Llum Barrera: “En el teatro, la mentira es más difícil de esconder”
Teatro, comedia y una carrera de fondo. La actriz Llum Barrera actua este viernes en Córdoba con la obra La Ternura. La Reina Esmeralda se subirá a las tablas del Teatro Góngora para llevar a cabo su “plan” en una comedia romántica que pretende hacer reir y emocionar al espectador, escrita y dirigida por Alfredo Sanzol.
Días antes de vivir este espectáculo en la ciudad, la actriz Llum Barrera ha concedido una entrevista a Cordópolis donde ha compartido sus sensaciones, además de sus inicios en el mundo actoral mientras que ejercía la profesión de periodista.
PREGUNTA (P). La Ternura es una obra que lleva ya varias temporadas haciendo gira, ¿no?
RESPUESTA (R). Bueno se estrenó en 2017 y creo que hicieron gira. En 2019, volvieron a hacer temporada en Madrid. Allí fue donde entré yo para hacer una sustitución de tres semanas de la reina que hacía Elena González. Luego, los demás actores siguieron haciendo temporadas en Madrid. La gira gorda creo que la hicieron al poco de estrenarse, lo que pasa es que luego se ha ido reponiendo temporada tras temporada en el Teatro Infanta Isabel de Madrid y este año parece ser que el domingo fue la última y quieren volver a hacer un poco de gira. Hay mucha gente de fuera de Madrid que no la vio en su momento y es una obra que tiene tantísimo éxito que merece la pena moverla y acercarla a todas las ciudades de España.
P. ¿Y qué crees que tiene esta obra para ser como dices, tan querida y aclamada?
R. Creo que es un texto maravilloso de Alfredo Sanzol. Es una obra que nació de un taller con los seis actores iniciales, como de seis meses. Estuvieron trabajando sobre improvisaciones de Shakespeare. La gente escucha el texto y cree que es Shakespeare hasta que de repente oye una expresión contemporánea y dice “uy, esto no”. Básicamente, es una comedia buenísima con un ritmo estupendo. Es muy graciosa a la vez y tiene momentos muy emotivos en los que la gente también está viendo una comedia romántica. Se habla mucho de la ternura como algo que necesitamos un poco para vivir, para nuestra alma, venga de donde venga. El amor y la ternura son sentimientos que nos hacen vivir un poco más confortables de corazón. Y es lo bonito, que te ríes pero también te emocionas. La gente sale de la obra harta de reír y súper contenta.
P. ¿Cómo es tu personaje, Reina Esmeralda y cómo describirías la relación con “tus hijas” dentro y fuera del escenario?
R. La Reina es la que lo lía todo porque tiene un plan: evitar a toda costa que sus hijas conozcan varón. Para ella, el hombre ha tenido la culpa en su vida de muchas cosas. No le falta razón en según qué cosas, porque en el siglo XVI, en la época donde está ambientada la obra, la mujer no tenía ni voz ni voto. Si ahora nos quejamos, imagínate entonces. Está harta de ser mujer florero y decide llevarse a sus hijas a una isla desierta donde no conozcan varón. Los planes le salen bastante mal, pero bien al final (dice entre risas). Le sale mal su plan de manipularlo todo porque al final la gente busca lo que busca.
Es un personaje muy divertido porque es medio hechicera y siempre tiene un plan. Lo divertido es ver cómo se le trunca a las dos escenas. En este caso, venimos el elenco que ha estado haciendo la temporada en Madrid en estos últimos meses. La relación es estupenda. Una de las cosas maravillosas que tiene este montaje, aparte del texto, la dirección y lo que disfrutamos haciéndolo, es el elenco. Somos todos actores y actrices buenos y normalitos (dice entre risas). No hay ningún ego que se quiera llevar el gato al agua y eso permite que nos lo pasemos muy bien, nos compenetramos muy bien y que en escena sea una gozada porque nos divertimos muchísimo. Es agotadora porque es una obra de mucha exigencia vocal, física, de memoria… El texto es complicado, pero lo compensa todo el disfrute y las risas que nos echamos con los compañeros.
La gente no ve el trabajo que te lleva coger el tempo para una buena comedia
P. ¿Qué es lo más difícil de actuar en el teatro a diferencia de la televisión?
R. Bueno, en el teatro es verdad que la mentira es más difícil de esconder. En televisión, todo es mentira y va una toma que dura lo que dura y luego ya está. En cambio, aquí la tienes que mantener. Tienes que mantener la historia, el estado del personaje o todos los estados por los que va pasando durante todo el rato que dura el espectáculo. Además, tienes un público que te está viendo y que te está juzgando. Por otro lado, tus compañeros dependen de que les des bien el pie. Con todo esto te quiero decir que la concentración es máxima. Entras y tienes que estar al cien por cien de principio a fin. No digo que en la tele o en el cine no sea así, pero tienes más oportunidad de respiro porque las tomas duran lo que duran, siempre se corta y se puede repetir. Aquí no se puede repetir nada. Aquí, si empiezas con mal pie la función ,tienes que intentar remediarlo porque ya ha empezado. El tren ya va y no se puede parar. Eso es, a la vez, lo que más miedo te da, pero es un miedo con gusto, que es lo que te hace subirte a un escenario. Si no soportas esa tensión, evidentemente no puedes hacer teatro, pero es lo bueno que tiene, esa tensión que te genera y la reacción del público es muy placentera, muy gratificante.
