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Temperaturas, islas de calor y termómetros callejeros: tópicos y mitos

Altas temperaturas del verano de Córdoba.

Miguel Moya

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Un verano tras otro en Córdoba y la misma imagen: un termómetro callejero por encima de 50 °C. Gente haciéndose fotos y que cree que esa temperatura que marca es la temperatura del aire. La temperatura real. Porque parece inconcebible que en la ciudad pueda hacer el mismo o menos calor que en el aeropuerto. Este está, además, «en el río», donde «hace más fresco», y donde se «mide la temperatura a la sombra». Está alejado de los céntricos medidores callejeros, del tráfico, de los aires acondicionados, del asfalto y del granito. Sin embargo, los termómetros callejeros no registran la temperatura del aire, sino la que alcanza el propio cacharro expuesto al sol y a unos materiales que poco se asemejan a lo aconsejable para medir temperaturas. Imaginen un sensor dentro de un coche al sol todo el día y una placa que muestre la temperatura. Algo parecido. Las estaciones meteorológicas oficiales hacen algo similar a los termómetros callejeros, pero con una diferencia importante: el sensor está dentro de una caseta de madera pintada de blanco (al aire libre; no está escondida en un sótano ni a la sombra de una arboleda) y que tiene ventilación. Es decir, que en todo momento miden la temperatura del aire sin ningún tipo de falseamiento externo o recalentamientos de origen humano (salvo fallos de calibración del instrumental, de la protección de la garita meteorológica o de una ubicación no idónea). A continuación, se detalla por qué es imposible que Córdoba alcance más de 50 °C, o los 55 °C que se han llegado a ver en los últimos años en los termómetros callejeros.

  1.  Porque es imposible que Córdoba sea como el valle de la Muerte o Kuwait 

Al menos por el momento. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) considera que la máxima mundial histórica es de 56.7 °C, registrada en el valle de la Muerte, aunque por la fecha del registro (1913) hay dudas de su credibilidad. Si este valor no se tiene en cuenta, como hace Christopher C. Burt (Weather Underground, 2016; ver artículo), los siguientes valores son de 54.0 °C en el propio valle de la Muerte (2013) y también en Mitribah (Kuwait). Este último está siendo investigado por la OMM como posible récord del continente asiático, puesto que se dio en julio de 2016. Otros países como Irán, Irak o Pakistán acostumbran, igualmente, a alcanzar o superar puntualmente los 53.0 °C. Es complicado que Córdoba pueda compararse, ni de lejos, a esos lugares. El pasado 13 de julio, cuando se alcanzó en el aeropuerto el récord histórico español de la red principal, los 46.9 °C se colaron en el puesto 32 de las máximas mundiales de aquel día según el ranquin de Ogimet (ver ranquin). La más alta fue, precisamente, en Mitribah, con 49.3 °C. La tarde más calurosa registrada en Córdoba en más de 100 años se quedó a 2.4 °C de una máxima diaria mundial por debajo de lo normal en Mitribah (que ha tenido 50 °C de media de las máximas en el mes de julio).

La temperatura a 1500 metros (850 hPa) suele ser un indicador más o menos seguro de lo que se puede tener cerca del suelo. Generalmente, para Córdoba, hay que sumar unos 15 °C a dicha temperatura para obtener la temperatura en superficie. La pasada ola de calor en Córdoba dejó tres días en los que la isoterma a ese nivel era de unos 31 °C, un hecho prácticamente excepcional y que se ha producido en contadas ocasiones (1995 o 2012; en ambas ocasiones se superaron los 45-46 °C). Para que Córdoba tuviese 50 °C o más haría falta una isoterma en el nivel de 850 hPa de unos 34-35 °C, en condiciones normales, sobre todo de viento. Algo impensable a día de hoy.

Eso sí, y como curiosidad, en un buen número de países del mundo no ha conocido temperaturas como las de Córdoba. En Europa solamente Portugal, Italia y Grecia. En América, Estados Unidos, México (con máximas superiores a 50 °C) y Argentina. En Oceanía únicamente Australia (por encima de 50 °C). En África y Asia el número aumenta: 23 en el primero (seis por encima de 50 °C) y otros 23 en el segundo (14 por encima de 50 °C). Algunos países, que pueden dar la sensación de tener temperaturas máximas superiores, están por debajo de Córdoba: Nigeria, República Centroafricana, Somalia, los dos Congos, Gambia o Kenia en África; Bangladés, Kirguistán, Líbano o Yemen en Asia; Bolivia, Chile o Paraguay en Sudamérica; o Guatemala, Honduras, El Salvador, Cuba o República Dominicana en Centroamérica (fuente: Maximiliano Herrera/Wikipedia).

