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Pedro Sánchez se da un céntrico paseo con aroma preelectoral

Paseo de Pedro Sánchez en Córdoba | MADERO CUBERO

Juan Velasco

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Pedro Sánchez ha estado en Córdoba. De paseo. No se sabe si estaba reconociendo el terreno antes de las nuevas elecciones, si necesitaba hacer tiempo antes de la comida mitin que tenía después en Jaén o si quería pasear por la calle Foro Romano antes de que vuelva a ser Cruz Conde.

El caso es que, pocos minutos después de las 11:00, el presidente del Gobierno en funciones y candidato socialista a ocupar la Moncloa a partir del 10 de noviembre se ha bajado de un coche en Ronda de los Tejares y ha comenzado a andar hacia el final de la calle Foro Romano por el camino más largo: recorriendo el Bulevar del Gran Capitán, cruzando Gondomar, bordeando la Plaza de las Tendillas y atravesando Foro Romano.

Y fin. Allí le han recogido y se ha marchado rumbo a Jaén. Un kilómetro, metro arriba, metro abajo, hay entre un punto y otro. Una hora ha tardado el presidente en recorrerlo. Porque un paseo de estas características no es otra cosa que un pequeño baño de besos entre los tuyos, un rosario de selfis entre curiosos y afines y algún que otro insulto e improperio.

Sánchez, lógicamente, escoltado por cientos de personas y decenas de policías de paisano y de uniforme, ha estado bien arropado y el balance le ha salido a cuenta. Ha tenido tiempo de firmar ejemplares de su libro Resiliencia, de estrechar manos, besar mejillas, señalar cosas y hacerse selfis. El más divertido, seguro, el que se ha echado con un grupo de alumnos del IES Góngora, que a la hora en que pasaba el presidente por Las Tendillas estaban en pleno recreo.

“Es el p... Pedro Sánchez”, decía un joven malhablado con euforia adolescente. “Es el presidente de España”, remarcaba a sus compañeros. “Viva el Rey”, decía otro. “Arriba España”, se sumaba un tercero. Todo ello mientras, casi en estampida, se acercaban a echarse la foto con Sánchez, que accedía con media sonrisa. Más amable ha sido con los mayores, con los que se ha detenido en varias ocasiones.

Aunque no con todos, claro. Precisamente han sido los mayores los que peores palabras han tenido con Sánchez. A su llegada, un grupo de jubilados le ha gritado: “¡Fuera!”. En pleno bulevar, otro señor le ha llamado “chorizo” y “traidor” y, ya entre Tendillas y Foro Romano, una señora le ha invitado a “irse a comer un kebab” con maneras poco amistosas. Y a estas voces se han sumado las de tres jóvenes mujeres que suelen protestar en la puerta del Ayuntamiento y que, aprovechando la visita de Sánchez, le han pedido -rodeadas de policías nacionales- “una vivienda digna”.

Y eso ha sido todo. “Últimamente está dando mucho estos paseos”, confesaba un miembro de la escolta presidencial. Y tal como ha llegado, se ha ido. Así que no descarten que, efectivamente, éste haya sido el primero de algunos más que va a darse el candidato socialista aprovechando el otoño (electoral) cordobés.

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