El busto de Manolete recupera su brillo en la plaza donde vivió
El teniente de alcalde de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Córdoba, David Luque, ha presentado este martes la restauración del monumento dedicado a Manuel Rodríguez Sánchez Manolete en la plaza de La Lagunilla, lugar donde vivió el torero y en el que tras su muerte en 1947 se erigió un año después el busto que lo recuerda, obra de Juan Ávalos.
En una rueda de prensa, Luque ha detallado que labor de restauración y conservación, que ha comprendido la base granito rosa y el busto de bronce de Manolete, se ha realizado dentro de los actos del centenario del nacimiento del torero Manolete 100 años vivo programados por el Consistorio cordobés este año 2017.
El monumento al torero del barrio de Santa Marina se erigió en 1948 a iniciativa del edil Francisco Cabrera y siendo alcalde de la ciudad Rafael Salinas. Se ubica en la plaza de La Lagunilla, en el fondo de un pequeño estanque, sobre un pedestal en forma de prisma rectangular de granito rosa formado por tres piezas y sobre una peana de piedra caliza gris plomo. En el mismo figuran dos inscripciones en letras de bronce que dicen: “El Ayuntamiento de Córdoba en nombre de la ciudad” y “Manuel Rodríguez Manolete”. El busto, copia en bronce adquirida a Juan de Ávalos del original que el artista esculpió en mármol, está realizado en bronce dorado patinado en marrón oscuro y con un acabado encerado y pulido.
Los trabajos de restauración y conservación, efectuados por la restauradora licenciada en Bellas Artes Marta Ortiz con la dirección del restaurador municipal Enrique Ortega, han incluido tratamientos de conservación y restauración mediante limpieza físico-química, tanto en el pedestal de granito como en la peana de caliza gris. Junto a ello, el busto y las letras de bronce han sido sometidas a limpieza mecánica y química en varias fases, hasta eliminar la suciedad y pasmados a nivel superficial de la pátina, con el fin de conservar ésta en su estado original.
Cabe destacar la recuperación, mediante reproducción, del escudo de la ciudad de Córdoba que adornaba el monumento y que había desaparecido. Para ello, se ha reproducido dicho elemento en bronce según fotos de archivo, y repuesto en su soporte pétreo con tornillos y taco químico.
También, el bronce del busto y de las letras se ha protegido con inhibidor de la oxidación, al tiempo que el pedestal y la peana se han suavizado con la utilización de micro lijas, y consolidado y protegido mediante aplicación de silicato de etilo y de bioprotectores algicidas y fungicidas.
Además, se han reintegrado pérdidas pétreas del monumento y sellado juntas mediante mortero sintético específico; protegido las piezas de bronce, y realizado una reintegración cromática y entonado de manchas puntuales en zonas bajas del busto. Por último, la restauración incluye protección específica hidrofugante y antigrafiti.
La plaza de La Lagunilla, de la que se tiene referencia en 1811, debe su nombre, según Ramírez de Arellano, a las inundaciones producidas por el arroyo de Guadalcolodro. Está muy ligada al recuerdo de Manolete, que habitó en ella, en una modesta casa, la nº 45, hace años demolida. De ella salió muchas veces el joven diestro vestido de luces para actuar en los Tejares, y “también regresó en varias ocasiones alzado a hombros de la multitud que le aclamaba”, como evoca el periodista y biógrafo del torero José Luis de Córdoba.
Su sobrino Rafael Soria Molina, Rafalito Lagartijo, que convivió allí bastantes años con el torero, recuerda que los días de corrida la casa era una fiesta: “Sí, venían muchos amigos; unos a pedir la entrada y otros a darle ánimos”. Pero a la hora de vestirse de luces despedía a todos y se quedaba a solas con Guillermo, el mozo de espadas, y con Cámara, su apoderado, que le ataba los machos. En esta casa se vistió por primera vez el traje de luces y a ella lo llevaban a hombros en sus primeros triunfos, cuando toreaba en la Plaza de toros de los Tejares.
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