La sequía no predispone al alcornoque a sufrir 'la seca'
Un nuevo estudio en el que participa la Universidad de Córdoba (UCO) y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla analiza en alcornoques la enfermedad de 'la seca', que mata a miles de árboles en la dehesa, y concluye que la escasez hídrica no predispone al árbol a sufrir la enfermedad.
Según informa la UCO en una nota, el patógeno 'Phytophthora cinnamoni', considerado como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, afecta a más de un millar de especies vegetales y causa la denominada 'seca' de los 'Quercus Mediterráneos'. Este 'pseudohongo' coloniza las raíces de las plantas y destruye sus tejidos causando la podredumbre del sistema, lo que deriva en la muerte del árbol en tan solo cuestión de meses, suponiendo un auténtico cáncer para la dehesa.
Así, este nuevo estudio ha analizado la influencia de la sequía previa en el desarrollo de esta enfermedad en alcornoque. Según las conclusiones del trabajo, la sequía no predispone al árbol a ser infectado. Por lo tanto, las plantas que sufren falta de agua “no tienen más posibilidades de ser afectadas por el patógeno”.
“Nuestro objetivo era establecer si la escasez hídrica previa, realmente, hace al árbol más susceptible a desarrollar la enfermedad, algo que en ocasiones se daba por hecho, aunque que no había datos científicos claros que lo corroborasen”, ha indicado uno de los autores principales del estudio e investigador del grupo de Patología Agroforestal de la UCO, Mario González.
Los resultados del trabajo, sin embargo, apuntan en la dirección contraria: independientemente de las condiciones previas a las que han sido sometidas las plantas, el patógeno se comporta de forma igualmente virulenta.
Durante la investigación, varios grupos de plántulas de alcornoque fueron sometidas a distintas condiciones hídricas y posteriormente inoculadas con 'P. cinnamomi'. Tanto las plantas expuestas a periodos de escasez de agua como las que recibieron un riego óptimo sufrieron el mismo grado de necrosis en sus raíces como consecuencia de la enfermedad.
“Si el patógeno está presente y sobrepasa cierto nivel de inóculo en el suelo, no importan el estado previo del arbolado. Causará la muerte de las plantas si las condiciones para la infección y el desarrollo de la enfermedad son propicias”, ha afirmado González.
Aunque la escasez de agua debilita a las poblaciones y supone un efecto nocivo que afecta a la fisiología de la planta, según se destaca en la propia investigación: “la sequía por sí misma no puede considerarse como un factor determinante para la infección”.
De hecho, el patógeno necesita agua libre para poder desplazarse, por ello, las grandes inundaciones tras periodos de sequía son el escenario perfecto para este pseudohongo, que aprovecha los suelos encharcados para incrementar su infectividad.
Los resultados del estudio, según el investigador de la UCO, “nos ayudan a conocer un poco más la epidemiología e incrementar el conocimiento sobre el manejo y las respuestas del árbol a la infección”. El objetivo es plantar cara a una enfermedad para la cual “no existe una cura efectiva y que golpea directamente en la línea de flotación de la dehesa, la cuna del cerdo ibérico y un paraje con una gran importancia social y económica en la Península Ibérica”.
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