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“La Semana Santa es la primera fiesta de la ciudad, sólo comparable a la Feria y los Patios”

Pregoneros de la Semana Santa de Córdoba 2019 | ÁLEX GALLEGOS

José Prieto

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Ninguno esperaba que lo llamaran para ser pregonero de la Semana Santa de Córdoba en 2019 después de su primera -y recordada por muchos- experiencia hace más de dos y hasta tres décadas. Tanto Antonio Capdevila -pregonero en 1987- como Angelmaría Varo -pregonero en 1991- y Miguel Ángel de Abajo -pregonero en 1998- aseguran que era “impensable” volver al atril del Gran Teatro. Para ellos ha sido una enorme sorpresa que la Agrupación de Cofradías los eligiera para exaltar la Pasión en el 75 aniversario de la entidad, algo que dicen en los tres casos que ha sido “un regalo” y “un privilegio” por el que están infinitamente agradecidos. Esperan que la Agrupación no se haya equivocado en lo que Capdevila cree que es un “reconocimiento” a una generación concreta de cofrades que eran veinteañeros en los años 80, que cambió el modelo de pregón, que le cambió la cara a la Semana Santa y que en cierto modo ellos pueden representar.

Por lo que cuentan, se intuye que su pregón tendrá como clave y como centro la palabra, lejos de otros artificios. Al menos, si fuera espectador, es lo que le gustaría a Miguel Ángel de Abajo, quien considera que “lo importante en un pregón de Semana Santa es la palabra escrita, respirada, emocionada, transmitida, oída, y el silencio, eso es lo nuclear”. “No soy partidario de adherencias. El pregón que no comunica no interesa y hay que respetar la tradición de la palabra”, añade.

Todo se desvelará el próximo sábado 6 de abril en el Gran Teatro, cuando dará fruto un proceso y tarea que ha sido más “bonita” que difícil, según Angelmaría Varo. La entrevista, realizada el pasado jueves en una conocida cafetería del Realejo, empieza, con los tres, como se deben ordenar los cortejos en las cofradías, por antigüedad como pregoneros.

PREGUNTA. ¿Quién es Antonio Capdevila (A.C.)?

RESPUESTA. Un cofrade que dio su pregón de Semana Santa con 28 años, recién habiendo terminado un período de cuatro años como hermano mayor de la Buena Muerte y que ha tenido la alegría de, ya con 60 años cumplidos y habiendo terminado mi vida laboral, recibir este regalo inesperado de la Agrupación. Tanto el regalo del pregón como la posibilidad de compartir unos meses de trabajo y camaradería con otros dos cofrades que son amigos míos desde hace muchísimos años.

P: ¿Cómo se presenta Angelmaría Varo (Am.V.)?

Am.V. Hablar de mí me da un poco de rubor. Simplemente soy un cofrade que tuvo la suerte de serlo desde su nacimiento. No es mérito mío, es mérito de mis padres. Soy un cofrade que ha intentado vivir con mayúsculas la Semana Santa. Reconozco que me he preocupado menos que otra gente, a la que admiro muchísimo, de estudiar historia, formas y demás... mi vocación ha sido preocuparme de vivir, de sentir y de intentar comunicar lo que vivo y lo que siento.

P. ¿Y cómo se define Miguel Ángel de Abajo (M.A.A.)?

M.A.A. Es una pregunta muy delicada porque es muy personal. Soy cofrade, desde pequeñito me han gustado la Semana Santa y las cofradías, me he criado en la hermandad de la Merced a la que pertenezco y a la que quiero tremendamente. También quiero al resto de cofradías, de hecho pertenezco a alguna otra más y simplemente he estado y sigo estando abierto a colaborar con aquellas hermandades. En las cosas en las que haya podido participar lo he hecho. Soy un amante de la Semana Santa, muy especialmente de su propia cofradía y, dentro de su propia cofradía, de la Virgen de la Merced. Un cofrade al servicio de la Semana Santa de Córdoba, que tuve el honor de dar el pregón en el año 98 y que ahora repite con estos espléndidos compañeros en el año 2019.

P. Antonio, hace 32 años que hizo su primer pregón de la Semana Santa. ¿En qué cosas ha cambiado a mejor y en qué ha retrocedido, si es que lo ha hecho, la de Córdoba?

