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Condenado a 15 meses de cárcel por dejar morir a unas 170 aves en una finca de ocas

Ciudad de la Justicia de Córdoba | ÁLEX GALLEGOS

Europa Press

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El Juzgado de lo Penal número 2 de Córdoba ha condenado a un varón de unos 57 años de edad, de origen danés y propietario de una granja de ocas en Fuente Obejuna, a la pena de 15 meses de prisión e inhabilitación especial durante tres años y seis meses para el ejercicio de la profesión, oficio, tenencia o comercio de animales por la supuesta comisión de un delito continuado de maltrato animal, después de dejar morir a unas 170 aves.

Según recoge la sentencia, facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y adelantada por el diario 'ABC', se da por probado que desde el 31 de mayo de 2018 el acusado era el administrador de una mercantil situada en el polígono industrial de Fuente Obejuna con una finca ganadera ecológica dedicada al cebado en extensivo de ocas destinadas a la producción de paté, carne y plumas.

En este sentido, durante comienzos de junio de dicho año hasta el 21 del mismo mes, el procesado “dejó morir al menos 170 ocas por inanición y por falta de cuidados, y ello con absoluto desconocimiento del estado de desnutrición en el que las ocas se encontraban y con total desprecio por la vida de estas”.

La sentencia explica que el encargado de la explotación y de la alimentación de las ocas, un joven menor de edad, le había comunicado “la falta de pienso y el estado de desnutrición de las ocas” al acusado.

De este modo, el 21 de junio de 2018 los servicios veterinarios de la Oficina Comarcal Agraria (OCA) y el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) encontraron 149 ocas muertas, y un día más tarde otras 21 ocas muertas más, “la mayoría amontonadas y otras dispersas en la finca en avanzado estado de desnutrición careciendo de masa muscular y presentado un generalizado estado caquéctico por inanición”.

Al respecto, la jueza explica que “las ocas carecían de aporte alimenticio como pienso, así como de agua potable, salvo un pequeño bebedero y una pequeña charca de aguas pluviales empantanada, donde los animales bebían, se bañaban y defecaban, no reuniendo las condiciones higiénico sanitarias adecuadas”, a lo que apostilla que “tampoco recibieron la adecuada asistencia veterinaria”, de modo que “todo ello ocasionó la muerte de las ocas por inanición y falta de cuidados por parte del acusado”.

“Penas ajustadas a la gravedad”

En opinión de la magistrada, se trata de penas que se consideran “ajustadas a la gravedad” de los hechos y las conclusiones derivadas del “injustificado abandono de los animales y la falta de cuidados” que provocaron la muerte de al menos 170 ocas, por lo que “en modo alguno cabe la aplicación de la pena en su grado mínimo”.

La Fiscalía había solicitado en su calificación de los hechos para el acusado 15 meses de prisión, así como la inhabilitación especial para el ejercicio profesional, oficio o comercio que tenga que ver con los animales durante un plazo de cuatro años.

Además, una vez sea firme la resolución, la titular del Juzgado ha ordenado que se deduzca testimonio, adjuntando el soporte videográfico del acto del juicio oral para su remisión al Juzgado de Instrucción, por la posible comisión de un delito de obstrucción de la justicia por parte del procesado sobre la persona de un testigo, al que intentó convencer de que cambiara su declaración vía WhatsApp.

Uno de los detalles que dio en su defensa el acusado durante el juicio fue que su familia “cría gansos desde 1812 y hacen el mejor foie del mundo”, a la vez que alegó que él no era el encargado de dar alimento a los animales, sólo determinó el tipo de alimento que había que suministrarle, pienso rico en calcio y maíz.

Según el testimonio del procesado, la Junta de Andalucía había celebrado incluso un aula en la finca un mes antes y “los animales se encontraban bien”.

Sin embargo, la jueza asegura que esas declaraciones del acusado estaban ya desmontadas sólo con las fotografías, pero que el testimonio del menor encargado de los animales clarificó que él solicitaba el pienso al acusado, que era su jefe, y él a su vez lo pedía a una empresa que lo traía cuando hacía falta.

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