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Mar Rodríguez Vacas: “Maruja Caracuel es como mi segunda madre”

Mar Rodríguez Vacas, con su nuevo libro

Rocío Aguilar

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Dentro y fuera del escenario. La escritora Mar Rodriguez Vacas, que ya había debutado como autora con su primera novela, El Olivo de los Claudio, ha publicado recientemente su segundo libro. Esta vez narra la historia del ballet desde un punto de vista más inmersivo donde desvela curiosidades e intrahistorias que en distintas ocasiones habían pasado desapercibidas. Eso no estaba en mi libro de Historia del Ballet Clásico ha sido publicado por la editorial Almuzara. La simbiosis de este libro con su autora traspasa líneas y horas de trabajo, ya que esta disciplina ha formado parte de la vida de Mar Rodriguez, y la ha practicado durante muchos años.

En esta entrevista, la autora une pasado y presente, realizando un viaje por aquellas aulas de danza clásica y su afán por querer contar más allá de lo que sale en “los libros de historia”.

PREGUNTA ¿Por qué elegiste esta temática para tu segundo libro?

RESPUESTA: La idea fue mía y se la propuse a la editorial. Conocía la serie de Eso no estaba en mi libro de… y vi que no existía Eso no estaba en mi libro de Historia del Ballet Clásico y pues, yo estudié ballet clásico, tengo la titulación. Cuando yo la estudié era la titulación superior, lo máximo que en mi época se podía estudiar. Fueron siete cursos y bailé durante 20 años. Me apetecía sacar a la luz, los detallitos y las anécdotas del ballet clásico que no te encuentras en un libro de historia normal.

P. ¿Qué podrías contar sobre el proceso de creación?

R. Pues como todo proceso de creación: complicado. Porque esto no es decir “voy a escribir un libro”. Te enfrentas al papel en blanco y eso es una locura. Lo más importante de sentarse a escribir es saber lo que tienes que escribir y yo tardé quizás meses en saber lo que quería escribir y cómo quería escribirlo. Además firmé el contrato de este libro y empecé a trabajar en la Delegación del Gobierno de la Junta el mismo día. Y fue como una bomba… de dónde saco yo ahora tiempo para escribir este libro que acabo de firmar el contrato (narra aún sorprendida). Lo primero que tuve que ver fue cómo plantear el índice del libro, y bueno lo cuento en el prólogo. Fue Adolfo Molina, mi jefe, quién me regaló un libro y lo vi super claro. Quizás si él no me regala este libro, quizás este libro es distinto. Luego, pues, tirando de la historia del ballet, y metiéndote mucho más profundamente en temas más concretos, te das cuenta que hay un montón de detalles que la historiografía normal ha pasado por alto o no le ha dado importancia porque en realidad lo que quieren es contar la historia del ballet, pero es que el ballet y su historia están llenas de intrahistorias. Y eso es lo que he querido ir desgranando en el libro a través de sus capítulos.

P ¿Por qué decidiste realizar esta dedicatoria?

R. Bueno, está dedicado a Maruja Caracuel porque ella es como mi segunda madre. Yo pasaba quizás más horas en el ballet que en mi casa, si quitas las horas de sueño. Pues ella es la “seño”, que la llamábamos así, era como segunda madre y la de todas las que pasábamos por el ballet. Se lo he dedicado a ella porque sin ella no existiría este libro y yo no sería quien soy. Entonces, no había mejor persona a la que dedicárselo.

P. ¿Qué capítulo crees que va a sorprender más a los lectores?

R. Bueno, curiosidades hay muchas. Hay un capítulo que no sabría decirte porque pero quizás sea mi favorito, además me salió del tirón. Y es que yo fui a ver el Ballet Nacional de España, a la representación de El Loco, aquí en el Gran Teatro y me impresionó muchísimo. Y esa noche, no, porque yo por la noche no puedo escribir, pero a la mañana siguiente me puse a escribir como una loca, y nunca mejor dicho para contar la historia de El Loco. Quizás sea el capítulo más novelero.

P. A lo largo del libro, narras y describes la temática de muchos entre ellos: el Cascanueces o el Lago de los Cisnes  ¿por qué crees que a día de hoy se siguen representando?

R. Porque son la maravilla, la esencia del ballet clásico. Tú puedes inventar infinitas coreografías pero nunca podrás dejar de lado ese Lago de los Cisnes, ese Giselle, es que son ballets con tanta esencia que puedes cambiar parte de la coreografía original, pero la música, el ambiente y el argumento, el entorno… eso hace que sea mágico y que llene el teatro cada vez que se hace. Las compañías lo siguen representando, por algo será, eso no se debe dejar nunca de lado.

