La Cubana y las 'Campanas de Boda' de Las Catalanas

El Gran Teatro acoge del jueves al domingo el último espectáculo de la compañía

En todos los espectáculos de La Cubana la compañía catalana ha pretendido demostrar que detrás de cualquier evento cotidiano hay siempre teatro. En este caso, el tema que ha escogido, las bodas, es un ejemplo muy evidente de este teatro cotidiano. Han pasado los años, han cambiado las costumbres y las bodas se han modernizado pero, como señala la propia compañía en su web, “aunque ya no es necesario casarse religiosamente, cuando lo hacemos por lo civil se sigue utilizando la misma estructura y pompa de siempre: un guión y una puesta en escena que todo el mundo conoce a la perfección, y en dónde todo el mundo sabe el papel que le toca interpretar”.

En Campanas de Boda se comprueba que no importa la raza, la religión, el dinero, la afiliación política o el sexo de los contrayentes: todo el mundo acaba interpretando con rigor escénico su personaje. “Preparar una boda es en igual que preparar un espectáculo de teatro”, señala La Cubana.

La Cubana acerca su espectáculo a cada ciudad donde representa. Y el guión se adapta. Campanas de Boda cuenta la historia de La Familia Rius es una familia oriunda de Cataluña afincada en Córdoba desde hace muchos años, en donde regenta una de las floristerías más conocidas de la ciudad. Un negocio familiar creado por Florència Capdet y Francisco Rius llegados a Córdoba durante los años 70 junto a sus dos únicas hijas, de corta edad, procedentes de Sitges, un pueblo cercano a Barcelona.

Debido a su exquisito gusto con las flores Floristeria Las Catalanas siempre ha sido uno de los comercios más conocidos de toda la ciudad. A la muerte de sus padres, sus hijas, Margarita y Hortensia, fueron las encargadas de sacar el negocio adelante. Dos mujeres muy emprendedoras que con los años lograron transformar un pequeño negocio familiar en una gran empresa dedicada a las flores y a las plantas. Margarita, la mayor, es soltera. Hortensia, la pequeña, se casó con Paco Zamora, un policía nacional natural de Valladolid. Del matrimonio nacieron tres hijos, que fueron bautizados, tal y como marca la tradición familiar, con nombres de flores: Narciso, Violeta y Jacinto.