A.C. Creo que retroceso no ha habido. Si acaso, noto que ha cambiado un poco la forma de entenderse en los medios de comunicación. Los tres hemos trabajado en medios y antes se difundía lo importante, ahora ha pasado a ser noticia la igualá de una hermandad, el cambio de contraguía de una cofradía o el estreno de una marcha que luego no va a sonar ni en Semana Santa. En ese sentido, ha habido un cambio negativo en cuanto a la falta de priorización. Por lo demás, en presencia ciudadana, en enriquecimiento de patrimonio, en obra social, en vida interior de las propias cofradías, en su consideración por parte de la autoridad eclesiástica... se han dado pasos adelante muy significativos.

P. Angelmaría, ¿en qué ha tocado la gloria la Semana Santa de Córdoba?

Am.V. Ha habido una incorporación de mucha gente joven y no tan joven. No es que hayamos tocado la gloria, estamos avanzando en lo positivo aunque nos quede por avanzar. Las cofradías eran antes mucho menos mayoritarias que ahora, eran escasas de gente. Me acuerdo cuando mi padre estaba en sitios de responsabilidad y éramos capillitas, tontos de capirote, un núcleo de gente mucho más escasa que actualmente. Ahora tú vas por la calle en esta época del año y se te cruza un coche y te encuentras un chaval con las ventanillas bajadas escuchando marchas en el reproductor de CD. Hemos avanzado en que se ha enraizado en la gente, en que es más mayoritaria, en que la gente la asume. Sin ir más lejos, hemos visto con gran gozo desde hace tiempo que la Iglesia jerárquica está contando muchísimo con las cofradías porque se ha dado cuenta de que somos un movimiento cristiano importantísimo; hace veinte años era impensable que nos invitaran y facilitaran ir a la Catedral, cuando hace veinte años las cofradías tenían que pagar por poner la rampa y la seguridad. Las cofradías se han reafirmado en su estatus, en eso hemos evolucionado y hemos ganado mucho peso específico y además hay muchísima más gente en cofradías que antes.

P. ¿Y qué queda por mejorar, Miguel Ángel?

M.A.A. Queda lo que siempre queda, el crecimiento en el fondo de lo que son las hermandades, en su espiritualidad, en su obra social, en su vida de fraternidad. En esto que acabo de mencionar creo que se ha avanzado muchísimo, se van dando pasos, sin duda. Entre la gente joven cada vez hay más inquietud no solo en lo superficial, sino por lo profundo, hay más implicación. Creo que se ha dado un gran paso en que todas las hermandades vayan a la Catedral y, sin duda, eso va a repercutir mucho en la espiritualidad de la Semana Santa de Córdoba, ese campo en el que siempre hay que profundizar y en el que, aunque se consiguen progresos, siempre habrá que seguir insistiendo.

P. Angelmaría, hace también mucho tiempo que fue usted pregonero. ¿Qué cosas nuevas se pueden decir en un pregón a estas alturas?

Am.V. Muchísimas. Si cualquier cofrade leyera mi pregón del año 91, sería un pregón anticuado. Por ejemplo, yo recuerdo que narré la primera salida de Vera Cruz, hacía alusión a las hermandades en proyecto de la Cena y la Estrella. Evidentemente, la Semana Santa de hace 28 años era totalmente distinta a la de hoy. Ha cambiado muchísimo, hay muchas cosas nuevas de las que se puede hablar y que entonces no estaban.

P. Miguel Ángel, una de las cosas que tuvo la Semana Santa de Córdoba en los años 90 fue una Madrugá con tres cofradías. Una de las que participó fue la Merced, la suya. ¿Ve factible una Madrugá en Córdoba con esas características de nuevo? ¿Le gustaría que existiera?

