Hasta que nuestros móviles nos separen
Los móviles se han convertido en el tótem total y absoluto de nuestra privacidad. Un pequeño rectángulo que alberga secretos, que incluso nuestra memoria, puede dejar escapar. ¿Te atreverías a compartir mensajes y llamadas en una velada con tu círculo de amistades?
Esta es la premisa de la que parte la adaptación de Daniel Guzmán (Madrid, 1973), que además dirige, de la obra de Paolo Genovese (Roma,1966) Perfectos Desconocidos que se desenvuelve con ritmo apabullante en escena. Ese ritmo con el que intercambiamos fotos, audios, textos y demás artillería secreta que pudieran poner nuestra vida patas arriba, si cayera en manos impropias.
Como les ocurre a los protagonistas, a estas tres parejas y un amigo soltero, el cual quiere desvelar, precisamente, un secreto a sus amigos pero que el mismo juego, paradójicamente, se lo impide.
Y es que esta pieza es una comedia hecha más para hacer reír que para la reflexión, discurre entre algunos tópicos de la pareja actual y deja al descubierto las miserias contemporáneas a golpe de WhatsApp.
Un juego endiablado que irá desvelando las máscaras de este grupo de amigos y amigas hasta llegar al fondo de sus hipocresías que sostienen por no tener el valor de aceptar que sus vidas nadan entre la rutina aburrida y la anodina existencia.
Teatro de consumo que te lleva, a través de carcajadas, a las sombras de la clase media occidental, dentro de esta suerte de obra de teatrorrealidad que encarnan caras conocidas y una interpretación en la cual destaca la actuación grupal sin excepciones.
Silvia de Marta, con su escenografía, nos abre el apartamento de los anfitriones, para dar pie a escenas bajo cuerda otorgando al espectador el poder informativo que otros personajes desconocen creando así la comedia situacional que desenvuelve al autor italiano.
Paolo Genovese se alzó con el premio Donatello al mejor guión y en el Festival de Tribenca dentro de la misma categoría. Por otro lado en España, el director Álex de la Iglesia la llevó a la gran pantalla alcanzando buenas cifras en taquilla.
El público cordobés disfrutó a lo grande, una comedia fresquita -aunque acabó muy caliente- para una tarde del adelantado veranito cordobés, con comentarios desde el patio butacas incluidos como si del salón de su casa se tratara. Finalmente, el público lo agradeció puesto en pie aplaudiendo. No a l@s espectadores comentaristas, sino al elenco al completo.
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