Codesal y Espaliú: el tiempo, la presencia, el padre y el lenguaje
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La segunda de las intervenciones del ciclo de exposiciones 'Los nombres del Padre' cuenta con la participación del cineasta, escritor y artista visual Javier Codesal
Javier Codesal conoció a Pepe Espaliú un par de años antes de que éste muriese víctima de VIH, en 1993. Codesal estaba familiarizado con la enfermedad. Algunos de sus amigos ya habían muerto por su culpa. Y otro lo iban a hacer los años siguientes. “Espaliú es un artista al que respeto y del que creo que su obra y particularmente la de los últimos años sigue siendo útil y significativa”, explica. Dos décadas después, Codesal -cineasta, escritor y artista visual- vuelve a hablar con el artista cordobés. Esta vez, lo hacen sus obras, que dialogan el Centro de Arte Pepe Espaliú, en la segunda exposición de Los Nombres del Padre, que se inició en mayo, con el encuentro entre las piezas de Txomin Badiola y Espaliú.
El diálogo supone, para Codesal “el recuerdo de otra época. A Pepe Espaliú no lo conocí personalmente hasta al final de su vida. Lo traté y charlamos varias veces. Lo primero que me viene a la cabeza es aquel mundo, nuestras preocupaciones, o qué es lo que hacíamos entonces”. La obra de Espaliú, afirma, “no solo se puede mirar desde la perspectiva de la historia como una determinada época del arte español, sino que es algo que se puede disfrutar y utilizar”.
Asimismo, la muestra supone una oportunidad de ahondar en la retrospección artística del propio Javier Codesal. “Esta exposición es una oportunidad para pensar en las cosas que yo mismo he ido haciendo y abordar temas esenciales en el arte como la transmisión, el lenguaje. Todo esto que llamamos la figura del padre”.
Y es su padre, junto a sus sobrinos, los protagonistas de buena parte de la exposición. Tres grandes retratos del progenitor de Codesal. tocado con un sombrero del estilo borsalino como los que solía lucir, dominan el patio central de la sala. “Es una escena, es lo que para mí es el cine. Una secuencia que habla de un instante recogido, el paso del tiempo. Con toda la carga simbólica que un tríptico tiene”, comenta el artista. Junto a él, una pirámide de 91 sombreros completa la instalación. “Es un túmulo, una pirámide, una tumba. hablamos de los mismo. El tiempo, la muerte. Y también la resurrección”, continúa.
El padre de Codesal vuelve a aparecer en la pieza Imágenes del padre (2001), un video realizado para Ipad en el que se suceden una serie de dibujos del rostro de su padre, estrechamente vinculados a la idea germinal del dibujo en Espaliú con el sonido de una locución y texto de Jesús Requena en el que diserta sobre el propio poder de la imagen, la memoria y el trazo. “Son dibujos que hice a vuela pluma cuando en los últimos años de mi padre. Cuando se quedaba adormilado, Algunos de los dibujos los hice en el tren y eso se nota en el trazo”, explica el artista.
El paso del tiempo, la trascendencia, la perduración, son temas que a Codesal le han interesado desde siempre. Y la exposición inaugurada esta noche recoge algunos ejemplos de esta obsesión desde 1995 hasta ahora. “Y al ser una exposición pequeña, se puede hacer un ensayo para articular piezas y ver qué ocurre, cómo interactúan entre sí y ver si tiene sentido o no. Eso lo determinará el espectador y el comisario”, zanja el artista.
El descubrimiento del lenguaje y la escritura, otro de los temas abordados por Codesal, se centra en los sobrinos del artista y se recogen, en Ha nacido Manuel (2005), desarrollada en la pieza fotográfica 5 dibujos de Manuel (2005) y en la pieza videográfica Mario y Manuel (2005), uno de los trabajos más íntimos y significativos de la manera en que Codesal se enfrenta al lenguaje cinematográfico, la mirada y la presencia de la cámara. En el primero se persiguen los primeros trazos que con tinta china hizo el pequeño Manuel en un cuaderno. Trazos que recuerdan a la caligrafía china, que vuelven a ahondar en la idea de la secuencia, del movimiento y la permanencia. En la instalación de vídeo, los sobrinos de Codesal, Mario y Manuel, descubren el mundo. Balbucean sus primeras palabras. Se hipnotizan con las pupilas dilatadas con su primer experiencia en una sala de cine.
Finalmente, la tercera vinculación de la poética de Javier Codesal con la obra de Espaliú se traslada a la parte superior del Centro, donde la obra Días de Sida (1996) y el libro Feliz humo (2009), entablan un profundo diálogo con los Carryings, las Muletas y la obra de Espaliú El hijo pródigo, coda final a la carrera de uno de nuestros artistas contemporáneos más importantes.
Los nombres del padre está comisariada por el crítico de arte Jesús Alcaide. En total, van a ser tres los artistas contemporáneos invitados a dialogar -a través de sus trabajos- con las obras de Espaliú. Siempre, desde conceptos derivados de la influencia que el psicoanálisis lacaniano tuvo en la formación artística y personal de Espaliú. La exposición estará abierta hasta Enero del 2014, fecha en la que será el artista Álex Francés, el encargado de clausurar esta primera fase del ciclo.
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