Así luce el 'caldarium' de las termas de Torreparedones con una de las fuentes mejor conservadas de la Península
Los trabajos de restauración del caldarium del yacimiento arqueológico de Torreparedones, en Baena (Córdoba), acaban de finalizar y no son pocos los que ya se han interesado en cuándo podrá visitarse. La colocación del labrum de estas termas orientales, también denominadas de la Salud, ha sido el punto y final de esta fase de la restauración ya que ahora quedan los trabajos de protección y acceso. Las termas romanas eran baños públicos con estancias reservadas para actividades gimnásticas y lúdicas. También eran considerados lugares de reunión y a ellos acudía la gente que no podía permitirse tener uno en su casa, como los plebeyos o los esclavos. El uso de estas construcciones se generalizó en el mundo romano a partir del siglo I a. C., cuando se descubrió un sistema que permitía calentar y distribuir el aire caliente gracias al ingeniero Cayo Sergio Orata.
Tal y como explica a CORDÓPOLIS el arqueólogo municipal José Antonio Morena, el labrum estaba caído de su pedestal y su elevado peso imposibilitó que fuera colocado durante los trabajos de restauración. Una vez acabados, sí ha sido colocado. No obstante, solo se ha podido recuperar un tercio de la taza, siendo una de las pocas fuentes in situ conservadas en termas en la Península Ibérica. Además del caldarium, en las termas de Torreparedones se han localizado los siguientes espacios: vestíbulo, apodyterium (vestuario), frigidarium (ala destinada a los baños de agua fría) y tepidarium (habitación de temperatura tibia que preparaba al bañista para la de agua caliente).
El basamento se compone de dos partes circulares: una inferior que quedaba en el hypocaustum (suelo radiante), realizada a base de ladrillos rectangulares a los que se adosan pilas de ladrillos semicirculares, y una superior de mampostería, forrada con placas de mármol hoy perdidas por el saqueo posterior. Este labrum es parecido al de las termas del foro de Pompeya y a los de Empuries y del campamento de la Legio VII Gemina en León.
La fuente mide unos dos metros de diámetro y 27cm de espesor y está realizada en caliza marmórea. En su interior se aprecian numerosas erosiones debido a la cal que tenía el agua. No tenía orificio central para el surtidor de agua fría, por lo que debía estar ubicado en la pared del ábside. Los trozos que faltan, apuntan desde el yacimiento, podrían haber sido expoliados ya que a través de ellos se podían extraer las letras metálicas que, colocadas en el borde, recordarían el nombre de quien costeó la fuente y la cantidad de dinero que destinó.
Esta fuente de agua fría era fundamental para que los bañistas pudieran refrescarse a menudo y evitar deshidratarse debido a las altas temperaturas que alcanzaba el caldarium. Por la misma razón, calzaban zapatos de madera para no quemarse la planta de los pies.
Como otras restauraciones de Torreparedones, la expectación es máxima para visitar el caldarium, momento para el que todavía hay que esperar. Según explica Morena, aún están pendientes los trabajos de construcción de una cubierta para proteger los restos, así como la instalación de una pasarela para el paso de turistas, evitando así que transiten por los pavimientos originales. Recientemente, el Ayuntamiento de Baena ha recibido una ayuda de la Unión Europea, con cargo al Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía para dicha cubierta que evitará el deterioro de las termas por la acción de la lluvia.
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