M.A.A. No solamente lo veo factible sino que creo que es algo que está a punto de caer. Porque, por el crecimiento de la Semana Santa de Córdoba y la madurez que va adquiriendo, no tiene más remedio que prestarle atención a esa carencia que hay ahora mismo. La gran carencia que había era la de una estación de penitencia en un recinto sagrado, durante muchos años hemos estado resistiéndonos a eso, haciendo que las procesiones vayan a Las Tendillas, y otra carencia enorme que tiene Córdoba comparada con lo que es la historia de la Semana Santa en toda España y muy especialmente en nuestra provincia, no me refiero ya en Andalucía, es la recuperación de la Madrugada. Muy pronto habrá otra generación gobernando las hermandades de Córdoba y son generaciones bastante formadas que intentan saber lo que es la historia de la Semana Santa de Córdoba, recuperar sus tradiciones y vínculos con el pasado y darle valor a esa noche central de la liturgia como es la víspera del Viernes Santo, que es el momento en que surgió la Semana Santa. Yo estoy seguro que eso va a caer no por imitación de otras ciudades sino porque es un rasgo de madurez, y esa fruta madura va a caer de aquí a unos años. Aunque la Madrugada de Córdoba está magníficamente representada por la hermandad de la Buena Muerte, pero creo que me preguntas por un incremento.

P. Antonio, ahora existen varias procesiones de Vísperas. ¿Qué futuro le ve a esas hermandades y pro hermandades y cómo ve su encaje en la Semana Santa de Córdoba?

A.C. Un futuro halagüeño. Tres de ellas están ya agrupadas. Alguna de las no agrupadas ha presentado uno de los grandes estrenos de la Cuaresma en nuestra ciudad como es la Quinta Angustia. Son procesos lentos, laboriosos porque el coste patrimonial es grande, la carga devocional tiene que irse extendiendo en su zona de arraigo para que se consoliden, pero creo que tendemos con toda naturalidad a una incorporación a más o menos medio plazo a los días de la Semana Mayor que hará que aumente el número de hermandades cada día en la calle.

P. ¿Incluso que surja un Sábado Santo?

A.C. No lo sé. Yo al Sábado Santo le veo una dificultad, que es convencer a alguna cofradía del Viernes Santo para que se traslade. Porque yo no entiendo un Sábado Santo sin el Santo Sepulcro y no entiendo los Dolores en la calle si no es el día en que esté en la calle también el Santo Entierro. Y eso implicaría una serie de cambios que quizá fueran difíciles de conseguir.

P. Angelmaría, ¿hay en Córdoba cofrades para tanta hermandad nueva que viene?

Am.V. Yo creo que sí. Las nuevas generaciones están poblando de gente joven las cofradías. Sería también conveniente ir paso a paso, que se fueran formando bien y hacer las cosas sin prisa, pero gente hay y va a haber seguro. Pienso que las cofradías están en un momento álgido de participación humana, hay muchísima gente que se está sumando, pero hay que hacer las cosas por su orden, no podemos hacer muchísimo patrimonio sin tener una devoción hacia la imagen.

P. Para usted también la siguiente pregunta: ¿Qué lugar cree que ocupa la Semana Santa dentro de las fiestas de la ciudad?

Am.V. La primera. En otra manera, comparable a la Feria y a los Patios nada más, a nivel humano y de movimiento social. Es una de las grandes fiestas de la ciudad. Las otras son fiestas muy agradables pero nada que ver con la raíz social y el movimiento humano y económico que genera en la ciudad la Semana Santa.

P. Miguel Ángel, ¿respeta Córdoba a las hermandades?

M.A.A. Bueno... yo creo que hay una gran mayoría de cordobeses que la respeta con independencia de que les guste o no, pero también hay una minoría que se hace sonar mucho y que yo creo que son unos catetos porque no respetan y no valoran, y que miran por el rabillo del ojo y por encima del hombro a las cofradías. De estos últimos, no solo aquellos que estamos pensando, grupos políticos o sociales radicales, dentro de la Iglesia también hay de esos. Pero es una minoría, a gran escala el pueblo de Córdoba sí valora y respeta a las cofradías y, como tiene que haber de todo, siempre hay esa minoría que mete la pata, pero la gran corriente mayoritaria abruma y calla y silencia esas voces que se hacen sonar fuera de lugar con actitudes negativas como la polémica tan reciente respecto a la Virgen de la O. No tiene ni pies ni cabeza que no se le haya dado una solución para este año a este grupo de vecinos, que son católicos pero son vecinos. Pero aparte de eso, la Semana Santa de Córdoba se hace respetar incluso por personas que no son creyentes.