Hasta la fecha, la máxima de este año en el planeta se ha dado en Ahvaz (Irán), con 53.7 °C (ver registros en Ogimet).

  1.  Porque no hay ningún registro oficial superior a 48 °C en Europa 

Al menos reconocido por la OMM. Los dos registros oficiales y reconocidos son dos máximas de 48.0 °C registradas en Grecia, concretamente en Elefsina y en Tatoi, dos localizaciones muy cercanas a la capital Atenas (ver información). No obstante, otras fuentes consideran que el récord de Europa, y de Italia, es una máxima de 48.5 °C en Catenanuova, Sicilia, el 10 de agosto de 1999, registrados por una estación del Osservatorio delle Acque (ver registro). Si se comprueba el mapa de 850 hPa (1500 metros) de aquel día, no son de extrañar tales registros en la zona más calurosa del país italiano, que tiene también a Palermo y a Catania entre las máximas más altas de sus registros (fuente: Maximiliano Herrera/Wikipedia). En Portugal, el récord oficial es de 47.4 °C en Amareleja, a escasos kilómetros de Badajoz (ver registro), durante la ola de calor de 2003.

Parece, pues, que el techo de las máximas europeas creíbles está entre 47 y 48.5 °C.

  1.  Porque no hay ningún registro fiable superior a 48 °C en España 

Aunque sí existen, pero generan bastantes dudas y algunos de ellos, incluso superiores a 50 °C, son muy poco o nada creíbles (como los 52 °C que cita en su libro Inocencio Font Tullot en el embalse de Guadalmellato en agosto de 1916, ver p. 70, del cual él mismo dudaba; en el boletín diario del entonces Observatorio Central Meteorológico, Córdoba capital no pasó de 39 °C en todo ese mes de agosto). Por todo ello, en 2009 se consideraba que la máxima española era de 47.2 °C en Murcia (Alfonso X), en 1994, una máxima que se vio superada el 13 de julio con los 47.3 °C en Montoro. Ambas estaciones pertenecen a la red secundaria de la AEMet (Flores Herráez y López Díaz, 2009, ver p. 271).

La propia OMM cita en sus valores extremos que «datos sin confirmar indican que un conjunto de estaciones españolas podría haber alcanzado 48 °C en la ola de calor de 2003»un conjunto de estaciones españolas48 °Cola de calor de 2003 (ver información), pero lo cierto es que esos 48 °C se dieron principalmente en la ola de calor de 1995, a tenor de lo expuesto en el Atlas Nacional de España editado por el IGN-CNIG en 2005 (en Montoro -en una estación diferente a la actual-, Utrera y Totana). Unas máximas que no volvieron a aparecer en posteriores artículos de la AEMet. Solamente existe un dato de 48.0 °C en Andalucía en 2003, en Lora del Río, recogido en el boletín semanal de información agraria n.º 738 de la Junta de Andalucía, con datos de la AEMet (datos que aparecen también en el foro de meteorología Tiempo.com). Aunque en la estación agroclimática de Lora del Río (IFAPA) la máxima fue de 45.3 °C en dicha ola de calor.

Igualmente, en la actualidad, todavía se puede consultar una máxima de 49.0 °C en El Arahal, Sevilla (estación «Semillas Pacífico», con indicativo 5802A -ver información-), de julio de 1995, que no aparece en el Atlas Nacional ni en el artículo de 2009 de Flores Herráez y López Díaz, pero sí en el Anuario Estadístico de Andalucía de 1996 (ver tablas). Lo mismo ocurre con la ola de calor de 1978 en el sudeste peninsular. En un artículo de Rivera Pérez (1978, ver artículo) constan dos registros de 50 °C, en Berja (Almería) y Yeste (Albacete, a más de 800 metros de altitud). Aunque la situación sinóptica de aquellos días fue extraordinaria (aún se conservan los récords de Málaga Aeropuerto con 44.2 °C y la base aérea de Albacete con 42.6 °C), los registros solamente se deberían poder explicar por otros factores locales (y así se recoge en el artículo).

