Las librerías se encomiendan a la venta online para subsistir tras dar por perdida la primavera literaria
“Saldremos de esto. Lo que no sabemos es si con los pies por delante”, la frase la pronuncia un librero de Córdoba para dibujar el horizonte del sector en estos momentos. Un sector que aguanta con humor negro la paliza que le ha dado el coronavirus al mundo editorial cordobés, trufado de pequeños libreros y editores, que estaban a punto de abrir su corta temporada alta de primavera, antes de que todo saltara por los aires.
Porque marzo y abril son sinónimo de literatura en Córdoba, pues son los meses que concentran el mayor número de actividades editoriales por la concentración de ferias del libro en la provincia. Es también tiempo que de presentaciones en las librerías, de que éstas se llenen de gente y de periodistas, atraídos por los autores que se dejan caer por la ciudad y la provincia para hablar de sus obras.
Un tiempo feliz para las librerías y las editoriales que este 2020 no ha llegado ni a arrancar. Ricardo González, editor de Utopía Libros, ha tenido que cancelar 11 presentaciones previstas en las próximas semanas, que iba más allá de la Feria del Libro, cancelada por el Ayuntamiento. “Esto ha caído como un mazazo en plena temporada”, explica González, que confía, “siendo muy optimistas”, en poder aprovechar algo del mes de mayo para poder hacer algún acto cultural.
Para una editorial pequeña, programar once presentaciones supone una inversión cuantiosa. Cancelarlas es un palo gordo. “El objetivo es subsistir estos meses partiendo de la base de que es un aplazamiento de la actividad”, explica González, que se encomienda a la venta online, a pesar de que, por el momento, no está siendo superior a lo habitual.
Y es que, a pesar del auge de las nuevas tecnologías, los libros se venden en mayor medida en las librerías. Y Córdoba no es una excepción. Si normalmente la venta online es un porcentaje minoritario del total de ventas, estos días es el 100%. “A mí me gusta decir que tengo dos tiendas, una presencial y otra online, pero sin la presencial la online no iría”, explica Miguel Marzo, propietario de La Palabrería, una pequeña y especial librería ubicada en el Mercado de La Corredera.
Marzo reconoce que el parón de la actividad es total y solo le queda la venta por internet. Así, el propietario de esta librería solo sale para ir al almacén y se pasa el día catalogando desde casa y haciendo envíos una vez por semana a clientes. Al igual que el resto, confía en que el cierre sea temporal y no se alargue más de un mes porque, incluso en tiempos de reclusión forzosa, reconoce que cuesta concentrarse para leer un libro y abstraerse del drama a nuestro alrededor.
A Ana Rivas, de La República de las Letras, la cogemos en la librería haciendo paquetes. Este espacio ha puesto en marcha una campaña llamada Los libros van a tu casa que funciona como reparto a domicilio de literatura y como consultorio literario para sus clientes. “No se hace gran negocio, pero se mantiene viva la comunidad de La República de las Letras. Aquí se recomienda mucho, así que estamos haciendo esto”, explica la propietaria, que ha habilitado el correo loslibrosvanatucasa@gmail. com para acoger este tipo de pedidos, que también aceptan a través de Facebook.
Rivas, no obstante, no oculta que la crisis va a ser “una ruina” para el sector librero de Córdoba, que ya venía tocado. “Nosotros partimos de una época anterior muy mala. Ahora no generamos entrada de dinero y los gastos tienes que pagarlos. Y eso te deja sin liquidez”, explica Rivas, que considera prioritario que el Gobierno implante las medidas tomadas en Francia, donde se ha impulsado que las pequeñas empresas no paguen alquileres ni luz.
Además, espera que esta crisis sirva para que de una vez los distribuidores y los grandes grupos cambien el sistema. “Las librerías son las que están más expuestas”, indica al respecto. Javier Luque, de Librería Luque, no podría estar más de acuerdo. “Esto o lo hacemos entre todos o nos quedamos sin el eslabón más débil de la cadena que somos las librerías. Entre todos me refiero al sector del libro y la administración y particulares”, indica Luque, que también atiende desde una librería que dice que está cerrada “por prescripción gubernativa”.
Aunque no le falta humor negro, Luque explica que la librería no va a poder aguantar el parón, y anuncia que tendrá que hacer un ERTE. En total, esta histórica librería, que cumplió cien años en 2019, cuenta con seis empleados. “Los gastos más importantes son las seis nóminas y la renta del local, que es con un particular, y me la puede aplazar o reducir, pero va generando deuda”, explica Javier.
“Así que, tirando de humor negro, saldremos de ésta pero no sé si con los pies por delante”, remata el librero, que reconoce, no obstante, que es pronto para perder la esperanza.
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