P. Le pregunto a Antonio Capdevila sobre esta polémica de la O, sobre hermandades como la de Fátima a la que hace un tiempo no se le dio permiso para hacer su rosario por las calles, hermandades a las que se les cambia el itinerario... ¿Cómo se trata desde el Ayuntamiento a las hermandades? ¿Ve justificadas estas medidas?

A.C. La Semana Santa, desde el Ayuntamiento actual, tiene un apoyo institucional mínimo. Si acaso la cesión del espacio público para la colocación de sillas y palcos, y poco más. Hay un grupo municipal, que es el Popular, que acude a respaldar todos los actos de nuestras hermandades, se advierte en alguna ocasión la presencia de miembros de Ciudadanos y ahí hemos parado. Una implicación del equipo de gobierno con la Semana Santa es prácticamente inexistente. No valoran que somos los que damos vida a las Cruces, en cierta manera le estamos dando vida a la Feria. No se nos tiene en cuenta como colectivo ciudadano que tiene más peso que otros que son más de su cuerda y, en ese sentido, son más privilegiados. Aquí tenemos que ver cosas como la Cabalgata de Reyes en manos de quienes creo que no saben gestionarla y tienen un respaldo municipal absoluto. Y, por otro lado, me duele mucho que una Semana Santa del nivel artístico y cultural de la de Córdoba, dejando al margen elementos devocionales, no tenga la declaración de Interés Turístico ni nacional ni internacional como otras grandes Semanas Santas de España.

P. De nuevo le pregunto, Antonio. ¿Cómo ve la labor social que hacen las cofradías? ¿Es suficiente? ¿Está reconocida?

A.C. Aquí se cumple el precepto evangélico: una mano no sabe lo que hace la otra. Las cofradías están realizando una labor asistencial de primer orden, tanto a nivel conjunto como la enorme labor que hacen en solitario en estos años de crisis. Y un tercer elemento que nunca se considera, que son las labores artesanales que subsisten gracias a las cofradías, como cereros, orfebres, bordadores, doradores, tallistas... son profesiones prácticamente perdidas o muy limitadas en su desarrollo sin las cofradías y eso es también labor social.

P. De eso puede hablar bien Angelmaría, porque ha sido dorador. ¿Qué aporta la Semana Santa en la economía de la ciudad más allá de en el turismo?

Am.V. Como dice Antonio, hay dos formas de labor social de la Semana Santa. Una labor asistencial a personas con dificultades económicas, que se les apoya, y otra es el mantenimiento de puestos de trabajo estables todo el año, todo el tema artesanal, y eso son muchas personas que no están recibiendo una limosna, están recibiendo el salario honesto por su trabajo. Que muchas veces me pregunto: ¿Qué es más cristiano, dar un trozo de pan a quien tiene hambre o posibilitar que la gente se gane su propio pan? Y las hermandades hacen las dos cosas. Aparte de que mantienen una cultura y un arte de nuestro pueblo que estaría extinguido si no fuera por las hermandades, y eso hay que decirlo para que la gente lo sepa. Además, también generamos puestos de trabajo temporales como todos lo que se mueve en hostelería y un montón de gremios desde quince días antes de que llegue la Semana Santa hasta quince días después. Eso la gente lo tiene que saber y valorar para que las autoridades políticas lo sepan, que a veces parece que no lo saben algunos políticos, porque ahora llega una hermandad que quiere un centro cívico porque son vecinos del barrio y se le niega. Me parece ofensivo.

P. Miguel Ángel, ¿a qué cree usted que sale el cordobés en Semana Santa? ¿A vivir la fe, a ver pasos, a tomarse una tapa en La Corredera mientras pasa una procesión?