Pero estos registros no han vuelto a aparecer en artículos recientes. Tampoco fueron recogidos por Vicente Aupí en su libro de 2004 (ver tuit de AEMet País Vasco), que cita como techos del calor 49.5 °C en Serrejón (Cáceres) y 49.0 °C en San Martín de Valdeiglesias (Madrid). Se desconoce, como con otros datos citados anteriormente, si finalmente todos los registros de más de 47.3 °C fueron desestimados, aunque sigan existiendo. Y parece improbable que se hayan alcanzado o se puedan alcanzar los 50 °C (fiables) en España, al contrario de lo que expuso Font Tullot en su libro, si se tienen en cuenta todas las vicisitudes de la red española (sus mediciones en la red secundaria a lo largo del siglo XX, por ejemplo) y los datos europeos y mundiales. Sobre todo, teniendo en cuenta que, en episodios recientes de gran intensidad (2003, 2012 o 2017), los registros no se han acercado.

  1.  Porque no hay ninguna máxima superior a 48 °C en la provincia de Córdoba 

En el Atlas Nacional de España (2005) se muestra una tabla de máximas en España. En la misma aparecen varios municipios de la provincia, sin especificar la estación, aparte de los 48 °C ya citados en una estación de Montoro. Son los de Almodóvar del Río, con 47.5 °C el 23 de julio de 1995, Baena con 47.2 °C el 7 de septiembre de 1971, Lucena con 47.0 °C el 1 de agosto de 1989 y Hornachuelos también con 47.0 °C el 23 de julio de 1995. Si la fecha del dato de Baena es correcta, el registro es a todas luces erróneo, puesto que ese día hubo 32 °C en Córdoba Aeropuerto según la AEMet.

Además, sería el récord de Europa para un mes de septiembre. Pero ese honor lo tiene, según Burt (Weather Underground; ver artículo), Montoro con 45.7 °C el pasado mes de septiembre.

La máxima de Lucena no es descartable al cien por cien, aunque en la capital ese día la máxima fue de 44.4 °C. En el artículo de Flores Herráez y López Díaz (2009) el valor más alto es de 47.1 °C, observado en la presa de Yeguas (Montoro). Únicamente se cita en dicho artículo, de los mencionados en el Atlas Nacional, el de Hornachuelos.

  1.  Porque no existe ninguna máxima fiable superior a 48 °C en la capital

Recientemente, la AEMet confirmó que los 46.9 °C de Córdoba Aeropuerto el 13 de julio han pasado a ser la máxima más alta oficial para España, dentro de la red principal de estaciones. Obviando los datos del aeropuerto si se cree que no son representativos de la ciudad, nos encontramos con dos épocas en las que la estación principal estuvo dentro de la ciudad. La primera, desde finales del siglo XIX hasta 1952, ubicada en el actual IES Luis de Góngora, en la plaza de las Tendillas. La segunda, desde 1953 a 1958, en la antigua facultad de Veterinaria, actual rectorado (Ávila Rivas y Recio Espejo, ver p. 183). Un artículo de Roldán Fernández, publicado en el Calendario Meteorológico de 1962, recoge las temperaturas extremas desde 1901 a 1960, periodo que es prácticamente anterior en su totalidad a Córdoba Aeropuerto (que se inicia en 1959). En él, la máxima de Córdoba es de 44.6 °C (ver p. 136). No aparece ningún registro superior. El citado valor se repitió en dos ocasiones, ambas en pleno centro. El primero fue el 20 de julio de 1938, en unos días de los que milagrosamente se conservan boletines diarios oficiales (ver boletín; nota: la temperatura está redondeada a 45 °C). La segunda máxima de 44.6 °C se dio el 24 de julio de 1945 (ver boletín).

