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En busca del Lorca ancestral

La Casa de Bernarda Alba

Carlos Alarcón

18 de abril de 2021 09:19 h

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Córdoba esperaba esta obra, clásico de los clásicos contemporáneos, con expectación. Dato que se pudo observar al acabarse el papel varios días antes.

Jose Carlos Plaza, otro clásico de la escena nacional, firma la puesta en escena de esta versión sobria y correcta de nuestro poeta más universal: Federico García Lorca, y que algunos ensalzan como su obra cumbre La Casa de Bernarda Alba.

Federico escribió esta obra teniendo como referencia la España más profunda y oscura que se pueda imaginar. En una sociedad atrapada por la cruz y la norma, retrata el ambiente claustrofóbico del seno de un hogar que late por diversos caracteres de la mujer que, en vano, trata de establecer su propio camino.

Plaza indaga en los miedos ancestrales que sostienen el carácter de Bernarda y que extiende sobre sus cinco hijas, a base de bastón, para mantener el status quo de la tradición.

Esto lo podemos observar en la escenografía de Paco Leal que entre paredes encaladas se vislumbra, muy sutilmente, una especie de fresco que bien podría ser un baile dionisiaco, en contraste, con la oscuridad de esta casa que bien podría ser cualquier pueblo mediterráneo, cuna de la sociedad occidental.

Un reparto correcto, con una Bernarda Alba resuelta por Consuelo Trujillo, algo frágil, que va a la contra de la idea de mujer dominante que podamos tener de la matriarca lorquiana. 

Solo podría resaltar la buena labor de Ana Fernández (ganadora del Goya por Solas) en el papel de Angustias y una encomiable Luisa Gavasa que hizo las delicias del público interpretando al personaje de Josefa.

Lorca tendría muy a mano La Poética de Aristóteles al escribir esta tragedia ya que encontramos bastantes elementos de los propuestos por el filósofo para este género. Pero, con esta propuesta, nos deja con un sabor agridulce, esperando esa ansiada catarsis. La misma que Lorca nos quería ensartar para remover los cimientos de nuestra alma que se mezclan, todavía, con el espíritu más ponzoñoso de esta nuestra tierra.

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