La Policía sospecha que el menor cometió el crimen con una gran navaja con la que posó horas antes en una foto

La Policía Nacional ha incorporado a las diligencias de investigación del crimen del botellón una fotografía del presunto homicida apenas unas horas antes de los hechos en la que posa con dos grandes navajas. Los agentes encargados de la investigación creen que el menor, de 17 años, portaba una de las dos navajas, y que fue con ella con la que supuestamente apuñaló a Alejandro, de 16 años, que murió.
Según ha adelantado ABC y ha podido comprobar este periódico, la imagen consta en las diligencias policiales. En la misma aparece el menor (internado en un centro terapéutico por orden del juez de menores) vestido con la misma ropa que llevaba en la noche de los hechos: una camiseta, una gorra y una chaqueta. El chico posa ante la cámara con dos enormes navajas de unos 20 centímetros de largo y al menos cinco centímetros de anchura. Son dos navajas plegables, similares a las que usaban los bandoleros en el siglo XIX.
La imagen fue subida a las redes sociales, pero no consta que por el menor, sino más bien por su entorno. Poco después de los hechos fue borrada, aunque quedó rastro de la misma a través de varios pantallazos. Los agentes la han incorporado a las diligencias, ya que tienen la convicción de que al menos una de las dos armas era la que portaba el joven en la noche del sábado al domingo.
De hecho, varios de los testigos que han declarado primero ante la Policía Nacional y después ante la Fiscalía de Menores sostienen que cuando Alejandro, la víctima, acudió a recriminarle al otro menor que le había robado una botella (en la que apenas quedaba ya alcohol), escucharon una especie de golpe seco. Se sospecha que ese golpe corresponda al de la gran navaja al abrirse.
La Policía Nacional sigue buscando el arma con la que se cometieron los hechos y tienen nuevas pistas de su paradero. Aunque se sospechó que pudiese haber sido arrojada al Guadalquivir, no se descarta que el presunto homicida la escondiera o implicara a terceras personas en su custodia.
Los hechos
Los testigos (ya han declarado cinco) señalan que el origen de todo estuvo en una botella. Según han confirmado a este periódico fuentes judiciales, un segundo menor (que se entregó voluntariamente en la Comisaría de la Policía Nacional el mismo domingo y que quedó en libertad) se acercó a un grupo donde varios jóvenes hacían botellón, en el recinto ferial de El Arenal. El chico conocía a los demás y les pidió alcohol. Según los testigos, accedieron.
No obstante, el segundo menor también solicitó una copa, pero la víctima se negó porque le dijo que no lo conocía de nada. Según los testigos, el presunto agresor le dijo que le iba a quitar la botella, algo que finalmente hizo aprovechando un descuido. Cuando se marchó acompañado del otro menor, la víctima (junto a otro amigo) le silbó para que se parase y le devolviese lo que se había llevado. En ese momento, y según han coincidido los testigos, el presunto autor se giró y le asestó la puñalada. Después de aquello, salió corriendo junto al segundo menor.
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