P. Es un hecho que el ballet es la base de muchas disciplinas. ¿Qué crees que es lo que más ofrece?

R. Bueno, como tú dices es la base, todas las disciplinas donde utilizas tu cuerpo para expresar algo, tienen que estudiar ballet clásico. ¿Qué ofrece? Lo primero: disciplina, es fundamental. Lo segundo, colocación del cuerpo, formación muscularmente, elasticidad. Te ofrece todo para que a partir de él puedas hacer enésimas fórmulas de baile, como es el flamenco, danza española, contemporáneo.

La danza está presente en todo

P. A lo largo del libro también haces referencia a distintos filósofos y sus creencias sobre dicha disciplina. ¿por qué decidiste compartirlas en el libro?

R. Bueno, me quise ir un poco a los ancestros, a encontrar las primeras pinturas, que en este caso son rupestres, donde aparecen escenas de danza. Y he ido a las primeras manifestaciones de danza. Y fue Platón, el que quizás, aunque puede ser que hubo alguien antes, pero bueno que yo haya encontrado, fue el primero que dio una definición de danza. Y dijo que era algo así como herramienta fundamental para la comunicación entre las personas. El hombre a lo largo de la historia también ha utilizado la danza para comunicarse con los dioses. La danza está presente en todo y claro, era natural que un filósofo de la categoría de Platón se fijará en la danza y hablara sobre ella.

P. Hablas del ballet como un espectáculo que contiene danza, música, fantasía. Personalmente para ti, ¿Cuál es el ingrediente que más especial lo hace?

R. El ballet es una mezcla de muchas cosas. Cuando lo estás bailando, desde dentro, cambia muchísimo a como lo estas viendo desde fuera. Cuando lo ves desde fuera, te puede impresionar la puesta en escena, la gracilidad de una bailarina… pero desde dentro tienes que tener esa base física y esas aptitudes trabajadas para que todo eso que pueda ver el espectador se haga realidad. Tú cuando estás en una clase o en un ensayo tampoco es lo mismo que cuando estás en un escenario. En un escenario te ves vestida con toda la puesta en escena, los focos, en un ambiente que para ti no es natural y el cúmulo de emociones: “ese hormigueo en el estómago” antes de empezar. Tú tenías ese gusanillo, de esto que te tiemblan las piernas. Ahora, empieza la música, se abre el telón, tú sales al escenario y se acabó todo. Tú sabes que yo sigo soñando que bailo en el escenario y sigo sintiendo todo eso, es fuerte. Eso es para toda la vida.

P. ¿Cuál crees que de los ballets con inspiración española ha tenido más trascendencia a lo largo de los años?

R. Yo creo que Don Quijote. Allí influyó mucho la mano de Petipa. Lo que tocó Petipa lo convirtió en oro. Y yo creo que Don Quijote es el ballet con temática española más famoso y que más se sigue representado. Y yo lo he bailado, yo he bailado casi todos de los que he hablado, he tenido esa suerte de poder interpretarlos, en algún papel o en el cuerpo de baile.

P. Narras en distintas ocasiones que el ballets no fue una actividad que se retirara en tiempos de conflictos ¿Cuál fue su razón?

R. Hablamos del ballet en tiempos de guerra, los que dominaban la situación, digamos que intentaban dirigir el pensamiento de la sociedad, suprimir eventos, actos culturales, se quemaban libros y se destruían cuadros. Sin embargo, el ballet continuó en la mayoría de los casos. Y la razón está en que era un divertimento que entretenía a la gente y lo que contaba eran historias de amor “era como esto no le puede hacer daño a nadie” .

P. En muchas ocasiones unes el término “ballet” con el de “revolución”. ¿Qué es lo más revolucionario que tiene esta disciplina? 

R. El punto de inflexión de esta disciplina fue el 12 de marzo de 1832. Se estrenó La Sílfide, fue el primer ballet romántico y ese día María Taglioni, que fue la protagonista se subió al escenario con unas puntas, y la gente decía “¿qué lleva?”. Eran unas zapatillas que le permitían permanecer sobre la punta de sus dedos. Eso ya fue una revolución pero es que para que se le vieran los pies, ella cortó un poquito el largo de la falda. Hasta la fecha, los vestidos eran ampulosos, mangas con tiras bordadas, tacones…Entonces del tacón se pasó a la zapatilla de tela y ella quería subirse a las puntas de sus dedos. La gente se escandalizó y a la vez le gustó, pues ahí empezaron a subirse las faldas hasta que se creó el tutú de plato. Las mangas se fueron acortando, llegaron los tirantes… Esa fue la gran revolución del ballet, ya que hasta la llegada del ballet romántico la protagonista no era la mujer sino los hombres. Ellas estaban ahí de papel secundario y los protagonistas, en la mayoría de los casos, lo representaban los hombres vestidos de mujer.