Sí que hay dos máximas superiores en la ciudad, pero en otras estaciones de la red secundaria (y que, por tanto, no se tienen en cuenta como efeméride). En el Atlas Nacional de España aparecen dos registros de 48 °C, presumiblemente redondeados. No se hace referencia a la estación en la que se dio. En la base de datos de la Junta de Andalucía sobre la red de estaciones meteorológicas (ver base) hay dos que un día debieron de estar en la ciudad conviviendo -al menos una- con Córdoba Aeropuerto. Una es la estación «Córdoba, Torrealba», con indicativo 5399B y que pudo estar situada, según las coordenadas geográficas, en lo que hoy es el CEIP Santuario. La otra es «Córdoba, Miraflores», con indicativo 5399 y situada en lo que hoy es el centro cívico de Levante (en la antigua prisión, en el barrio de Fátima). Suele confundirse por el nombre con el actual parque de Miraflores, junto al río. Un vídeo de PTV Córdoba sobre el barrio de Fátima (1991; ver vídeo) no deja lugar a dudas. Sebastián Cuevas, que puso texto y voz al reportaje, citaba lo siguiente: «hoy vamos a aproximarnos a la historia y a la realidad de una barriada cordobesa que, siendo moderna y reciente, ha alcanzado en el breve espacio de 25 años un auténtico espíritu comunal de barrio: a Fátima, o como debió de llamarse, Miraflores». Es en esa estación donde presumiblemente se alcanzaron 48 °C, según la información que aportó en su día el forero «Termos» en el foro de Tiempo. com. En el atlas se recogen dos fechas con 48 °C en Córdoba capital: el 9 de julio de 1968 y el 16 de julio de 1978. El primer día Córdoba Aeropuerto registró una máxima de 42.8 °C, mientras que el segundo 43.6 °C, aunque al día siguiente se dieron 45.4 °C. El artículo de Rivera Pérez (1978) también hace referencia a los 48 °C de Córdoba en 1978. Sin embargo, en el foro se cita que posiblemente la fecha fue el 20 de julio de 1967, día en el que el aeropuerto alcanzó 45.6 °C, máxima de la serie hasta entonces y que no fue igualada y superada hasta julio de 1995. Los registros de 48 °C parecen, en principio, algo dudosos o confusos.

Por último, en las estaciones de la red del Servicio de Calidad Ambiental de la Junta de Andalucía, tampoco se han registrado máximas superiores a 47 °C. Los valores más altos fueron de 47 °C en la puerta del Colodro (estación ya inexistente) el 1 de agosto de 2003 y en Lepanto, en julio de 2016 y el pasado 13 de julio.

  1.  Porque la ciudad tiene un comportamiento térmico diferente a lo que se cree 

La creencia general afirma con rotundidad que la ciudad no tiene más remedio que ser más calurosa (siempre referido a las tardes de más calor), además por varios grados de diferencia, que el entorno de la periferia. Pero los estudios científicos sobre las «islas de calor urbano» van, incluso, en el sentido opuesto. Con una matización de relevancia. La ciudad sí que es más calurosa, pero por la noche. Pese a que pueda parecer sorprendente, la ciudad puede llegar a ser menos calurosa que el entorno de las afueras en las horas de más calor.

Qué es una isla de calor

El crecimiento de las ciudades (urbanístico, poblacional, actividades económicas, etc.) ha provocado que, sobre todo, en las grandes urbes, las condiciones climáticas hayan sido modificadas por el propio ser humano. Llegan a diferenciarse así dos climas: el urbano y el rural. Los edificios (materiales de construcción, su orientación y altura), la planificación urbanística, el volumen de tráfico rodado, las industrias o los sistemas de climatización han ayudado a ello. Pero, ¿cómo influye en la temperatura del aire? ¿Es cierto que en la ciudad hace más calor que en las afueras?

Características de la «isla de calor urbana»

La primera diferenciación que es necesario realizar es la que se refiere a las superficies y a la atmósfera, esto es, al aire por encima de las superficies. Mientras que las superficies se ven afectadas por la isla de calor durante todo el día y principalmente en verano y en horas de sol, la temperatura del aire circundante puede verse poco o nada afectada por la isla de calor durante las horas de sol y el cambio respecto al entorno rural es más acusado durante la noche (US Environmental Protection Agency, 2008, ver publicaciones).

