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Se rompió el amor entre Podemos e IU en Córdoba (si es que alguna vez lo hubo)

Asamblea de febrero donde se intentó una confluencia que navegó | ÁLEX GALLEGOS

Alfonso Alba

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Córdoba siempre fue diferente para la izquierda. Su Ayuntamiento fue hasta 2015 el único de una capital de provincia en el que gobernó (y durante muchos años) el PCE, primero, e Izquierda Unida después. Eso hizo que tanto la primera como la segunda organización tuviesen un peso específico y un gran poder en la ciudad. IU, a pesar de todo lo que ha llovido desde el 15M, sigue manteniendo una base fuerte en comparación con otros partidos. Quintuplica en militantes a Ciudadanos, por ejemplo. Y mantiene una estructura orgánica muchísimo más potente y, valga la redundancia, organizada que Podemos.

Desde 2015, la relación de IU con las nuevas fuerzas políticas que surgieron al calor del 15M fue extraña. IU se negaba a diluirse dentro de estas nuevas formaciones como sí que ha hecho en otras partes de España. Y siempre quiso llevar la voz cantante de la considerada “verdadera izquierda” en Córdoba. Tanto en la capital como en los pueblos, donde salvo en los más habitados la presencia efectiva de Podemos es prácticamente nula.

Por eso, y por tantos antecedentes, nunca hubo un especial amor en el matrimonio firmado a nivel estatal entre Podemos e Izquierda Unida en el famoso pacto de los botellines entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón. A pesar de eso, la confluencia se ha intentado. Sin demasiada intención en los últimos meses. Sobre todo desde que IU optó en unas apretadísimas primarias por Pedro García como candidato frente a Amparo Pernichi.

Desde hacía semanas, en la izquierda cordobesa se daba por hecho que al final no habría matrimonio, que el divorcio era un hecho y que lo mejor es que cada uno se presentase por su cuenta a las elecciones municipales del próximo 26 de mayo. Después, aseguraban, ya se verá si se pactan, si se puede pactar, cómo se pacta y hasta quién pacta. Mejor separados que revueltos, era el lema. “Allá ellos”, es la frase más repetida en IU, en Podemos y hasta en Ganemos. Ninguna formación asume el fracaso de la confluencia. La culpa, de los otros.

Los primeros en saltar del barco fueron los militantes de Ganemos, que ya han creado Ganemos en Común. A esa confluencia se ha sumado oficialmente Equo. La dirección municipal de Podemos ha dicho que también. Pero el candidato elegido en primarias, Juan Alcántara, no lo tiene tan claro. Prefiere aprovechar el tirón de la marca Podemos para presentarse en solitario. El comunicado enviado este jueves sobre una decisión del pasado domingo de Podemos no deja clara qué postura van a asumir. “Una confluencia amplia” es por lo que apuestan, según afirman. Pero de ahí ya se ha bajado IU.

A título particular, las asambleas de Ganemos en Común están repletas de militantes y hasta de dirigentes de Podemos en Córdoba. Algunos podrían hasta presentarse a las primarias abiertas de esta formación, cuyo plazo de candidaturas concluye este viernes.

Mientras, en IU reina la calma. Pedro García será el candidato, hará su propia campaña, sus propios carteles electorales y reforzará su papel en el Ayuntamiento de Córdoba. Podemos y Ganemos sostendrán que fueron dique de contención para evitar un segundo mandato del PP, pero no se responsabilizarán de la gestión de estos cuatro años. De momento, en el Ayuntamiento, IU y Ganemos ya se están atizando. La campaña está a la vuelta de la esquina. Y ya no hay concesiones. Se acabó el amor, si es que alguna vez existió.

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