P. Como especialista en comunicación, puedes hablar sobre el ballet como acto comunicativo.

R. Lógicamente el ballet transmite. Una de las asignaturas complementarias que estudiábamos se llamaba expresión corporal. Tú no puedes bailar sin expresar y cuando expresas, comunicas. A mí Maruja Caracuel una de las cosas que me decía es que siempre estaba sería (recuerda de forma agradable). Bailar no es solo sonreír, tú tienes que meterte en el papel de lo que estás interpretando para comunicar al espectador. El dolor de Odette cuando descubre que Sigfrido ha elegido a Odile, eso lo tienes que transmitir. Claro que se comunica a través del ballet, en él no se habla, en él se baila y se expresa y él que está sentado en la butaca se tiene que enterar.

Sin el ballet no sería quien soy

P. Sobre tu vida como bailarina, ¿cuál es el hecho que más destacas y cómo te ha influenciado a día de hoy? 

R. A mí en todo, yo sin el ballet no sería quien soy. Me ha quitado muchas horas de estudio. Yo mientras que mis amigas se estaban preparando el final de historia de un libro de mil páginas, yo estaba bailando y decía “las horas que estoy perdiendo”, pero es que en la vida sacar un diez en un examen no lo es todo y a mí el ballet me ha dado mucho. Me ha dado otra familia, muchas amigas. Yo tengo mis amigas del colegio, de la facultad y luego las del ballet. Es que yo las mantengo y presumo de ello. Hemos vivido tanto juntas, momentos de vestuario, viajes, esas charlas, y luego, esa complicidad mientras trabajas. Eso no está pagado. Yo tengo una niña de 5 años y la he apuntado a ballet porque quiero que viva eso. Compartes tanto que las quieres tener cerca siempre, cuando nos vemos es como que no pasa el tiempo y eso es amistad de verdad.

P. ¿Por qué elegiste hablar de las clases de danza en las últimas páginas del libro?

R. He empezado por la historia y luego no podía dejar atrás las clases del ballet, pero he sido muy escueta porque creo que no era el libro para hacerlo. Existen muchos libros de técnica pero no he podido dejar atrás ese capítulo.

P. ¿Cómo cambiaría la vida de la gente si introduce en su vida al ballet ya sea practicarlo o disfrutarlo de forma audiovisual?

R. Cada vez que viene un buen ballet, el Gran Teatro se llena. Ahora viene Giselle y yo no voy a poder ir a verla y me da coraje porque nunca la he visto sobre un escenario, lo he bailado pero no lo he visto. Para introducirlo en la vida de la gente, que hubiera más oportunidades para verlos. Ya de manera personal, con la lectura de este libro, hay gente que me ha dicho “que guay este libro, este me lo compro pero no me lo voy a leer porque a mi el ballet no me gusta”. Entonces empezó dentro de mí un reto a través de mis redes sociales, que son muy modestas, pero llego a la gente que puedo llegar. La respuesta es bonita, la gente me dice que le gusta lo que hago. Intento hacer ver que este no es un libro de ballet, que yo hablo de historia y de intrahistoria de él. Mi reto es hacer atractivo el libro a personas que en primera vista no se ven atraídas por el clásico. Creo que cositas como estas pueden acercar a la gente a esta disciplina . 

P. Para finalizar, ¿qué nuevos proyectos tienes como autora y que sensaciones te ha dejado esta publicación?

R: Pues la sensación es muy bonita, ha sido un maratón porque yo quería terminarlo a tiempo, estuve unos meses asentándome laboralmente y luego ver como lo escribía, lo he escrito en un tiempo cómodo. A mí el ballet me encanta pero lo que me gustan son los romanos (dice entre risas, haciendo un recordatorio de su primera novela), y ahora estoy inmersa en otra novela histórica sobre Roma. La editorial Almuzara a la que estoy completamente agradecida pues confía en mí y me ha hablado de otros proyectos a nivel ensayo que yo creo que podremos acometer. 

Ahora estoy inmersa en otra novela histórica sobre Roma

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