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La contaminación del Polo Químico de Huelva agrava la calidad del aire en Córdoba

'Boina' de contaminación en la ciudad visible desde el parque de La Asomadilla

Alfonso Alba

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La contaminación del Polo Químico de Huelva es uno de los factores que agrava el estado de la calidad del aire en el Valle del Guadalquivir, especialmente en la aglomeración urbana de Córdoba, según el último informe elaborado por Ecologistas en Acción que analiza los datos recogidos en 780 estaciones oficiales de medición instaladas en toda España, entre ellas 106 situadas en Andalucía. El documento detalla que en Córdoba hay al menos 100 días donde la calidad del aire es mala y donde los niveles marcados por la Unión Europea como máximos son superados, especialmente con partículas en suspensión, dióxido de nitrógeno y ozono troposférico (este último en grandes episodios de calor).

“En el Valle del Guadalquivir, el viento desplaza la contaminación del área industrial de Huelva hacia Sevilla y Córdoba, donde se combina con la emitida por el denso tráfico de ambas ciudades y algunas fábricas, activando en las horas centrales del día la formación de ozono troposférico, que por la tarde remonta el valle del Guadalquivir, llegando a la ciudad de Jaén y a la vertiente meridional de Sierra Morena, a 200 kilómetros de distancia”, señala el informe de Ecologistas, analizado por este periódico.

Eso provoca que haya episodios en los que los vientos dominantes unidos a la densidad del tráfico provoquen episodios graves de calidad del aire por partículas respirables (PM10). En este caso, el informe señala que de media, en todas las estaciones de Córdoba (Asomadilla, avenida Al Nassir, Lepanto y Parque Joyero), hubo 27 días donde se superó el umbral máximo fijado por la Unión Europea, 50 microgramos por cada metro cúbico de aire respirado. Donde más se superaron estos valores fue en la avenida Al Nassir, con un total de 37 días, y donde menos en el Parque Joyero, con 19. Hay otras partículas menores, las PM2,5 o finas, donde también se superó el umbral durante 14 días en 2022, según el informe de Ecologistas en Acción.

Pero en Córdoba, al tráfico se une el calor. Esto provoca que tanto episodios de contaminación por dióxido de nitrógeno como por ozono troposférico sean muy habituales. En el caso del dióxido de nitrógeno, los umbrales se han superado de media en Córdoba durante 61 días del año 2022. En el caso del ozono troposférico, una media de 21 días.

Repunte tras el fin de la pandemia

El informe de Ecologistas señala que tras la tregua que dio la pandemia (cuando se redujo el tráfico), la contaminación ha vuelto a aumentar en toda Andalucía, con un aumento de los niveles de partículas respirables (PM10) y más matizado de partículas finas (PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico, aunque sin alcanzar las concentraciones habituales en años anteriores al gran confinamiento.

El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la Unión Europea. De acuerdo a esos umbrales, el aire contaminado afectó en 2022 a la totalidad de la población y del territorio andaluces, pero en algunos puntos la situación fue más extrema.

Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales fue de 540.000 personas en las zonas de Bailén, área metropolitana de Granada y Villanueva del Arzobispo (Jaén), desbordando el objetivo legal para la protección de la vegetación en Córdoba, área metropolitana de Granada, núcleos intermedios y Villanueva del Arzobispo.

Además, “nueve de cada diez andaluces respiraron en 2022 un aire que incumpliría los nuevos estándares legales propuestos por la Unión Europea para 2030, en el proceso de revisión en curso de la normativa de calidad del aire, lo que expresa la magnitud del reto a asumir por las administraciones en los próximos años para alinearse con la futura legislación”, exponen.

Polvo sahariano

El año 2022 fue muy seco y el más cálido en España desde al menos 1961. La estabilidad atmosférica activó los episodios de contaminación por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África. El extremado calor estival contribuyó al aumento del ozono, en especial durante las olas de calor de junio, julio y agosto. “El cambio climático se confirma como un factor determinante en el agravamiento de los episodios de mala calidad del aire”, aseguran Ecologistas en Acción.

“La contaminación del aire debería abordarse como un problema sanitario de primer orden. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, cada año fallecen prematuramente 25.000 personas en el Estado español por enfermedades agravadas por la mala calidad del aire, 10.000 de ellas en episodios de alta contaminación, según el Instituto de Salud Carlos III. El empeoramiento de la situación en 2022 es en este sentido una pésima noticia”, agregan.

“Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica representan según el Banco Mundial 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales”, insisten.

Además, Ecologistas en Acción se quejan de que “la información a la ciudadanía por las administraciones públicas no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema. El Eurobarómetro sobre la calidad del aire de abril de 2022 revela que el 61% de los españoles se consideran mal o nada informados”.

“La única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio. También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diésel, reducir el uso del avión, acelerar el área de control de las emisiones del transporte marítimo del Mar Mediterráneo y designar la del Atlántico Noroeste (obligando al suministro eléctrico a buques en puerto), y una moratoria de las nuevas macrogranjas ganaderas”, reiteran.

“Vencido hace medio año el plazo para que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes establezcan zonas de bajas emisiones, para mejorar la calidad del aire y mitigar el cambio climático, pocas han cumplido esta obligación legal, pese a los abundantes fondos públicos que están recibiendo para ello”. Ecologistas en Acción pide a los nuevos alcaldes que prioricen la salud de sus vecinos sobre “cálculos electorales poco justificados”.

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