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La legendaria guitarra que robaron a El Tomate y que se vendió por 450 euros

La guitarra de El Tomate recuperada por la Policía Nacional.

Juan Velasco

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Quien la robó, la vendió por 450 euros sin saber que estaba valorada en 25.000 euros. El presunto ladrón sabía seguro que tenía valor, pero no está tan claro que supiera que de su boca y de su mástil aprendieron algunos de los más grandes guitarristas que ha dado la ciudad de Córdoba: de Vicente Amigo a Manuel Silveria, de Patrocinio Hijo a Luis Medina.

La guitarra de Juan Muñoz El Tomate que ha recuperado la Policía Nacional en Córdoba tras detener al presunto ladrón que se la llevó de la casa de su hijo es un testigo y un testimonio del mejor flamenco que se ha hecho en la ciudad en el último medio siglo. Un instrumento único, que perteneció a un maestro único, parte de una de las estirpes flamencas con más solera de Córdoba: los Tomates.

La guitarra que el ladrón llegó a vender por 450 euros y que finalmente se recuperó era del año 1973 y la hizo el legendario lutier cordobés Miguel Rodríguez (1888-1975), uno de los más importantes que ha dado la ciudad y cuyo prestigio es equivalente al precio que pueden llegar a alcanzar los instrumentos que manufacturaba, todos por encima de las cinco cifras.

Esto lo sabe bien la víctima del robo, Juan Manuel Muñoz, El Tomate Hijo, a quién ya le habían puesto al corriente del precio que tenía la guitarra de su padre pero que, según reconoce a Cordópolis, pasó un mal rato pensando en el valor sentimental que tenía la pieza que le habían sustraído de su casa: un instrumento que su hermano José le dejó en herencia y que forma parte de su infancia y de sus recuerdos.

“Yo solo la había tocado en casa, cuando me la dejaba mi padre. Pero desde que la tengo, nunca la había sacado. No he hecho ninguna actuación con ella”, afirma el tocaor, que añade que precisamente el robo tuvo lugar cuando estaba tocando en El Albaicín, en un concierto en el que dudó sobre cuál de las guitarras llevarse.

Al final, por una cuestión acústica, optó por llevarse la otra que tiene, del maestro José Rodríguez Peña. La que dejó en casa, además, venía de un proceso de restauración, que había hecho que pasara prácticamente toda la pandemia en Madrid, de donde la acababa de recoger hace unos meses. “Es un pedazo de guitarra, tiene un sonido espectacular”, dice ahora Juan Manuel Muñoz sobre la guitarra de su padre.

Sobrino de Rafael El Cordobés y padre de Las Ketchup

“Esta guitarra tiene una historia increíble detrás. Yo no la vendería ni muerto”, explica el tocaor, que recuerda que su padre “era uno de los mejores guitarrista de España en su época”. “A mi padre venían a verlo los Moraos, desde Jerez, tocó con Habichuela, con Fosforito, con los más grandes”, relata Juanma sobre El Tomate, un guitarrista que llegó a rechazar una gira con Enrique Morente por no separarse de su mujer y sus hijos.

Claro que Juan Muñoz tenía casta. Su tío era Rafael Muñoz Méndez, más conocido como Rafael El Cordobés, acompañante de Pepe Marchena. A pesar de su linaje, no cogió la guitarra hasta los 25 años. Cuando lo hizo, lo que salía de sus dedos de camionero sorprendía a todo el que se ponía delante. Aunque grabó algunos discos con Chaparro, Lucas de Écija o El Guerra, donde brilló fue en los tablaos como acompañante y como maestro de futuras estrellas del toque.

Aunque, para estrellas sus hijas, Lola, Lucía y Pilar, más conocidas como Las Ketchup, que le dedicaron el disco Hijas del Tomate (2002) donde se incluía aquel hit planetario titulado Aserejé, y que le pilló en pleno retiro, cuando ya vivía como tabernero. En aquel bar, llamado El Tomate, no faltaba la guitarra que a mediados de mayo desapareció de casa de su hijo y que ahora ha sido felizmente recuperada.

Aunque hubo suspense. Juan Manuel llegó a colgar un anuncio del robo en redes sociales ofreciendo una recompensa, al tiempo que interponía la denuncia. Cuando descubrió que la pieza se había vendido por 450 euros, retiró la denuncia, dice, con la idea de recomprarla “antes de que descubrieran el valor que tenía”. Para entonces, la Policía Nacional ya andaba tras la pista del ladrón. Finalmente la guitarra de El Tomate acabó de nuevo en las manos de su hijo, mientras que el presunto ladrón acabó con sus manos esposadas.

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