M.A.A. Yo creo que a todo eso. Porque durante todo el tránsito que duran las procesiones es difícil mantener una única intención salvo aquellos que hacen estación de penitencia con cubrerrostro, como costaleros o músicos. El resto de público que salimos a la calle vamos pasando por todos esos estados de ánimo. Lo ideal sería que todos saliéramos a las calles como el que entra en un templo al aire libre, pero eso es prácticamente imposible por la extensión, la duración y la participación que hay afortunadamente en torno a la Semana Santa, aunque yo creo que muchas veces, incluso cuando se está asistiendo a la Semana Santa con cierta indiferencia con un bocadillo de calamares en la mano, quién sabe si a lo mejor ese encuentro que hay fortuito o buscado con una cofradía no puede hacer que en esa merienda o cena con el bocadillo se pueda pensar un poquito en lo que está ocurriendo. Yo creo que la Semana Santa la magia que tiene es que es una oferta libre y abierta a todo el público en toda clase de circunstancias y el que quiera recoge lo que le apetece o lo que le provoca en un momento dado la presencia de una imagen y su ambientación en la calle. Por eso la Semana Santa tiene un presente tan fresco y tan jugoso, es un acontecimiento vivo que comunica mucho y tiene que decir cosas profundas porque si no, hubiera quedado como algo decadente y de museo, y es un acontecimiento vivo y comunicador y eso se nota con el florecimiento del entusiasmo que hay en la calle y muy especialmente entre los niños y los jóvenes. Es una de las actividades que más población juvenil puede convocar entre costaleros, músicos, penitentes, nazarenos... Ya quisieran otro tipo de entidades disponer de la población joven que atrae hacia sí la Semana Santa.

P. Habla de costaleros y músicos. Aunque los protagonistas son los titulares, ¿cree que han quitado parte del protagonismo el costal y las bandas a las sagradas imágenes?

M.A.A. Yo creo que no. Son incorporaciones que se le van dando a las estaciones penitenciales, que muchas veces van afectadas por modas, porque la manera de andar, de tocar, de oír la música tiene que ir evolucionando, si no, esto sería algo muerto y de museo, pero al final todo ese interés acaba confluyendo en los titulares de los pasos. La Semana Santa es barroca y lleva un montón de recursos a su alrededor, pero eso no quita que el meollo y el núcleo sean Cristo y la Virgen en cada una de las cofradías.

P. Angelmaría, ¿qué dan las cofradías a la Iglesia?

Am.V. Dan, básicamente, vida. Creo que en las parroquias que hay cofradías se nota que hay una vida diferente que en las parroquias en las que no hay cofradías. No quiero decir que las que no tienen cofradías no tengan vida, pero vete a Beato Álvaro, a la Huerta de la Reina, o vete a San Pedro, mi casa, cuando hay un acto de la Misericordia se llena la iglesia y estamos encantados los cofrades de colaborar con los consiliarios y con las parroquias y, gracias a Dios, los consiliarios y la Iglesia jerárquica se han dado cuenta de ese filón maravilloso que tienen en las cofradías.

P. ¿Y qué le da la Iglesia a las hermandades?

Am.V. Pues a estas alturas que estamos de la vida le da comprensión y cariño, cosa que desgraciadamente hace veinte años no le daba, y eso es un dato objetivo. Y yo creo que las cofradías y la Iglesia estamos muy felices de que hayamos encontrado esa encrucijada en la que las cofradías le damos mucho a las parroquias y la Iglesia nos da a nosotros. Ése es el sitio ideal y estamos llegando muy cerca de ese sitio ideal. Y ojalá que sigamos avanzando en esa dirección que se ha abierto, lo digo claramente, en la época de nuestro obispo don Demetrio, por personalizar.

P. Antonio, han quedado hoy para ensayar el pregón. ¿Cómo lo definiría? ¿Qué se va a encontrar quien acuda al Gran teatro?

A.C. Espero que se encuentre lo que espera, porque si no, sería un fracaso. Lo que se va encontrar va a ser un pregón diferente en cuanto a su concepción. Los pregones siempre se han tenido por una creación individual. Por su 75 aniversario, la Agrupación nos propuso un pregón hecho desde un proceso de creación colectiva, que es todo lo contrario a lo que hasta ahora se había realizado. Si de algo estamos orgullosos del pregón es que no son tres pregones en uno. Es el pregón que hemos escrito entre los tres e interiorizado entre los tres. Ése fue nuestro objetivo cuando empezamos a darle forma hace ya once meses y llevamos trabajando a partir de un texto base desde finales de septiembre. La originalidad está en que tres hayamos hecho uno. Podría ser que en un momento determinado alguien que conozca nuestros estilos diga: “Esto lo ha escrito éste o el otro”. Pero yo estoy seguro de que habrá pasajes en los que no debería de apostar porque fallaría, porque hay momentos en los que lo que estamos leyendo lo ha escrito otro compañero.

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