, es un terreno que conoce: “He montado cosas para otras personas y doy clases. Al final siempre estamos en contacto con nuestro baile y sabes lo que te funciona”. Pero esta vez también quiso abrir puertas a otras visiones.

Al premio se suma la posibilidad de actuar en la Noche Blanca del Flamenco el año que viene, algo que conoció casi en directo durante la entrevista. “¿En serio? Pues ya sabes tú más que yo. Qué guay”, fue su reacción. Otra puerta que se abre en un año que ya marca un antes y un después.

El bajista Juanfe Pérez

Juanfe Pérez: “Era hora de que no nos consideraran otras aves: somos flamencos”

La mañana en que el músico y compositor onubense Juanfe Pérez escuchó su nombre como ganador del Concurso Nacional de Arte Flamenco fue, según dice, “un dulce despertar”. El artista, un virtuoso y curioso creador que estudió en el Conservatorio de Córdoba junto a un buen número de artistas que hoy están brillando, contaba a este periódico, casi entre bostezos, que se tomaba la noticia como un doble impulso: el del reconocimiento y el del desahogo.

“Mira, ha sido una alegría, un trago importante, pero es que, lo más bonito ha sido poderlo haber pasado frente a mi amigo Alfonso (Aroca) y (Francisco) el Roca, que son dos pedazos de músicos a los que quiero y admiro. Podríamos haber ganado cualquiera”.

Pero si algo domina en su discurso es la convicción de que el flamenco actual tiene más cuerpos sonoros que la guitarra y la voz. “Lo que más me alegra es que por fin se abra a nuevos instrumentos. Que nos dejen de considerar otras aves y nos consideren flamencos. Ya está bien, era hora de que no nos consideren intrusos”.

La preparación, confiesa, fue corta y emocionalmente intensa. “No tenía muchas ganas, pero ha sido todo facilidades porque el proceso ha sido muy incentivador. La final ha sido distinta. Pero, en tres días me puse a estudiar y es en ese momento cuando te atacan los nervios. La exposición del concurso pesa”.

La clave llegó al pisar el escenario: “Pensé que era un concierto, que es un hábitat que me resulta mucho más amable. Y ahí cambió todo”. Pérez, que acabó nominado al Latin Grammy por su primer disco Prohibido el toque, ha recibido el premio mientras ultima su segundo lanzamiento en solitario. “Ojalá este premio sirva para seguir tocando y llevando mi música, y esta música, por los escenarios”, concluía.

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