SEQUÍA
La Córdoba de las piscinas en plena sequía: sin restricciones en la capital y con limitaciones en la provincia
Córdoba se ha ido poblando de piscinas. Tanto en la capital como en la provincia se han multiplicado las parcelaciones y los bloques de viviendas con un vaso de agua que ayuda a atenuar las altas temperaturas que se alcanzan en verano. Pero cuando arrecia la sequía muchos ojos se dirigen hacia las piscinas, en un periodo de escasez. Y muchos propietarios se pregunta, ¿se podrán llenar este verano?
La respuesta es que depende. La provincia, a pesar de la sequía, sigue teniendo una potente capacidad de retención y distribución de agua. Actualmente, el norte de la provincia está sufriendo restricciones en el consumo de agua potable (que es distribuida por camiones cisterna) pero no tiene problemas con el suministro. Al sur, la provincia depende de un embalse gigantesco como es Iznájar. Ahora mismo, en el pantano quedan 177 hectómetros cúbicos de agua. Al este, los pueblos cordobeses dependen de Martín Gonzalo, donde hay cuatro hectómetros. Y la capital depende del juego de embalses conformado entre el Guadalmellato y San Rafael de Navallana. Entre ambos hay más de 120 hectómetros cúbicos de agua.
Pero, ¿y qué pasa con las piscinas? Que depende. Por un lado, en la provincia las competencias del agua en alta están en manos de la Empresa Provincial Aguas de Córdoba (Emproacsa). En octubre de 2022 entró en vigor de manera definitiva una ordenanza sobre la sequía, que permite que Emproacsa pueda tomar decisiones de manera inmediata. Con la ordenanza en la mano, Emproacsa, si así lo considera, puede prohibir que se llenen piscinas, fuentes o que se rieguen parques y jardines. De momento, no lo ha hecho. Solo está aprobada una reducción de un 10% de las dotaciones de agua a los municipios donde tiene competencias.
La ordenanza en la provincia establece otro tipo de limitación en la actualidad, la de consumos excesivos. La normativa contempla que a partir de 30 metros cúbicos por trimestre en una vivienda de cuatro personas ya es un consumo excesivo. Llenar una piscina de tamaño medio supone usar unos 40 metros cúbicos de agua. Es decir, en ese caso se activaría una medida disuasoria: el recibo del agua se multiplicaría prácticamente por dos. De momento, es la única medida que contempla actuar contra aquellos consumidores que gasten más agua de la prevista.
En Córdoba capital no se ha activado de momento ordenanza alguna de sequía. Las competencias son del Ayuntamiento y las gestiona a través de la empresa municipal Emacsa. Con prudencia, desde Emacsa se insiste en que Córdoba tiene agua suficiente como para abastecerse durante un año y medio. Otras fuentes señalan que durante mucho más. Si el Guadalmellato dejase de soltar agua para regadío (que para eso fue para lo que se construyó) habría agua para más de tres años. Por eso, en la capital, y de momento, todavía no se ha activado restricción alguna. Las piscinas se pueden llenar y los jardines se pueden regar. Eso sí, se pide precaución y moderación.
En Córdoba, según los datos del catastro, a los que ha accedido este periódico, hay 11.528 piscinas censadas. Es decir, en el término municipal de la capital cordobesa (el más grande de Andalucía) hay 3,5 piscinas por cada 100 habitantes.
El número de piscinas que hay en Córdoba capital ha crecido un 2,3% en los últimos tres años. En el año 2019, el arquitecto José Carlos Rico creó un mapa de la ubicación de piscinas en el municipio a partir de los datos catastrales. Entonces, este experto censó 11.266 piscinas, albercas o pilonas. Son 266 piscinas menos de las que hay en el último registro catastral en la localidad, con datos de 2022.
El propio Rico ha escrito un hilo en Twitter sobre el agua que almacenan las piscinas cordobesas. En la capital suponen unos 0,6 hectómetros cúbicos. Solo en Navallana hay 100 veces más agua que en todas las piscinas del término municipal de Córdoba.
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