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Atraído por la sonrisa etrusca del maniquí

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Redacción Cordópolis

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El alemán Micahel Aue expone en la Sala galatea una reflexión sobre la cultura moderna en la muestra'Los intocables-criaturas detrás del cristal'

Desde hace muchos años Michael Aue, residente en Núremberg, ha viajado por muchos países del mundo para producir diversas películas documentales. Este artista, nacido en Hildesheim (Alemania) en 1951 expone una colección de fotografías en la sala Galatea (Casa Góngora) bajo elñ título Los intocables-Criaturas detrás del cristal. En la hoja de sala de la muestra se explica que “durante sus viajes, que no son solo por interés propio, sino también por motivos profesionales, siempre lleva su cámara consigo. Aunque la pequeña cámara que porta ya es muy antigua, tiene mucho valor para el fotógrafo. Con ella puede captar impresiones o momentos de forma espontánea”.

“Uno de los motivos que siempre le fascina”, señala el folleto, “esté donde esté, son los maniquíes”. “Estas criaturas raras y sin alma, de plástico o de papel maché. seductores y a las vez intocables, que nos miran con sus labios sensuales y con sus ojos muertos o que miran en la distancia indefinida. están atrapados en un escaparate, sin protección ante las miradas de los paseantes y solo existen para un propósito: seducir al comprador, en el escaparate de un centro comercial o la modesta tienda de un bazar”.

Para Aue, así son los maniquíes. Siempre reflejan parte de la historia cultural y temporal de cada lugar. “Las fotografías, que se acercan de varias maneras a los maniquíes en los escaparates, son además de la primera impresión artística y estética en sentido amplio, también una fotografía documental con fondo social. Los maniquíes se muestran detrás del cristal de una manera diferente a como la percibe el ojo humano, reforzando el reflejo de la ventana y dejando aparecer los objetos detrás del cristal como algo extraño e inaccesible”, advierte el escrito. “Así, la apariencia de la imagen solamente es producto del azar de la cámara y no necesariamente resultado del punto de vista del autor. De repente, no son momentos atrapados por una intención determinada sino desde el objetivo de la cámara, que puede reconocer cosas que tal vez fueron ignoradas por la vista del fotógrafo. Las fotografías que nacen de ese modo no son en absoluto re elaboradas. la leve apariencia de artificio o el efecto de color especial son causados por el misterio de la vida anterior de la cámara”, prosigue el documento explicativo.

De esta forma, en el proceso de la creación de las fotos la cámara se convierte en el colega del fotógrafo con igualdad de derechos, que cede una parte de su autoría creativa a un instrumento técnico sin vida. “Una cámara que, como los maniquíes, tampoco tiene alma”.

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