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El expolio de la memoria y el patrimonio

Interior de la Sinagoga de Córdoba. | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Francisco Fernández Pardo, ofreció anoche una conferencia sobre el robo de las colecciones artísticas de los judíos europeos por los nazis

La shoah, el término hebreo con el que se trata de poner nombre al exterminio del pueblo judío europeo durante la Segunda Guerra Mudial no supuso solo el asesinato de seis millones de personas, sino el expolio de una cultura y todo su patrimonio. El licenciado en Psicología, doctor en Filosofía y experto en tema de patrimonio y expolio, Francisco Fernández Pardo, ofreció anoche una conferencia sobre el robo de las colecciones artísticas de los judíos europeos por nazis que, en algunos casos, terminaron residiendo en la costa malagueña.

Fernández Pardo contó cómo, a lo largo de los seis años de guerra, los alemanes robaron “unas 200.000 obras de arte” a familias acaudaladas judías y a muchos marchantes, especialmente parisinos, que malvendían sus tesoros para tratar de salvar la vida. Muy pocos lograron sobrevivir pero muchas obras de incalculable valor encontraron salida rumbo a los opacos circuitos del mercado negro del arte. Y lo hicieron a través de los países neutrales. Una de las vías era Suiza, la otra, claro está, España.

“España era un país tremendamente emprobrecido tras la guerra civil. Con la complicidad de los agentes de fronteras, tenía tres importantes puntos de entrada de arte: Barcelona, Madrid y San Sebastián. Pero España era solo un país de paso”, señaló el experto. Buena parte de las obras fueron a América, especialmente a Estados Unidos. “Cuando este país se dio cuenta de que sus museos y colecciones privadas se estaban enriqueciendo con el arte robado, cortó muchas de las iniciativas de control que se habían puesto en marcha para evitar la fuga de las obras expoliadas por los nazis”, destacó Fernández Pardo.

España era un país de paso pero no era un país ajeno al tráfico de obras de arte. Durante siglos, la Iglesia y la nobleza habían vendido su patrimonio por pura codicia o ignorancia a postores que conocían el verdadero valor de las piezas. Así, Jiménez Pardo ha catalogado la presencia de incontables obras en museos y colecciones de todo el mundo. Y ha visto con pesar cómo se vendían en galerías internacionales -Sotheby's o Christie's- patrimonio español.

Las obras robadas por los nazis a los judíos, además, incluía a autores españoles de la talla de Sorolla o Murillo. Algunos de esos cuadros siguen hoy en día fuera de las fronteras españolas.

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