P. ¿Cómo sueles preparar los personajes?
R. Básicamente lo que hago es leer bien el texto. Entender el personaje y lo que está pidiendo el autor o autora en el texto. En este caso, documentarme un poco sobre la época que habla. Por lo demás, no soy de inventar muchas cosas ni de complicarme mucho la vida. Si está todo puesto ahí, pues con ello y las directrices del director, ya tiras para delante. No hay más cosa que trabajarlo, sobre todo en época de ensayos. Trabajar bien el texto y darle los matices. Luego, disfrutarlo y hacerlo crecer.
P. Durante toda tu carrera te han podido ver dando vida a personajes tanto cómicos como dramáticos. ¿Dónde se siente más cómoda Llum?
R. Trabajando donde me paguen me siento comodísima (ríe de nuevo). A mí me gusta mucho mi trabajo, muchísimo. Disfruto mucho metiéndome en personajes, disfruto mucho yendo al teatro a ver a compañeros y compañeras. Me da igual que sea comedia o drama mientras sea un buen personaje, me parece estupendo. Sea principal, sea secundario, disfruto muchísimo. Tengo mucha suerte en eso, osea que no tengo preferencias.
P. A raíz de lo que estás comentando sobre el trabajo del actor, ¿qué crees que es lo más desconocido?
R. Pues creo que la gente, en esto de drama y comedia que comentas, está muy equivocada. Piensan que lo que realmente lleva trabajo es hacer un personaje dramático y, en cambio, hacer un personaje cómico, no. Piensan que te sale porque tú ya eres graciosa. Por eso creo que la comedia está tan denostada en este país -bueno en este y en casi todos-. Los premios casi nunca son a comedia, excepto los Emmys que son directamente premios de televisión y todo tipo de series. La mayoría de premios casi siempre se lo llevan los dramas y las comedias. Eso la gente no lo ve. La gente no ve el trabajo que te lleva coger el tempo para una buena comedia, prepararte igualmente un personaje.
El periodismo no lo acabo de dejar nunca, pero reconozco que soy mucho más feliz siendo actriz que periodista
El personaje que a ti te hace reír, para mí es un drama. Entonces eso es un trabajazo que pocas veces se ve y es un poco injusto. Es verdad que nuestro trabajo tiene esa cosa como glamuroso que parece que todo nos lo dan hecho y vivimos entre algodones y no, no. Pasamos muchas épocas sin trabajar o sin que se nos vea porque estamos trabajando recluidos. Estamos trabajando un personaje, una función o una ficción. Hay mucho trabajo detrás que no se ve. Y claro, ante ello, puede gustar o no, y esta es la desazón, que hay veces que dices: “Joder con lo que me he currado este personaje y no ha gustado una mierda, qué pena” (la entrevistada suelta una pequeña carcajada). Pero bueno, en eso consiste nuestro trabajo.
P. Bueno, vamos a hablar un poco de tu pasado y de cómo pasaste de ser periodista a actriz
R. Pues porque acabé periodismo y me quería matricular en la escuela de teatro para estudiar. Yo ya estaba trabajando de periodista desde tercero de carrera -en mi época eran cinco años-. Y, claro, me tocó la sección de espectáculos y cada vez que entrevistaba a alguien de televisión y teatro se me llevaban los demonios de la envidia que me daba. A mí siempre me había gustado desde pequeña, pero no lo veía como una profesión seria. Ahora están súper reglados y reconocidos todos los estudios de interpretación, pero entonces no era así. Me quise apuntar a clases de voz porque me gustaba mucho la radio y mis propios compañeros de sección del periódico me animaron a que hiciera las pruebas de interpretación. Y así cambió el rumbo de mi vida. Estuve compaginando periodismo e interpretación un par de años. Luego me centré en interpretación, acabé los estudios y después ya sálvese quien pueda. El periodismo no lo acabo de dejar nunca porque sigo haciendo colaboraciones en radio y tal porque me sigue gustando mucho seguir la actualidad y todo eso, pero reconozco que soy mucho más feliz siendo actriz que periodista.
