Los reyes magos de los que no tienen nada
Eugen es un ciudadano rumano que vive en el Deutsche Bank de la calle Concepción desde hace varios años. Es habitual verlo a él, con sus coches de juguete y su saco de dormir en la puerta de la entidad, en frente del edificio de Bershka. Allí duerme las mañanas, completamente ajeno al trajín diario del comercio, las rebajas y las compras de última hora.
Allí es también donde este lunes le van a dejar un regalo los reyes magos. Lo harán los voluntarios de la Asociación Córdoba Actúa, un grupo de amigos que desde hace unos años suele salir algunos días a título personal a repartir mantas o sacos de dormir, leche caliente, fruta y bocadillos a los sin techo de la ciudad. La gente que, como Eugen, no quiere o no puede ir a un albergue municipal.
Silvia, la más activa de la asociación estas navidades, es la que le hará entrega de los regalos. Lo hará disfraza de Rey Melchor con un traje que le ha dejado la Asociación Sonrisa de Lunares. La idea es llevarles mantecados y dulces y también algunas cosas que les han pedido en los últimos días. Por ejemplo, Eugen quiere crema Nivea, que le encanta. Y eso, aparte de los mantecaditos y los bombones, es lo que va a tener este lunes.
Otros de los sintecho a los que atienden recibirán ropa, perfumes o una radio. Algunos ya recibieron jerséis de invierno y pantalones hace unos días, cuando Silvia se dio una vuelta para ver cómo estaban pasando las fiestas. Es la rutina de esta mujer, peluquera de profesión, a la que es habitual ver por el centro con un café, unos bombones o un par de zapatos en la mano, dispuesta a regalarlos.
“La comida la tienen cubierta, porque acuden a Cruz Roja o Cáritas. Lo que necesitan muchas veces es ropa o un saco de dormir”, explica Silvia, que desde hace años también ha logrado implicar a su sobrino de doce años en esta noble tradición de hacer de rey mago para quién muchas veces ha perdido hasta las ganas de pedir deseos.
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