Carmen Machi regresa al Gran Teatro con '¿Quién teme a Virginia Woolf?'
La célebre obra de Edward Albee estará en cartel hoy con un montaje de alta tensión que muestra una turbia visión del matrimonio
Carmen Machi y Pere Arquillué regresan hoy al Gran Teatro de Córdoba con un cruento y, a la vez, soberbio duelo interpretativo como la pareja protagonista de ¿Quién teme a Virginia Woolf?, la célebre obra de Edward Albee en la que el dramaturgo norteamericano dibuja un retrato sin piedad de las miserias del ser humano a través de una angustiosa visión del matrimonio. Se trata de un montaje de alta tensión que llega al coliseo cordobés avalado por excelentes críticas a la labor de todo el equipo que interviene en la producción: Daniel Veronese, responsable de la dirección y autor de esta versión, y, completando el reparto, los actores Mireia Aixalá y Ernest Villegas.
En ¿Quién teme a Virginia Woolf?, su obra maestra, Edward Albee escribió un feroz combate doméstico entre Martha (personaje interpretado por Carmen Machi) y su marido, George (Pere Arquillué). Ambos se quieren se odian y se necesitan; conocen perfectamente sus debilidades y cómo increpar al otro. George es un profesor de historia con un grave problema de alcoholismo, adicción que también comparte Martha, hija del rector de la Universidad y una mujer frustrada y de carácter irritable. Cuando una noche de sábado se reúnen con Nick (Ernest Villegas), otro profesor, compañero del trabajo, y su mujer, Honey (Mireia Aixalá), lo que tenía que ser una agradable velada se convierte en una auténtica pesadilla. Los cuatro se enzarzan en una espiral de odio que acaba por destapar las emociones más profundas de cada uno de ellos. La obra , estrenada en Nueva York en 1962, no es más que el retrato de la sociedad americana del momento y el análisis de un mal general: los problemas de pareja, la insatisfacción vital y la mentira.
El texto de Albee es una de las obras que supuso una renovación dentro de la dramaturgia estadounidense de su época, acercándola a las nuevas corrientes teatrales europeas de la segunda mitad del siglo XX. El dramaturgo norteamericano significó en los primeros años de la década de los sesenta toda una revelación, revitalizando la cartelera teatral de Broadway, en la que irrumpió como un rebelde: presentaba los instintos y las miserias del ser humano con personajes amargados y apartados de la sociedad y renovó la literatura dramática con su uso directo y grosero del lenguaje.
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