P. ¿Qué le dirías a aquellos actores que están empezando, como los animarías?
R. Bueno, lo que les digo siempre cuando me preguntan o cuando voy a alguna charla es que no se crean que todo es fácil como les pasa a alguna gente joven que llega y triunfa. Normalmente, es una serie la que te hace triunfar y te pone ahí y de repente empalmas una con otra. Esto es una carrera de fondo y, de verdad, no es una frase hecha, es que es de verdad. Yo llevo 30 años trabajando y todavía me tengo que pelear por personajes que sé que se van a hacer y me interesan. Me tengo que esforzar por prepararme cosas distintas que no he hecho nunca para estar a la altura. Tienes que estar siempre preparándote. Cuando empiezas, todavía más. Es verdad que el dinero nos falta muchas veces para dar cursos y tal. Yo recuerdo que no tenía un duro y me inventaba cosas. Me escribía monologuitos o textos para interpretar yo sola o grabarme cuando iba en el metro. Miraba a la gente y me inspiraban muchos personajes.
Siempre hay que buscar la fuente de conocimiento donde sea y la realidad es una fuente de personajes increíbles. De todo se puede aprender. Yo creo que la actitud de aprendizaje es lo más importante en esta profesión. La actitud, las ganas de aprender, avanzar, mejorar… Por supuesto, el caer y levantarte. Cada casting es un examen y tienes que estar dispuesto a que tu ego se vea maltrecho cada semana si con suerte tienes un casting cada semana. Pero, sobre todo, es prepararse mucho, leer mucho, observar mucho y si puedes ver mucho teatro, también, que es importante nutrirse de buenas interpretaciones de teatro, de cine, de televisión de cosas que te puedan ayudar a acabarte de formar.
P. Ahora que estás hablando de la preparación, ¿ha habido alguna vez que te hayas preparado un personaje y que no haya sido recibido como te esperabas? ¿Cómo se gestiona eso?
R. Bueno, pues te lo tragas, no te queda más remedio. Lo que decide el público tú no lo puedes controlar. Hay veces que preparas un personaje que crees que va a gustar muchísimo y de repente dices “pues no ha gustado tanto como yo creía”. Y, en cambio, otros que dices “este va a pasar sin pena ni gloria porque salgo muy poco” y de repente te destacan en todas las críticas. Y no entiendes muy bien cómo va. Es que el arte es subjetivo. Entonces, no estás en la cabeza y en el alma de la gente que aprecia el trabajo y, bueno, tienes que estar preparado para la crítica buena y mala. No te queda otra.
La realidad es una fuente de personajes increíbles
P. ¿A Cuál de los personajes a los que has dado le guardas un cariño más especial?
R. Uff, no sé, muchos. Yo le tengo mucho cariño, de los que he hecho últimamente, a Teresa, que era el personaje que hice en La caza Tramontana, que se rodó en Mallorca. Además estábamos en pandemia. Mallorca estaba desierto, era un paraíso como en los años 60. Fue una cosa muy muy especial. Además, el personaje me gustó muchísimo porque era muy diferente a todo lo que había hecho hasta el momento. Fue una gozada hacerlo. Una serie muy bien dirigida y muy acompañada por el resto de actores. Pero, por otra parte, también me encantó hacer a la loca de la Lali en Supernormal, que es un personaje episódico que aparece en una serie muy loca, muy de comedia, con Miren Ibarguren. Nos divertimos muchísimo haciéndolo también. Me encanta crear estos personajes donde les cabe todo; cualquier cosa que le propones al director te dice, “venga, sí, te lo compro”, porque son personajes muy locos. Y, por supuesto, a la Reina Esmeralda de La Ternura le tengo un cariño especial porque llevo muchos años haciéndola y la verdad es que me da muchas alegrías cada vez que me subo al escenario y me pongo en su traje. Me parece que es una suerte que haya podido hacer esta sustitución en su momento para poder disfrutar del personaje.
P. ¿Algún proyecto en mente o algo que estés ya preparando?
R. Bueno, tengo varias cosas. Algunas no te las puedo decir, pero sí que tengo una ficción de televisión que vamos a empezar a rodar en breve y voy a hacer una función de teatro en Cataluña, en catalán, que se llama La paella dels dijous (La paella de los jueves). En este caso voy a hacer también una sustitución y tengo ahí gira. Tenemos un proyecto de alguna función para Mérida. De momento, tengo el año así. Al menos hasta verano lo tengo bastante cubierto. Y, luego, tengo estrenos pendientes de cine. Se va a estrenar en breves La Familia Benetón, que es una locura muy divertida. Una comedia con Leo Harlem y El Langui. Creo que se estrena en marzo y luego, en abril, se estrena otra que he hecho sobre Locomía y también tengo ahí un personaje pequeño pero muy divertido. En esto me voy a entretener y en cositas varias que van saliendo. No me aburro, no.
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