Crisis en el campo
La inflación ahoga al campo, que se vuelve a echar a la calle
En dos años, alimentar al ganado cuesta exactamente el doble. El precio de los piensos se ha duplicado a causa del alza de los cereales. Pero es que cultivar el campo también es mucho más caro: las semillas valen un 30% más que en la pasada campaña y el precio de los abonos (necesarios para que el cultivo crezca y la producción sea al menos suficiente) han crecido entre un 78 y un 156%. Los tractores que siembran el cereal, aran la tierra o transportan el pienso al ganado se alimentan de un gasóleo que vale un 142% más. Las cosechadoras que siegan el cereal necesitan de ese derivado del petróleo para andar.
El campo también consume mucha electricidad (que vale un 270% más). El regadío la necesita para bombear agua, la ganadería para climatizar a los animales, la carne, los huevos o la leche, entre otros. Y hay herbicidas fundamentales que se usan en el campo, como el glifosato con el que se busca controlar la presencia de malas hierbas en los cultivos. Este herbicida cuesta ahora un 233% más. De todo lo que ha subido, lo que menos lo ha hecho ha sido el salario mínimo de los trabajadores, un 29,7%, a pesar de que algunas organizaciones agrarias también lo incluyen en su decálogo de quejas.
Mientras, los precios que perciben los agricultores y ganaderos en origen apenas suben. Aunque los consumidores paguen cada vez más por los alimentos, esos incrementos no llegan al primer eslabón de la cadena, que ve cómo su trabajo ha dejado de ser rentable. En muchos casos, incluso se produce a pérdidas, como ha sucedido varios meses con la leche. La organización agraria Coag, por ejemplo, publica un observatorio de diferencia entre lo que cobra un productor y lo que paga el consumidor en el supermercado. La diferencia puede llegar en algunos productos al 800%. Y eso es algo que está dejando en “peligro de extinción” al sector primario de la economía española.
Esta agonía vuelve a ahogar al campo, que lleva en crisis desde antes incluso de la pandemia. En aquel invierno de 2020, poco antes del gran confinamiento, los agricultores protagonizaron sonadas tractoradas por las carreteras andaluzas que suspendieron con la crisis sanitaria y que llevan meses retomando. Ahora, se vuelve a programar un nuevo calendario de protestas en toda Andalucía, en el que los agricultores y ganaderos vuelven a pedir una especie de SOS para evitar que el sector siga agonizando, que no se estén produciendo relevos generacionales y que el campo se vaya vaciando año a año. En Córdoba, los agricultores han convocado una protesta el 27 de julio, donde escenificarán “la muerte del sector”. Antes, este viernes, ya se han movilizado con una tractorada en Jaén.
Una tabla reivindicativa sobre cuatro problemas:
Los agricultores y ganaderos han planteado ahora una tabla de reivindicaciones sobre cuatro problemas concretos que aseguran tener: altos costes y elevada fiscalidad, problemas con la mano de obra, importaciones de alimentos y la reforma de la Política Agraria Común (PAC). Esta tabla se ha consensuado entre las organizaciones agrarias Asaja, Coag y UPA y la federación de Cooperativas Agroalimentarias.
Ante los altos costes, los agricultores y ganaderos reclaman acabar definitivamente con la “venta a pérdidas” y que la Ley de la Cadena Alimentaria solucione de verdad estos problemas. Así, demandan que se ponga en marcha un observatorio de precios y que se digitalicen los contratos obligatorios “para dar transparencia a las operaciones de venta de productos agroalimentarios”. Aparte, reclaman que la Comisión de la Competencia investigue de oficio “posibles fijaciones de precios”.
En cuanto a la fiscalidad, plantean beneficios como condonación de impuestos directos e IBI, los cánones de riego y rebajas en el IVA, además de adelantos en las subvenciones y que se creen líneas de ayudas directas, que se puedan aplazar deudas y que haya un acceso a la financiación a largo plazo, algo que no ocurre.
En cuanto al agua, reclaman que cuando se supere la sequía se planteen recuperar los 280 hectómetros cúbicos para riego “que han desaparecido” en Córdoba, y que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir autorice la construcción de balsas y microembalses en arroyos.
En cuanto a la mano de obra, los agricultores y ganaderos señalan que tienen grandes problemas para encontrar trabajadores. También denuncian que se han incrementado los costes laborales y que la reforma laboral ha complicado los contratos. Así, reclaman, por ejemplo, el regreso de los contratos temporales, “una necesidad intrínseca a la naturaleza” de la actividad agraria. Así, reclaman adaptar la condición de fijo discontinuo “a la realidad agraria” y piden también “bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social”.
