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Exhumar para recuperar la memoria de una de las fosas con más fusilados tras la Guerra Civil

Fosa común en el cementerio de Hinojosa del Duque

Carmen Reina

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Este 1 de julio se ha cumplido un mes de los trabajos para la exhumación de los restos de las personas que fueron fusiladas y enterradas en una fosa común del cementerio de Hinojosa del Duque tras la Guerra Civil, una de las que sumaron más personas ejecutadas tras la guerra en la provincia de Córdoba, donde se conoce que llegaron a enterrarse cerca de 150 víctimas.

La tarea que se ha llevado a cabo en estas últimas cuatro semanas y que aún tiene por delante trabajo durante otro mes más hasta final de julio trata de recuperar la memoria de este episodio de la historia. O, lo que es lo mismo, trata de recuperar los restos de los fusilados que fueron amontonados en estrechas zanjas y, en ocasiones, quemados, como se comprobó en los sondeos previos realizados en septiembre de 2021 y que constataron las dimensiones cuantitativas de una de las mayores fosas de la provincia de víctimas tras la Guerra Civil.

En concreto, un equipo de la empresa Aranzadi conformado por una historiadora, un arqueólogo, una antropóloga y cuatro auxiliares de arqueología trabajan sobre la fosa que alberga víctimas de entre 1939 hasta julio de 1941, todas fusiladas con condenas militares o muertes en prisión, bien esperando condena o bien cumpliendo condena, explian a Cordópolis desde el equipo de expertos. De cada una de las víctimas consta documentación de consejos de guerra y de su paso por prisión, que conduce al episodio final de su vida y enterramiento en la fosa.

Hasta ahora, en este mes de trabajo, ya se han podido exhumar los restos de 29 personas y hay un total de 40 localizadas. Las labores se han centrado en extraer primero las víctimas de las estrechas zanjas cavadas junto al muro del cementerio donde eran fusiladas y, ahora, una vez agotada esa fosa, ya se trabaja en otros enterramientos donde hay atudes pero igualmente pertenecen a víctimas por muerte violenta de la posguerra.

Los trabajos, que cuentan con un presupuesto que ronda los 50.000 euros provenientes de fondos de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), la Diputación de Córdoba y el propio Ayuntamiento de Hinojosa del Duque, parten de estudios documentales y de un sondeo previo que se llevó a cabo en septiembre de 2021. Entonces, ya se vislumbraba la memoria de lo que ocurrió en 1939 en esta localidad y otros pueblos de alrededor en el norte de la provincia cordobesa, donde no hubo frente de batalla y se produjo el fusilamiento con carácter ejemplarizante de decenas y decenas de personas ligadas a la izquierda y la República.

Todo ello quedó documentado, además, sentencia a sentencia, nombre a nombre, y fue la principal base de estudio para poder localizar entonces la fosa y para la labor de exhumación e identificación que ahora se está llevando a cabo.

Se calcula que en la fosa completa pueden hallarse los restos de hasta 150 personas que fueron ejecutadas y enterradas de 1939 a 1940, además de otros enterramientos de muertes violentas hasta mediados de 1941, según constan en los documentos. La estimación toma como ejemplo que en la cata inicial realizada de apenas 2,70 x 4 metros se hallaron los restos de 25 personas y supieron que bajo ellas había muchas más. Y, de esas dimensiones, solo habría en el norte de la provincia otra fosa algo mayor, la de Pozoblanco, en un municipio con mucha mayor población que Hinojosa del Duque.

Visita informativa de familiares a pie de fosa

Para explicar todo el trabajo realizado hasta ahora, el equipo que trabaja en la fosa del cementerio de Hinojosa del Duque ha llevado a cabo este sábado una actividad informativa a pie de fosa para familiares de las víctimas que quieren conocer de cerca los detalles de la tarea que se realiza.

Allí, ante el lugar donde fueron enterradas las víctimas que aún buscan más de 80 años después, los expertos han dado cuenta de todo el proceso que se ha realizado, desde los estudios documentales a la localización de la fosa, el sondeo previo y, ahora, la exhumación de los restos de los fusilados.

Y, a partir de la exhumación, cuál es el procedimiento que se lleva a cabo para custodiar los restos y guardar muestras de ADN y, a la vez, el proceso para que los familiares puedan tomarse muestras de ADN que pueda ser cotejado en un futuro con los de las víctimas.

Mujeres y hombres con nombres y apellidos

Los nombres y apellidos de los ejecutados y enterrados en el cementerio de Hinojosa del Duque figuran en los fondos del Archivo Militar de Sevilla. Incluso aparecen con algunos datos físicos, que ha ayudado a los expertos a realizar el perfil antropológico de las víctimas. La mayoría eran de Hinojosa del Duque, pero también de otros pueblos cercanos como Belmez, Fuente La Lancha o El Viso. Tras la Guerra Civil, fueron condenados en las plazas de sus pueblos. Así lo cuentan las sentencias de cada uno de ellos. Eran trasladados a la cárcel de Hinojosa y ejecutados al alba por un pelotón de fusilamiento en el cementerio.

Con esa documentación, las diligencias de enterramientos y los testimonios orales que recogieron los expertos, se sabe -por ejemplo-, dos mujeres halladas en la fosa son Carmen Aranda Caballero, ejecutada cuando tenía cinco hijos y se sospecha que embarazada del sexto, y Leonor Expósito Palomo, condenada a muerte a la vez que su madre y una hermana lo fueron a 30 años de cárcel. O se conoce también la historia de uno de los varones hallados, que no fue fusilado: murió en la cárcel, a la edad de 69 años, esperando su ‘juicio’. Y, sin sentencia, también fue amontonado en la fosa común. El Ayuntamiento de Hinojosa del Duque ha difundido en este tiempo la búsqueda de familiares para poder tomar muestras de ADN y, ahora con la exhumación de los restos de la fosa, poder identificar a los represaliados.

Ensañamiento con los cuerpos

Allí mismo, a pocos metros del muro original del camposanto que aún se conserva, cavaron unas zanjas de apenas 30 centímetros de anchura y las personas represaliadas fueron amontonadas, sin atisbo de un mínimo respeto final por el descanso del cuerpo de un fallecido, sino todo lo contrario. Los especialistas han comprobado que unos cuerpos estaban encima de otros, simplemente rellenando la zanja hecha. Y si no cabían, se hacía de todo hasta que cupieran, incluso rompiendo los huesos. Además, muchos cadáveres de represaliados fueron quemados con un líquido acelerante, quedando de ello una huella negra en la tierra.

Estas pruebas y la munición hallada en el sondeo prueban los evidentes signos de la violencia que se utilizó contra estas personas. Se sabe que en esas estrechas zanjas volcaban sacas enteras de personas fusiladas. El sondeo certificó que había más zanjas y su longitud era mayor de lo excavado en esa cata, por lo que se cree que en total podría haber 150 personas enterradas. Ahora el trabajo iniciado trata de recuperar la memoria del máximo número posible de estas víctimas ejecutadas tras la Guerra Civil y encarar el camino que lleve a su identificación para poder darles una sepultura digna más de 80 años después.

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