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La bolsa de gas que ha provocado el géiser de fuego en Fuente Carreteros se conocía desde hace 35 años

Columna de fuego en Fuente Carreteros.

Alfonso Alba

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20 días después de la explosión, el géiser de fuego de Fuente Carreteros aún sigue ardiendo. Aunque localizado en Écija (Sevilla), la enorme columna de fuego está a apenas 300 metros del casco urbano de este pequeño municipio de la provincia de Córdoba. El 1 de junio una explosión hirió a dos de los trabajadores que perforaban el suelo en busca de agua para unos almendros cercanos. Tras la explosión, como una especie de pebetero, se encendió una enorme llama de fuego que a día de hoy sigue activa. No suena, pero impresiona, aunque en estos 20 días los vecinos se han acostumbrado a convivir con la presencia de esta columna de fuego en su horizonte, especialmente visible y notable por las noches.

El pozo sigue ardiendo y, de momento, no se sabe cuándo se apagará. Pero tras el accidente en Fuente Carreteros surgen varias preguntas. La más importante, ¿no se podía prever? Fernando Ruiz, jefe de la oficina territorial del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en Sevilla señala que constan al menos dos sondeos en la zona de finales de los años ochenta y principios de los noventa en los que se certificó la presencia de bolsas de gas natural. Estos dos sondeos están inventariados en una base de datos de Hidrocarburos.

En concreto, los pozos de gas tienen hasta nombre: Córdoba C-1 y Córdoba C-1A. La Asociación de Geólogos y Geofísicos Españoles del Petróleo (AGGEP) ha informado que el pozo de agua que se estaba perforando se encuentra dentro de la “antigua concesión de explotación de gas natural El Ruedo 3”, entre los pozos Córdoba C-1 y Córdoba C-1A. Ambos fueron perforados por Ciepsa en 1988 y 1991. El primero, según han informado, llegó a producir 61.700 metros cúbicos de gas natural al día.

El hallazgo de la bolsa de gas se produjo a una profundidad de entre los 213 y los 232 metros de profundidad. Allí se dio con un paquete de “areniscas depositadas hace unos 10 millones de años”, en el Mioceno Superior, “con una buena porosidad”. De hecho, la compañía Nuelgas estuvo extrayendo gas natural en la zona entre 1999 y 2014. En total, se calcula que salieron unos 65 millones de metros cúbicos de gas.

Es decir, la presencia de gas natural donde se excavó el pozo, junto al arroyo de Las Valbuenas, era conocida “desde hace 35 años”. La asociación de Geólogos y Geofísicos de España señala que, por tanto, “se debía de haber realizado un estudio” geológico previo “y tomado las precauciones necesarias antes de perforar en una zona donde se sabe que existe gas natural a profundidades relativamente someras”. Algo que no se hizo. Además, han reclamado la publicación de una base de datos que “al menos incluya a todos los pozos con objetivos de hidrocarburos perforados en España, con su localización y los resultados obtenidos”, para evitar “lamentables incidentes como el ocurrido”.

Desde el IGME confirman esta información y detallan cómo se pudo producir la explosión. En la perforación se dio con un material arenoso con gas natural, algo muy inflamable que arde con que salte una chispa de la maquinaria que excava el subsuelo. Esa chispa provocó el incendio que se propagó rápidamente pozo arriba hasta la superficie. Y ahí sigue ardiendo, sin que nadie pueda saber cuándo se apagará.

En busca de agua prehistórica

En principio, si se va a perforar a una superficie de más de 500 metros de profundidad, la empresa prospectora tiene que presentar un informe de impacto ambiental, donde se debe incluir el correspondiente estudio geológico. Pero la bolsa de gas de los conocidos como Altiplanos de Écija es bastante somera, a entre 213 y 232 metros de profundidad. En el Valle del Guadalquivir se están perforando pozos en busca de agua a profundidades mucho mayores. En muchos casos se da con aguas de origen prehistórico, con las que se riegan almendros, pero también olivos y cítricos de la zona.

La pregunta no es solo cuándo se va a poder apagar el pozo sino si se puede hacer algo para conseguirlo. Fernando Ruiz asegura que sí, que hay métodos, pero que son “caros”. Las empresas de hidrocarburos suelen contar con una especie de “tapones” o “cabezas de clausura”, pero existe otro problema. “¿Cómo es el pozo? Posiblemente no tiene entubación”, lo que hace que todo sea más complicado.

Este tipo de accidentes “no son habituales”, relata, “pero pueden ocurrir”. En la provincia de Córdoba ya ocurrió en los años noventa, en La Rambla, cuando otra perforación dio con un pozo de gas que explotó, hirió a tres trabajadores y estuvo cinco días ardiendo. Entonces se apagó por el agua de un acuífero que se filtró en el tubo. En Fuente Carreteros, de momento, el géiser de fuego sigue ardiendo día y noche. Y nadie sabe si el fenómeno durará días, semanas, meses o incluso años.

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