En Córdoba, por ejemplo, las organizaciones agrarias señalan que no hay mano de obra suficiente para las campañas, especialmente el olivar, el ajo y los cítricos. Ante ello, reclaman que un parado pueda cobrar el subsidio agrario a la vez que trabaje y que se permita la tramitación de contingentes de jornaleros extranjeros.
El campo pide controles en la frontera. Una de las grandes amenazas del sector en España es que llegan productos agrarios más baratos desde el extranjero, donde además no se exigen los controles fitosanitarios que se demandan en Europa. Ante ello, reclaman al Ministerio de Agricultura que “lidere y requiera a la Unión Europea” que exija a las producciones que vengan de terceros países “los mismos requisitos” a los que son sometidos los productores comunitarios. También reclaman “igualdad de condiciones laborales” en origen y “acuerdos comerciales justos para las producciones europeas”.
En cuanto a la reforma de la PAC, los agricultores aseguran que la nueva política europea es “muy lesiva” para sus intereses. “Exige más a los agricultores y ganaderos, pero con menos recursos y castigando a la agricultura y ganadería más productiva”, aseguran. Por ello reclaman una reorientación de una PAC que está ya prácticamente aprobada, con “nuevas regiones productivas” y con “ayudas directas” destinadas a “los agricultores y ganaderos que realicen una actividad agraria real y efectiva”.
400 tractores claman por soluciones al aumento “inasumible” de los costes
Este viernes, unos 400 tractores, según información facilitada por la Subdelegación del Gobierno en Jaén, han salido a las calles de seis municipios de la provincia, incluida Jaén capital, para clamar por soluciones ante el aumento “inasumible” de los costes de producción en el olivar jiennense y en la agricultura.
En el caso de Jaén capital, han participado 86 tractores y unas 200 personas. En Andújar han sido 25 tractores y 35 personas, mientras que en Úbeda han secundado la protesta 98 tractores y unas 114 personas. En Alcalá la Real han sido 94 tractores, otros 50 tractores han recorrido las calles de Villanueva del Arzobispo y otros 30 lo han hecho en Puente de Génave.
La convocatoria de estas tractoradas ha partido de Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias y se han desarrollado sin ningún incidente destacable desde las 9,00 horas y hasta pasadas las 11,30 horas en Jaén capital, Alcalá la Real, Andújar, Úbeda, Puente de Génave y Villanueva del Arzobispo.
“No nos gusta dejar nuestras explotaciones y tener que venir a manifestarnos por el inasumible aumento de nuestros costes de producción”, ha indicado a los periodistas el secretario general de UPA-Jaén, Cristóbal Cano, refiriéndose así a unas protestas que se han llevado a cabo bajo el lema 'Por un campo vivo, por unos pueblos vivos'.
Cano se ha referido a los aumentos en los precios de abonos, fitosanitarios y fertilizantes, pero sobre todo en el gasóleo agrícola, “que ha pasado de los 80 céntimos a más del doble”, y también en la tarifa eléctrica que afecta sobre todo a las explotaciones ganaderas y zonas de regadío donde “han tenido que dejar de regar” ante “el coste energético absolutamente desmesurado”.
“Es incomprensible que las corporaciones energéticas puedan mandar más que cualquier Gobierno”, ha dicho Cano, que ha pedido que se intervenga el mercado para “poner sensatez en esta especulación que campa a sus anchas”, además de exigir ayudas directas para el sector.
Por su parte, el secretario general de COAG en Jaén, Juan Luis Ávila, ha incidido en que “la provincia de Jaén no puede seguir en el agravio que vivimos permanentemente”, al tiempo que ha abogado por paralizar la reforma de la PAC y que no se ponga en marcha en 2023.
También desde Cooperativas Agro-alimentarias, Higinio Castellanos ha llamado a seguir luchando para conseguir soluciones que repercutan directamente en la provincia. Por eso han optado por llevar a cabo esta protesta con el fin de que “no se oigan solo las voces de los agricultores, sino el rugir de los tractores”.
Asimismo, el gerente y portavoz de Asaja Jaén, Luis Carlos Valero, ha señalado que las tractoradas de este viernes son “una pequeña demostración desde el campo jiennense” y “el inicio de futuras movilizaciones” ya que lo que se viene encima es un “otoño caliente” para defender los intereses del campo.
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