Esta agencia expone que, aunque las superficies (ya sea calentando o enfriando el aire más cercano -zonas edificadas vs. zonas verdes-) tienen influencia en la temperatura del aire, las diferencias en estas son menores a lo largo y ancho de la ciudad que las temperaturas de las propias superficies, que sufren importantes variaciones dependiendo de la zona de la ciudad, de los materiales, etc. El aire en la atmósfera tiende a mezclarse, de ahí que las diferencias sean pequeñas.

En el gráfico superior se puede comprobar cómo la temperatura del aire sufre escasas variaciones durante el día a lo largo y ancho de la ciudad, mientras que las temperaturas de las superficies son mucho mayores y variables. Por la noche ambas temperaturas tienden a igualarse y además la temperatura del aire es mayor en el centro de la ciudad.

Serra Pardo (2007, ver artículo) sigue la misma línea y afirma que la isla de calor es un fenómeno «consistente en la mayor calidez de las ciudades, especialmente de noche, respecto al medio rural o menos urbanizado que las rodea» (p. 58). El autor expone algunas causas de la isla de calor:

  • Acumulación de calor durante las horas de sol en los materiales que forman parte de las construcciones urbanas. Los materiales se calientan de manera más lenta que las zonas de vegetación o de campo, y también tardan más en enfriarse durante la noche, irradiando calor y dando lugar a que las islas de calor tengan mayor incidencia durante las noches y madrugadas.
  • El calor generado a partir de las actividades humanas.
  • La disposición y forma de calles y edificios, que favorecen que la radiación no escape y que la pérdida del calor acumulado sea menor durante las noches, tanto por el factor de visión del cielo (cuanto mayor es la extensión de cielo libre, mejor escapará el calor), como por el régimen del viento, que puede verse mermado por los edificios (la ciudad «pierde ventilación»).

En resumen, Serra Pardo (2007, p. 59) relata el funcionamiento de la isla de calor urbano así:

Para Córdoba capital, un artículo de Caballero Ranchal (2004; ver artículo) recoge, siguiendo a Domínguez Bascón (1992), que la ciudad tiene:

Asimismo, hace alusión a los materiales y su comportamiento térmico en varias zonas céntricas de la ciudad (Corredera o Tendillas). El estudio evidenció que las plazas abiertas se calientan más durante las horas de más calor, especialmente en verano, pero que durante la noche pierden calor con mayor facilidad (mayor cielo abierto) e incluso los materiales tienen una temperatura menor al final de la madrugada que calles cercanas más estrechas o soportales (como en la Corredera).

Esto último influye en la temperatura del aire, de manera que en la época veraniega las zonas más abiertas (Tendillas) también tienen temperaturas algo más altas durante la noche que las calles más estrechas (calle Morería), algo que no ocurre en los meses más fríos.

Estudios realizados en otras ciudades (Murcia, Zaragoza o Granada) llegan a conclusiones similares en cuanto al ritmo térmico diario urbano y rural comentado: las noches son más cálidas en la ciudad, pero pasado el mediodía el entorno rural puede ser incluso más caluroso que la zona urbana, también en la época estival. Así, en Zaragoza «a las 13 h las diferencias entre el interior urbano y la periferia se suavizan, y muchas veces la situación se invierte estando la ciudad algo más fresca que el vecino entorno rural, en particular también en verano»estando la ciudad algo más fresca que el vecino entorno ruralen particular también en verano (Cuadrat, Saz, Serrano y Tejedor, 2015; ver artículo). En Murcia, es precisamente en torno a la hora de la máxima diaria (sobre las 16 h) cuando la ciudad está menos cálida que el entorno rural, desde 0.5 a 2 °C, unas diferencias que empiezan a darse desde tres horas después del amanecer hasta una hora antes del anochecer (Hernández García, Bañón Peregrín y Belda Esplugues, 2009; ver artículo y ver gráfico inferior).

Por último, el crecimiento de la ciudad de Granada ha repercutido sobre todo en las mínimas, que han subido considerablemente, mientras que las máximas no se han visto incrementadas, e incluso han sufrido un ligero descenso (Montávez, Rodríguez y Jiménez, 2000; ver artículo).

Comparación gráfica de la ciudad y el aeropuerto

Córdoba y su periferia cuentan con una estación oficial, la del aeropuerto, y otra del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) en Alameda del Obispo, así como con otras estaciones y sensores particulares en la ciudad (dos estaciones certificadas en Meteoclimatic y más de una decena de localizaciones con datos en Wunderground).

