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Galerías por amor al arte

Una imagen de una exposición en la Galería Carmen del Campo. | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Las dos principales salas comerciales que exhiben arte contemporáneo en Córdoba sobreviven a una crisis que comenzó antes de la crisis

Juan Jiménez, responsable de la sala Arte 21, lo tiene claro. “Antes el tema estaba regular, ahora está fatal”. El tema no es otro que el mercado del arte contemporáneo y de las galerías especializadas en Córdoba. Al hecho constatado de que la ciudad nunca ha gozado de un bullicioso mercado local de coleccionistas y compradores inquietos que se nutriesen de creadores expuestos en las galerías cordobesas, se han sumado medidas como el aumento del IVA que, en opinión de Jiménez, han terminado de hundir el sector.

El responsable de Arte 21 echa la vista atrás y concluye que su sector ha protagonizado “una labor heroica” que nunca se ha visto recompensada. Tanto él como Carmen del Campo, la dueña de la galería del mismo nombre, se esforzaron durante lustros en formar -a golpe de exposición y colecciones- el ojo de potenciales clientes y del público en general. “Aquí hemos traído a artistas reconocidos de fuera y del entorno andaluz, como puede ser Enrique Brinkmann, de Málaga”, señala como ejemplo Carmen del Campo. Los galeristas buscaban formar y crear un tejido social que apreciase el arte contemporáneo más allá del peso patrimonial histórico de la ciudad. Y que ese público estuviese, además, dispuesto a apostar económicamente por él, tanto por inversión como por puro amor al arte. “Llegamos a tener a ese grupo de clientes”, prosigue la galerista, “pero la crisis ha hecho que muchos ya no puedan comprar”, reconoce.

Se hizo una labor heroica pero Juan Jiménez cree que buena parte de la carrera la hicieron solos. “Las administraciones no nos han acompañado. El arte contemporáneo no es algo mayoritario y los políticos prefieren algo mayoritario. Por eso se apoya al fútbol, a las peñas o a las cofradías mucho más que al arte contemporáneo”, lamenta. El resultado es que buena parte de los artistas con proyección en Córdoba buscan alternativas fuera de la ciudad asociándose a galerías de fuera y no haciendo tanto uso de las locales. Y eso, cuando ya se había hecho una labor de plantar picas fuera de Córdoba. Ambas galerías se habían preocupado por mover a sus artistas y sus colecciones al norte de Despeñaperros. “Hemos estado en Madrid, en Santander, en Barcelona. Y por el nivel que llevábamos no teníamos que envidiar”, asegura Jiménez.

Pero a pesar de las adversidades, las galerías siguen adelante. La labor realizada hasta ahora no ha caído en saco roto. “La mirada se ha educado y ya hay mayor aceptación del arte contemporáneo en esta ciudad, donde el peso de la historia es tan grande. Aunque tal vez la vanguardia sigue costando más que lo figurativo, que es más fácil por las referencias que contiene ”, dice Carmen del Campo. Juan Jiménez sí apostó por la vanguardia “frente al barroco”, como le gusta señalar, y no se arrepiente de ello. “Los tiempos son duros y todavía van a tardar en pasar. Y cuando pasen, desde luego lo que venga no será como antes”, sospecha. Mientras tanto, va a superar el actual stand by en el que se encuentra Arte 21 dedicando parte de su actividad a la realización de cursos y talleres monográficos de alto nivel con materias como restauración de papel o teoría sobre instalación de exposiciones.

Carmen del Campo también sigue abriendo el espectro de su actividad prosiguiendo con la labor formadora que le ha caracterizado. “Los fines de semana tenemos actividades enfocadas al público infantil y seguimos organizando visitas guiadas en las que son los propios artistas que exponen su obras quienes se las explican al público”. Todo para seguir con una vocación que trasciende lo puramente comercial y ahonda en lo divulgativo. “Si hiciésemos esto para ganar dinero, no habríamos montado este negocio. Ser galerista tiene mucho de amor al arte puro y duro”, concluye Jiménez.

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