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La contaminación del agua de La Colada ya se constató hace diez años

Mortandad de peces en el pantano de La Colada en 2020

Las advertencias sobre la contaminación del agua del embalse de La Colada que ahora se denuncia vienen de largo y ya constan desde hace una década. Entonces, en 2013, se llegó a hacer un proyecto para evitar que las aguas del río Guadarramilla desembocaran en La Colada, dada su alta contaminación.

En esa fecha, con el Gobierno central presidido por Mariano Rajoy, la Sociedad Estatal de Aguas de las Cuencas del Sur dio el visto bueno en un informe a un proyecto de medida medioambiental para preservar la calidad del agua de La Colada. En dicho informe -difundido Solienses y consultado por este periódico-, ya en abril de 2013 se alude a los “problemas existentes” como la “existencia de instalaciones de ganadería en la zona del valle de los Pedroches, que contaminan los suelos y cuyas sustancias acaban finalmente en la red hidrográfica”. Asimismo, ante ello, se declaraba la “capacidad de tratamiento insuficiente de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Pozoblanco para los caudales que aportan las industrias y aprovechamientos ganaderos”.  

Así las cosas, se proyectó construir una estación de bombeo que impidiera la desembocadura directa de las aguas del Guadarramilla en el embalse de La Colada. Con ello se pretendía que dichas aguas salvasen dicho embalse y se redirigieran hacia el arroyo de Cerro Blanco y luego, de nuevo, al Guadamatilla río abajo. De ese modo, sus aguas contaminadas no afectarían a La Colada. Tanto el Guadarramilla como el Guadamatilla son los dos principales ríos que aportan agua al embalse.

“El proyecto de medida ambiental para preservar la calidad del agua del embalse de La Colada tiene como finalidad asegurar la calidad sanitaria de sus aguas para el abastecimiento a la población”, sostenía aquel proyecto. “La actuación prevista, al no dejar entrar al embalse las aguas de mala calidad, provocará la mejora en la calidad de las aguas almacenadas susceptibles de ser utilizadas para el suministro urbano”. 

El informe constataba la ineficacia que se había observado en la ejecución de medidas ambientales previas y señala como causas de la contaminación los vertidos de la ganadería y la escasa capacidad de depuración. De hecho, aludía a las actuaciones que se habían llevado a cabo hasta entonces a través de la Confederación Hidrográfica del Guadiana y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía “sobre las explotaciones agropecuarias que vierten sus efluentes sin depurar al cauce (...) no han sido tan eficaces como se esperaba puesto que los niveles de contaminación se mantenían puntualmente en el tiempo”.

Y en cuanto a la insuficiencia de la depuración de aguas residuales, no solo afectaba la estación de Pozoblanco, sino que se apuntaba cómo la de El Viso-Villaralto, vertía entonces directamente al embalse. Así las cosas, se comprobó que existía “carga contaminante” cuantiosa en La Colada.

La viabilidad del proyecto de bombeo para que el agua contaminada del Guadarramilla no acabara en el embalse de La Colada recibió luz verde de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente el 4 de abril de 2013, pero esta actuación no llegó a ejecutarse. Con ello, la contaminación que transportaban las aguas del Guadarramilla han seguido vertiendo al embalse.

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