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De sobrevivir a un doble trasplante a superar el coronavirus: la historia del enfermero cordobés Tomás Navarro

Tomas Navarro Alcántara.

Alejandra Luque

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Tomás Navarro es de Castro del Río y trabaja como enfermero en el Hospital Reina Sofía de Córdoba. Hasta el inicio de la pandemia desarrollaba su trabajo con todas las precauciones necesarias para evitar ser contagiado de coronavirus dado que pertenece a un colectivo de riesgo: hace 15 años recibió un doble trasplante de páncreas y de riñón. En estos pacientes, la detección precoz y el rápido tratamiento son esenciales para garantizar su recuperación y, en algunos casos, incluso su supervivencia. Se contagió y hoy, un mes después de su negativo en Covid-19, aún se recupera de las secuelas del virus.

Desde su casa en Aldea Quintana explica que su positivo en coronavirus se produjo en los primeros días de la pandemia. Tras unas jornadas con fiebre acudió al Reina Sofía, donde le diagnosticaron un cuadro vírico y le recetaron paracetamol, Nolotil y mucho reposo. Una semana después del diagnóstico, la fiebre persistía y su estado anímico empeoraba. Las pruebas arrojaron una neumonía bilateral, activándose el correspondiente protocolo de coronavirus.

A pesar de estos indicios, Tomás tuvo un falso negativo en la prueba del virus, lo que llevó al equipo médico a trasladarlo a la planta de Nefrología. Un día después de su hospitalización, sufrió fuertes episodios de ahogo que provocaron su ingreso inmediato en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) durante nueve días. Le repitieron la prueba y ahí sí dio positivo. Cuando escuchó el diagnóstico, la imagen de su madre fue lo único que se le vino a la cabeza. “Llamé a mis hermanas para que no le dijeran nada a mi madre. Tiene problemas de corazón, por lo que pertenece a un colectivo de riesgo”.

Durante su estancia en la UCI, el equipo médico intentó hasta en tres ocasiones quitarle la ventilación asistida, pero el cuerpo de Tomás no respondía. Nueve días después de su ingreso en esta unidad, este cordobés empezó a mejorar y a respirar de forma autónoma, por lo que fue trasladado a planta, donde permaneció aislado hasta que recibió el alta. No recibió visitas familiares durante un mes y las únicas caras que veía eran las de los enfermeros, médicos y personal de limpieza.

Volver a casa fue tarea complicada. Después de un mes en el hospital, cuenta, “la limpieza e higiene de la casa no eran las mejores” y le aconsejaron que se llevara oxígeno para continuar con la recuperación de sus pulmones. “Yo no quería irme a casa. Vivo solo. ¿Quién me iba a ayudar a limpiar o a hacer la compra? Sus hermanos viven en Castro del Río, Jaén y Málaga y su madre no podía echarle una mano. Esperó hasta que le ofrecieran alguna solución, como el traslado al hotel Ciudad de Córdoba, que había sido medicalizado para acoger a pacientes. Este centro finalmente no ha cumplido su función y ha permanecido cerrado. Tomás tuvo que volver a su casa. Solo. Y con cinco kilos menos.

Es la segunda vez que le echa un pulso a la vida. Y la segunda vez que gana. A las personas donantes les debe su vida, como él mismo confiesa. Este gesto altruista le permitió, incluso, no tener que recibir ninguna sesión de diálisis. Aunque estos órganos le funcionan a la perfección, ahora son sus pulmones los que se han visto mermados por el coronavirus. Andar le produce un cansancio que no había sentido antes de sufrir el virus. “Mi nefróloga me hah dicho que si de una neumonía normal tardamos semanas en recuperarnos, del coronavirus es del doble”. Tomás permanecerá de baja hasta que se recupere finalmente de la enfermedad y pueda volver a su nueva normalidad.

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