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Los premios del consenso

Fotografía de familia de los premiados FOTO: MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Hijos predilectos, adoptivos y medallas de oro y plata de la ciudad recogen sus distinciones con discursos conciliadores y, sobre todo, emotivos en un repleto Teatro Góngora

Tanto, tanto, tanto se temió al premio del Ayuntamiento de Córdoba a la plataforma Stop Desahucios que al final su intervención, muy reivindicativa pero también muy conciliadora, apenas si destacó más allá de los habituales gritos del “sí se puede” entre el público que llenaba el Teatro Góngora con motivo del acto de entrega de las medallas de la ciudad y el reconocimiento de sus hijos predilectos (Paco Peña) y adoptivos (Gerardo Olivares, Pedro Lavirgen y Juan Cuenca). De los premios se escribió más por la polémica de conceder uno a Stop Desahucios de por lo que luego resultaron: unos galardones de consenso en el que todos los grupos políticos se sintieron cómodos precisamente porque todos se veían representados. “Este es el premio del pueblo de Córdoba”, llegó a exclamar el portavoz de Stop Desahucios, Rafael Blázquez.

El discurso más intenso correspondió, como era de esperar, al guitarrista Paco Peña, nuevo hijo predilecto de la ciudad que lo vio nacer. Peña, creador del Festival de la Guitarra y profesor en Rotterdam, dedicó el reconocimiento “a mi gente” que en un gesto final en el que alargó su brazo simbolizó a toda la ciudad, a la que considera tan próxima. “A mi gente y a mi cultura”, insistió.

Antes de Paco Peña recibieron su medalla los tres hijos adoptivos que reconoció el Ayuntamiento en Pleno: el tenor Pedro Lavirgen, y los arquitectos Gerardo Olivares James y Juan Cuenca. Lavirgen, en un discurso en el que no leyó una línea, insistió en todo momento en que es “cordobés de Bujalance” y recordó anécdotas como el de la profesora de Música que le suspendió y que luego fue a pedirle perdón cuando lo vio actuar en la Mezquita. Juan Cuenca, nacido en Puente Genil pero criado en Córdoba, defendió el “respeto por nuestros valores patrimoniales pretéritos” al tiempo que se postuló en defensor del “desarrollo urbano de la ciudad”. Muy cercano y directo, la chispa la aportó el arquitecto Gerardo Olivares, que dijo llevar más años en Córdoba (70) “que el alcalde” y que defendió que “soy cordobés por propia voluntad”.

Mientras, junto a Stop Desahucios, que insistieron en que seguirán en la lucha para seguir evitando que miles de cordobeses afectados por la hipoteca sean expulsados de sus casas, recibieron también las medallas de oro dos asociaciones que trabajan con los más desfavorecidos: el Banco de Alimentos y Cáritas Diocesana. Sus responsables, Carlos Eslava y María Dolores Vallecillo, respectivamente, defendieron el trabajo con los más necesitados y reclamaron la necesidad de “un mundo más justo”.

Por último, aunque fue al principio, recibió la medalla de plata una muy emocionada Lourdes Mohedano, gimnastas, que llegó a sollozar al recordar a su familia y a su barrio, Ciudad Jardín. Mohedano defendió su cordobesía, que luce por los campeonatos a los que va, donde siempre va acompañada por un sombrero cordobés.

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