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Teatro de acera por un conserje vespertino

Los alumnos de Arte Dramático han protestado con una performance FOTO: MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Los alumnos de la Escuela superior de Arte Dramático protestan con una actuación por no poder ensayar durante las tardes en su centro

Bien. Tenemos a medio centenar de jóvenes. Están organizados, aunque no lo parezca. Unos cantan, otros bailan, algunos se pintan la cara, otros hacen gestos en el vacío. Dos parecen que se pelean, aunque ríen. Son estudiantes de la Escuela superior de Arte Dramático. Y están estudiando. Pero no lo hacen donde deben, dentro del centro lectivo. Estos lo hacen en las puertas. En la acera. Delante de un público peatón que le mira incrédulo mientras pasa por delante. Hay quien saca la cámara y les fotografía. Hay quien mira de reojo y sigue con paso firme a su destino, ignorando la jaula invisible de grillos que deja atrás.

Si se parasen un minuto, descubrirían las primeras pistas de la escena montada por los muchachos. El suelo está distribuido con cinta aislante y con palabras escritas en tiza. Escenografía. Danza. Lucha escénica. Mimo... Son las asignaturas que se imparten dentro. Son los créditos que los alumnos están obligados a cumplir para cumplir con sus estudios. Pero para ello, tienen que estudiar. Y estudiar, si hablamos de teatro, supone moverse, ejercitarse, actuar. Su cuerpo, como dicen, es su herramienta de trabajo. Y no pueden hacerlo si no cuentan con el espacio apropiado.

Por razones técnicas de la Junta de Andalucía, los estudiantes no pueden ensayar en la escuela por las tardes. No hay conserje después de las cuatro de la tarde. Y reclaman que se contrate a uno que les abra las puertas y administre los espacios. Si no, tendrá que volver a hacerlo, como ayer, el director del centro u otro miembro del claustro. Y se niegan a eso. “No forma parte de sus obligaciones”, critican

“El horario lectivo de la Escuela es de 8.30 a 15.00 y de 16:30 h a 21.00. Por la mañana el centro tiene asignados dos conserjes, los cuales son los encargados de abrir y cerrar la puerta; pero por la tarde no disponemos de nadie encargado de ello. Durante, al menos, los últimos cinco años, parte del profesorado y de la directiva se han turnado para poder abrir el centro por las tardes de manera voluntaria; pero llegado semejante punto ya no pueden llevar tal carga compaginándolo con las clases”, explica Domingo Campos, representante del Consejo de Estudiantes.

Los alumnos afirman que, tanto la directiva anterior como la actual llevan pidiendo a la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte de Córdoba un conserje que venga por la tarde, “aunque la Delegada hace caso omiso a las necesidades del centro. Nosotros, como alumnado, tenemos la necesidad y obligación de poder entrar en el centro y hacer uso del mismo, para poder desarrollar con total normalidad las asignaturas y actividades de nuestros estudios”, continúa Domingo.

Los alumnos están preocupado. Creen que, de seguir con la misma dinámica, la problemática podría extenderse hasta el punto de tener que quedarse un año más para poder terminar la carrera y completar el número de créditos totales. Créditos que solo podrían completar por la mañana, al año siguiente.

La jaula de grillos de cantos, golpes, risas y aspavientos comienza a enmudecer. A un golpe de timbal tocado por otro de los estudiantes, los distintos alumnos organizados en aulas callejeras comienzan a sentarse. PAM. Se se silencian los cantos. PAM. Se deja de bailar. PAM. Acaban las peleas fingidas. PAM. Los mimos mudos se quedan inmóviles. Comienza a leerse el manifiesto. La alumna encargada declama sus demandas desde la acera. Ya las conocen usted, querido público. Se resumen en un punto. Quieren un conserje. Un conserje vespertino.

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