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“Una vida entera tirada a la basura de la noche a la mañana”: continúan los desahucios

María del Rosario y Eulogio en su vivienda.

María Berral

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Hace 14 años que la vida de María Del Rosario y su marido Eulogio se veía envuelta en un problema financiero que ha desembocado en una convocatoria de la subasta del piso en el que residen desde hace más de 20 años, en El Santuario. Todo empezó cuando la esposa avaló el préstamo de un familiar que por problemas no pudo pagarlo finalmente. “Esa persona lo perdió todo, se tuvo que ir a vivir con un familiar y yo me hice cargo del préstamo”, cuenta a Cordópolis.

En 2008 empezó a pagarlo, pero cuatro años después “las cosas vinieron peor” y María del Rosario no podía hacerse cargo del pago, que alcanzaba casi los 700 euros al mes, detalla. Tal fue la asfixia económica que sufrían que, en este punto, decidieron vender todos los objetos que pudieron. En 2013 por medio de una amiga fue cómo conocieron la plataforma Stop Desahucios. “Allí me dijeron que dejara de pagar y empezara a vivir”, apunta.

María del Rosario siempre se ha dedicado a limpiar casas a domicilio y su marido, que en este momento estaba parado, fue quien se metió más de lleno en la plataforma, ayudando incluso a parar otros desahucios.

Hace tres años esperaban que saliera una ley que quitaría la responsabilidad a los avalistas, sin embargo, con la llegada de la pandemia esto se frenó. Fue a partir de aquí cuando su situación se ha ido complicando cada vez más hasta llegar al punto en el que se encuentran.

En 2020 la deuda del matrimonio “y la de 40.000 familias más” fue vendida a un fondo buitre, desde el que después le han ido presionando y amenazando. Además, al entrar la deuda en este fondo les ha sido más complicado hablar con algún responsable. María del Rosario ha podido hablar con uno de ellos, ya que cuentan con una sede en Madrid. “Me dijo que había dos opciones, vender el piso y darle el dinero o que lo vendieran directamente ellos”, narra.

Juicio y subasta

En verano, explica María del Rosario su piso fue puesto en venta y en septiembre le llamaron para avisarle de que tenían un juicio el 27 del mismo mes. En este procedimiento “el piso ya estaba vendido, el juez dictó una sentencia y la declinaron”. Hasta agotar el último cartucho, en enero de este año, han pedido opinión a otra abogada -ya que cuentan con un abogado de oficio-, pero la única respuesta que han obtenido ha sido que “no podíamos hacer nada”.

El 17 de enero, el mismo día que consultaron con la profesional, conocieron que había salido una convocatoria de subasta de su piso. Por lo que están a la espera de conocer la fecha que se le asigne, que según detalla Eulogio “puede ser un mes, seis o un año, depende de la demanda que haya”. Sin embargo, ya ven “una vida entera tirada a la basura de la noche a la mañana”.

De momento, continúan viviendo en este piso mientras esperan conocer las próximas noticias y ya abarcando todas las posibilidades ya que se encuentran sin otra opción habitacional. “No estamos solos, estamos desamparados”, expone Eulogio quien asegura que ya han dado “los pasos pertinentes” como demandantes de vivienda a la empresa municipal Vimcorsa. Además, afirma que están recibiendo la ayuda de la plataforma así como de su barrio y su abogado de oficio para seguir luchando por su piso.

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