Nunca en la ciudad se ha medido una temperatura desorbitada similar a la que aparece en los termómetros callejeros. Ni en Córdoba-Ciudad Jardín, ni en Córdoba-Poniente, ni siquiera en los sensores que se pueden consultar en Wunderground. Es evidente que las condiciones de las estaciones y sensores particulares llevan a interpretar los datos con precaución. Por ejemplo, en las noches especialmente frías la altitud tiene un gran protagonismo en situaciones de inversión térmica -el aire está más frío cuanto más cerca se está del suelo, en situaciones anticiclónicas, de cielo despejado y viento en calma, durante el invierno-, por lo que una estación o un sensor situados en una azotea ven afectadas sus mediciones. La verdad es que, si las condiciones en la ciudad fueran las mostradas por los termómetros callejeros en las tórridas horas del verano, deberían tener reflejo en alguna estación o sensor particular. Y no es así. Y no lo es en ningún lugar de España, ni tan siquiera en los días más calurosos del verano. A continuación, se exponen varias gráficas comparativas entre la ciudad y el aeropuerto, tanto diarias como mensuales.

El aeropuerto y la ciudad en una situación de calor extremo tempranero

Los días 17 a 20 de junio Córdoba tuvo temperaturas máximas por encima de 40 °C y mínimas superiores a 20 °C, tras un día 16 en que se alcanzaron 44.5 °C y que presenció una tormenta en las últimas horas del día. Con la llegada de la noche, el aeropuerto perdió rápidamente temperatura, mientras que la ciudad también se enfrió, pero de forma más lenta. Al final de la madrugada la diferencia entre la ciudad y el aeropuerto fue notable todos los días, unos 4 °C de media superior en la primera. Poco después del amanecer el aeropuerto suele remontar y cerrar la diferencia con la ciudad antes del mediodía. La máxima diaria fue superior en el aeropuerto todos los días. Además, en tres de ellos, la máxima en la ciudad se dio después que en el aeropuerto.

El aeropuerto y la ciudad en el día más caluroso en los registros

Los días 12 y 13 de julio han sido los más calurosos de este 2017, especialmente el día 13, cuando se superó la máxima histórica del aeropuerto con 46.9 °C. El ritmo horario fue similar al ya comentado. Las mínimas estuvieron entre 4 y 6 °C por encima en la ciudad, pero el aeropuerto marcó máximas superiores ambos días. Los sensores alojados en Wunderground que mayores máximas dieron el día 13 llegaron a superar los 46 °C, curiosamente los más alejados del centro urbano: uno en San Rafael de la Albaida y otro junto al parque de la Asomadilla.

El aeropuerto y la ciudad en días normales de calor

Los días 20 y 21 de julio, con unas máximas más bajas que días anteriores, la diferencia entre el aeropuerto y la ciudad fue similar a lo expuesto hasta el momento. En la calle Adarve, las mínimas, que tendieron a darse ligeramente más tarde que en el aeropuerto, fueron entre 4.5 y 5 °C más altas. A la tarde, el aeropuerto fue 0.3 y 0.4 °C más cálido que el centro, que además registró más tarde la máxima. Todo esto ayuda a corroborar que la ciudad se calienta de manera más lenta y que además no es capaz de expulsar de noche igual que la periferia el calor acumulado durante el día.

El aeropuerto y la ciudad en un día de aviso amarillo por frío

El 18 de enero Córdoba se vio bajo la influencia de una entrada de aire muy frío. Mientras que en el aeropuerto la temperatura descendió hasta los -2.9 °C, la ciudad no bajó, en general, de 0 °C. En Poniente, la mínima fue de 0.3 °C. El estanque de la estación de trenes amaneció con una capa de hielo, por lo que quizás la temperatura a dos metros fue menor que lo marcado por la estación de Poniente, situada en una azotea. La estación del Servicio de Calidad Ambiental de la Junta de Andalucía situada en la Asomadilla llegó a marcar -2 °C, aunque la ubicada en Lepanto registró 2 °C. La máxima aquel día fue 0.4 °C superior al aeropuerto en Poniente y 0.1 °C en Ciudad Jardín, mientras que la mínima fue 3.2 °C inferior respecto a Poniente y 3.6 °C respecto a Ciudad Jardín. En la calle Adarve la mínima fue incluso superior a las zonas anteriores (5.4 °C por encima del aeropuerto), pero la máxima fue parecida (0.4 °C inferior al aeropuerto).

