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Del supermercado a quien más falta le hace: así funciona la tarjeta monedero

Un voluntario del Banco de Alimentos explicando a un usuario la tarjeta monedero

Ramón Gutiérrez

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Una donación en metálico en la caja de un supermercado que acaba convertida en auxilio económico y un gesto de esperanza para miles de cordobeses. Ese es el motor de la tarjeta monedero de Mercadona y el Banco de Alimentos, un programa que arrancó durante la pandemia y que se ha consolidado como alternativa solidaria de los clientes de esta gran superficie hacia quienes más lo necesitan.

Clientes que muchas veces se preguntan cómo funciona este sistema, antes de participar en él. Desde el Banco de Alimentos ya se encargan de concienciar a los usuarios en el supermercado sobre los beneficios de la donación en caja. Lo hacen sus voluntarios, que acuden a explicar todo el recorrido de esta cadena de solidaridad, que está activa durante eventos como la Gran Recogida o la Operación Kilo organizados por el Banco de Alimentos anualmente. 

No obstante, a diferencia de otras cadenas que traducen estas donaciones directamente en alimentos, Mercadona adopta un enfoque distinto al transformar estas contribuciones en tarjetas monedero de distintos importes y que se han consolidado como una alternativa para las personas que viven en situación de necesidad.

Del supermercado al Banco de Alimentos

Una vez que terminan estas campañas, los donativos en caja se transforman en tarjetas monedero, que envía al Banco de Alimentos de Córdoba. La colaboración entre Mercadona y el Banco de Alimentos lleva aproximadamente tres años en marcha y se ha ido reforzando, dado el impacto positivo que ha tenido, y complementa la caída en recaudación de alimentos que sufre esta institución desde hace años

Juan José Cas, vocal de captación del Banco de Alimentos de Córdoba, explica que, sólo este año, Mercadona ha entregado más de 1.100 tarjetas a la entidad, gracias a las donaciones monetarias realizadas por sus clientes en caja en sus 28 establecimientos de la provincia durante la campaña de la Gran Recogida y a la aportación directa realizada por la cadena dentro de su compromiso de Acción Social.

Unas tarjetas que, una vez recibidas, el Banco de Alimentos distribuye a instituciones locales que trabajan con personas en situación de vulnerabilidad. Un ejemplo es la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, que junto con otras instituciones, actúa como intermediario para llevar esta ayuda a quienes más la necesitan.

Una alternativa controlada para evitar las colas del hambre

Cas explica que las tarjetas monedero no se distribuyen de manera indiscriminada. Antes de recibir una tarjeta, las personas deben demostrar su situación de vulnerabilidad mediante un certificado de trabajador social. Y, una vez que se les otorga la tarjeta, se realiza un seguimiento exhaustivo para garantizar su uso adecuado.

Cada tarjeta tiene un control específico, los beneficiarios que hacen uso de ella deben presentar un ticket de compra en la siguiente entrega para verificar que han adquirido productos esenciales y la cadena puede hacer seguimiento y reportar en todo momento al Banco. Así, se asegura que las familias accedan a alimentos necesarios, secos y frescos, elevando así la calidad de su dieta diaria y contribuyendo a integrar al usuario en el proceso de compra con normalidad.

Además, según explican desde las asociaciones sociales, la tarjeta monedero no solo ofrece alimentos esenciales que el Banco de Alimentos no puede ofrecer, sino también aporta dignidad y autonomía a las familias beneficiarias, ya que le da la posibilidad de evitar las llamadas “colas del hambre”. 

Así es como un pequeño gesto hecho por una persona en una caja de un supermercado, trae esperanza y fortaleza a quienes se enfrentan a situaciones extremas.

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