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REPORTAJE
El covid le agravó una enfermedad que desconocía tener y perdió sus dos pulmones: esta es la historia de José

El equipo sanitario de la UCI junto a José, el pasado domingo.

Alejandra Luque

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En muy poco tiempo, José ha visto cómo su vida, saludable y muy activa, ha cambiado radicalmente. Antes de que se contagiara de coronavirus, porque la enfermedad sigue estando en la calle, este hombre de apenas 39 años era deportista, profesor de baile y ejercía como sanitario en una residencia de mayores en Sevilla. En febrero del año pasado, él y su pareja se contagiaron de covid. Lo que jamás pensaron es que el coronavirus agravaría una enfermedad que José desconocía tener y que le llevaría a requerir un trasplante urgente de los dos pulmones. Esta es su historia.

Casi 70 días después de ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Reina Sofía, José volvió a respirar “aire puro” el pasado domingo cuando, por su onomástica, el equipo sanitario de dicha unidad estimara conveniente un breve paseo por los alrededores del centro. La presión asistencial de la UCI hace muy complicado que estas actividades orientadas a la humanización de la sanidad se realicen con asiduidad. Pero, si el paciente, el tiempo y el personal lo permiten, se hacen, asegura el coordinador de trasplantes del centro hospitalario, Juan Carlos Robles.

Pero hasta llegar al pasado domingo, el estado de salud de José ha sido realmente crítico. Ha estado seis veces en parada cardiorrespiratoria y su vida ha pendido de un hilo hasta en ocho ocasiones, tal y como cuenta a Cordópolis su marido, Daniel. Ambos se contagiaron de covid en febrero de 2022 en una reunión de amigos, al aire libre, para la que previamente todos se habían hecho una prueba de coronavirus, dando negativo. A pesar de ello, la pareja acabó contrayendo la enfermedad.

Las complicaciones en el caso de José le llevaron a sufrir una neumonía bilateral, la punta del iceberg para lo que luego conoció: padecía neumonitis crónica, una enfermedad autoinmune, desde hacía mínimo cuatro años. En el historial clínico de este sevillano había una radiografía de un riñón en la que se veían claramente dos manchas en los pulmones. “En aquel momento, nadie vio nada porque el nefrólogo fue a mirar únicamente los riñones”, cuenta Daniel.

Durante un año, los pulmones de José y su cuerpo se fueron deteriorando poco a poco, derivando la enfermedad en una fibrosis quística. El pasado 28 de diciembre ingresó en el Hospital Macarena de Sevilla y a principios de enero fue entubado y sedado “para ayudar a su corazón y a sus pulmones a seguir viviendo”. A través de una UVI móvil medicalizada fue trasladado al Reina Sofía ya que entre el 10 y el 12 de enero debía someterse a varias pruebas dentro de la Unidad de Trasplantes centro cordobés porque sus pulmones ya no podían más. Las dudas eran todas dado que, tal y como cuenta Daniel, “el cuerpo de José estaba sostenido únicamente por máquinas y había perdido mucho peso en poco tiempo”. Finalmente, el equipo de trasplantes dio el visto bueno a la operación y fue intervenido el día 16. Pero las malas noticias no tardaron en producirse.

Complicaciones tras el trasplante

La operación doble de trasplante de pulmón fue muy complicada, recuerda el marido de José. Debido a todo el empeoramiento que había sufrido desde febrero de 2022, su capacidad torácica había disminuido muchísimo. “No era la del un hombre de 38 años, sino la de un niño de 13 o 14 años”. A ello se suma que los pulmones que recibió eran de un tamaño mayor que el espacio que debían ocupar. El resultado fue una operación de diez horas y media durante la cual, finalmente, los órganos acabaron encajando. Daniel agradece a quienes donaron aquellos pulmones y apela a la ciudadanía a hacerse donante.

Sin embargo, apenas dos días después de la intervención, José entró en parada “porque saltó un punto de uno de los pulmones”. En la misma cama de la UCI tuvo que ser operado. Superado esto, sufrió una úlcera en el muslo derecho dado que su cuerpo estaba conectado a una máquina ECMO (oxigenación por membrara extracorpórea). Las complicaciones continuaron llegando el día de su cumpleaños, cuando le estalló la arteria femoral. “Volvió a nacer”, asegura Daniel. Pero a los dos días volvió a sufrir el mismo episodio. Los sanitarios le hicieron un bypass y de nuevo salió mal. Un injerto fue, finalmente, la solución para esto porque José ha sufrido otras complicaciones que, “por orden de prioridades, son menos importantes. Lo que urgía es que siguiera viviendo”.

Daniel, que también es sanitario, cuenta con sumo detalle cada uno de los trágicos episodios por los que ha pasado su pareja. Por ello, que el pasado domingo saliera a la calle, fue todo un soplo de aire fresco y de luz al final del túnel. Primero, para el propio paciente, “que necesitaba que me diera el sol en la cara y tener esa sensación de libertad”, cuenta José en la voz de Daniel. Para los familiares, “verlo así de feliz es muy importante”, afirma este último, para quien entrar en la UCI ha sido todos los días “una especie de despedida porque no sabía si en la siguiente visita iba a estar”. Y para los sanitarios, “una imagen vale más que mil palabras”, apunta el coordinador de trasplantes del centro hospitalario en relación a la felicidad que irradiaban los ojos de José, que hoy afronta la vida con un largo camino de recuperación por delante.

Paseos al aire libre para curar al paciente

Los paseos al aire libre que realiza el personal de la UCI del Reina Sofía buscan, como la sanidad que los profesionales aplican las 24 horas, contribuir a la recuperación del paciente. Porque la salud física es tan importante como la psíquica. Robles reconoce que “lo ideal” sería que los pacientes que llevan entre diez y 20 días en la UCI puedan disfrutar de estos paseos, pero la presión asistencial en esta unidad lo dificulta mucho. En esta salida participan, como mínimo, una enfermera, un celador y un adjunto o el residente.

Durante unos minutos, el paciente no solo está disfrutando del aire libre, sino que también tiene la posibilidad de estar con familiares que no pueden acceder a la UCI debido a las restricciones. Respecto a esto, Robles defiende la necesidad de establecer limitaciones a cuestiones como el número de personas que pueden realizar visitas o estar en una habitación “ya que los pacientes necesitan espacio, tranquilidad y paz”.

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