El aeropuerto y la ciudad en un día de importantes lluvias

El 28 de abril cayeron en Córdoba entre 35 y 40 mm. La isla de calor urbana desapareció y las temperaturas en cualquier punto de la ciudad y en los alrededores fueron prácticamente calcadas durante todo el episodio de nubosidad y lluvias. Únicamente se observó una diferencia diaria media de -0.4 °C del aeropuerto respecto a la ciudad en un día que tuvo apenas 2 °C de oscilación térmica.

El aeropuerto y la ciudad en un día de lluvias y fuertes vientos

El 14 de febrero de 2016 el aeropuerto batió el récord de racha de viento para el mes, con 84 km/h. La nubosidad, las lluvias y el fuerte viento dejaron huella en los datos horarios de las distintas estaciones y sensores. Parece que la ubicación de las estaciones de la ciudad determina la variación de la temperatura por el viento, mostrando mayores variaciones que en el aeropuerto (quizás por la geometría de los edificios, calles y ubicación de las estaciones en azoteas). A pesar de ello, la ciudad se mostró algo más calurosa durante toda la jornada, pero la diferencia fue mayor al final del día, cuando el viento amainó y la nubosidad se marchó (0.9 °C por 0.4 °C).

Diferencias en las temperaturas extremas diarias por meses

Se han comparado por meses las temperaturas en cuatro estaciones, dos en la ciudad (calle Adarve y Córdoba-Poniente) y dos en zona no urbana (aeropuerto y Alameda del Obispo -IFAPA-). Los meses analizados son enero, marzo, mayo, julio, septiembre y noviembre. En todos los meses se observa una mayor diferencia entre la ciudad y el entorno no urbano en cuanto a las temperaturas mínimas (el rango en los gráficos mes a mes, en cuanto a mínimas y máximas, es idéntico, para poder comparar la mayor diferencia entre las mínimas y las máximas entre la ciudad y las afueras).

Julio de 2016

Durante julio de 2016 la diferencia entre las mínimas fue de 4.1 °C y de 0.3 °C en las máximas. En temperatura media, la ciudad fue 2.3 °C más cálida que el entorno. La máxima diaria se dio, en cambio, en el aeropuerto con 44.5 °C. Las mínimas más altas se registraron en la ciudad: la calle Adarve alcanzó casi 30 °C mientras que Poniente tuvo una mínima superior de casi 27.9 °C. En las dos estaciones urbanas hubo mínimas tropicales (>20 °C) todo el mes, número que descendió a 23 en el aeropuerto y a 20 en Alameda del Obispo. En las máximas de 40 °C se produjo un hecho dispar: aeropuerto y Poniente tuvieron 11 y 10 respectivamente; Alameda del Obispo y Adarve, dos cada una.

Septiembre de 2016

El seco mes de septiembre de 2016 vio un nuevo récord de la máxima para el mes con 45.4 °C en el aeropuerto. Las mínimas volvieron a ser 4.7 °C más altas en la ciudad, mientras que las máximas fueron 0.1 °C más altas fuera de la ciudad. La mínima más alta se dio en la calle Adarve con 28 °C, 5-6 °C superior a las mínimas más altas en la periferia. La máxima más alta ocurrió en esta ocasión en la ciudad: Córdoba-Poniente marcó 45.7 °C. En temperatura media, la ciudad superó en 2.3 °C a las afueras. La ciudad triplicó el número de mínimas tropicales. El número medio de máximas de 40 °C fue similar entre ambas zonas.

Noviembre de 2016

Noviembre de 2016 dejó más de 100 mm (nueve días con lluvia) y una entrada fría en los primeros días del mes. Las mínimas en la ciudad estuvieron 2.7 °C por encima del entorno no urbano y las máximas fueron idénticas. Respecto a la temperatura media mensual, la ciudad fue 1.3 °C superior a la periferia. La máxima más alta se dio en el centro de la ciudad (1.4 °C de media por encima de las afueras ese día) y la mínima más baja fuera (con 4 °C de diferencia media, por debajo de la ciudad).

Enero de 2017

En un mes en el que se produjeron numerosas heladas, nueve de media en el entorno no urbano, la ciudad no registró heladas. Las mínimas fueron 3.8 °C más altas en la zona urbana; las máximas, 0.6 °C más altas en la periferia. La mínima más baja se produjo en Alameda del Obispo con -3.4 °C. En la ciudad fue de 0.4 °C en Poniente. Las noches menos frías se registraron en la ciudad, y superaron los 9 °C, mientras que la periferia apenas pasó de 6 °C. Poniente y aeropuerto superaron los 21 °C de máxima, pero en Adarve no se alcanzaron los 18 °C. La diferencia en temperatura media a favor de la ciudad fue de 1.6 °C, en un mes que estuvo por debajo de la media.

Marzo de 2017

Un mes de fuertes contrastes térmicos y que estuvo por encima de la media de lluvia. Las mínimas en la zona urbana se colocaron 3.8 °C por encima de las afueras, donde se dieron las máximas más altas (0.3 °C superiores a la ciudad). La ciudad fue 1.8 °C más cálida que la periferia en temperatura media. La mínima diaria superior se dio en la ciudad, con una diferencia de más de 6 °C con las afueras, mientras que la mínima más baja tuvo una diferencia de unos 4 °C. La máxima absoluta también ocurrió en la ciudad, aunque fue solamente 0.3 °C superior a la más alta ese día en las afueras.

Mayo de 2017

El mes de transición hacia el verano estuvo 2 °C por encima de lo normal, aunque se situó en la media de lluvia, concentrada en apenas cuatro días. Tanto las mínimas como las máximas fueron superiores en la ciudad (4.1 °C y 0.3 °C, respectivamente). La diferencia a favor de la ciudad en la mínima más alta superó los 5 °C, mientras que fue de únicamente 0.5 °C en la máxima absoluta. Unas diferencias similares se produjeron en la mínima y en la máxima más bajas. La ciudad fue 2.2 °C más cálida que las afueras.

Conclusiones

Las mayores diferencias entre la ciudad y las afueras se producen en las mínimas. En las máximas, la periferia llega en ocasiones a ser ligeramente más cálida. Teniendo en cuenta las peculiaridades mensuales con la lluvia, parece que la diferencia de temperatura media entre la ciudad y las afueras es mayor en los meses más calurosos, y menor en los meses más fríos. La ciudad es más cálida entre 1.4 y 2.4 °C, gracias a las mínimas, que pueden situarse por encima de la periferia entre 2.7 °C en un mes lluvioso y 4.7 °C en un mes seco y caluroso. En cuanto a las máximas, la ciudad llega a estar 0.6 °C por debajo de la periferia en los meses más fríos y 0.3 °C por encima en los meses de verano.

  1.  Por respeto a la ciencia 

Como se ha visto, la medición de las temperaturas no es un asunto baladí o sencillo. Medir correctamente, con fiabilidad y precisión las temperaturas del aire, requiere de unas condiciones idóneas que, como se ha visto, no siempre se cumplen o se han cumplido. A pesar incluso de contar con el instrumental científico adecuado. Por lo que quedarse únicamente con unos soportes publicitarios dentro de unas ciudades que presentan singularidades climáticas tan complejas, ni siquiera expuestas en este artículo, es quedarse con una realidad falseada y alejada del interesante comportamiento microclimático de las grandes urbes. Igualmente, de la necesidad de establecer medidas que tengan en cuenta el confort climático dentro de las ciudades.

Por último, sería de interés general que las instituciones o administraciones oportunas lleven a cabo estudios en profundidad sobre el comportamiento del clima urbano en ciudades que se enfrentan a menudo a temperaturas extremas de calor que se acaban convirtiendo, sobre todo, en noches difíciles para conciliar el sueño, como puede ser el caso de Córdoba. Estudios a partir de los cuales se derivasen acciones que ayudasen a mitigar dichos efectos. Quizás, un primer paso sería volver a tener una estación oficial en la ciudad que permitiera comparar, en igualdad de condiciones en cuanto a la medición, las temperaturas con el aeropuerto.

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