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Padre e hija varados en Rumanía sin poder volver a Córdoba

Rumanos en la Subdelegación del Gobierno de Córdoba | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Una familia rumana residente en la capital lleva meses inmersa en un callejón sin salida burocrático que impide que la niña de siete años regrese a la escuela

La burocracia tiene callejones sin salida. Y estos pueden dejar a una familia varada en una frontera, sin posibilidad de regresar a casa. Es lo que les está pasando a un padre y su hija pequeña en su país de origen: Rumanía. La pequeña nació en España y ambos son residentes en Córdoba, pero desde septiembre están bloqueados en la frontera rumana, inmersos en un bucle kafkiano que impide que la pequeña pueda regresar con su padre a Córdoba y reintegrarse en el colegio donde está escolarizada.

La historia de Dumitru Daniel Stefan, de 29 años, y de su hija Marinela, de 7, empieza a torcerse cuando este verano el padre decide viajar con la pequeña a Rumanía para que conozca a su familia de origen. Pero para tramitar el pasaporte de Marinela, el consulado de Rumanía en Sevilla le exigía o bien el permiso expreso de la madre o una sentencia judicial que demostrase que el padre tenía la guardia custodia de la niña.

El problema es que la madre de Marinela desapareció hace tres años. Y cuando se esfumó, se llevó también al segundo hijo que tuvo con Dumitru y que solo tenía dos años. Padre e hija se quedaron solos en Córdoba y sin noticias de la mujer y el pequeño. Asesorado jurídicamente, el hombre presentó una denuncia el 9 de febrero de 2015 ante el Juzgado de Instrucción 7 de Córdoba, señalando que el caso podía implicar un posible secuestro de menores por parte de la madre.

Con este escrito, Dumitru volvió a solicitar el permiso para viajar con su hija. Y justificó la falta de consentimiento materno por la desaparición de la mujer y el desconocimiento de su paradero. El consulado aceptó el escrito y decidió tramitar el pasaporte de la niña. De esta forma, emprendieron el viaje, dando por hecho que este trámite les garantizaba tanto la ida como el de vuelta a España. Pero se equivocaban.

Cuando en septiembre emprendieron el retorno, las autoridades rumanas volvieron a solicitar el permiso de la madre para que la menor, aún acompañada de su padre -además de estar empadronada y escolarizada en Córdoba- saliese del país. Comenzó entonces un periplo burocrático que mantiene a padre e hija bloqueados en Rumanía.

“Todo el mundo se desentiende. Las autoridades rumanas dicen que si no hay permiso de la madre, tiene que haberlo de España, sin dar más información. Y tampoco aceptan la denuncia presentada que justifica la desaparición de la madre”, se quejan fuentes jurídicas cercanas a la familia.

Lo peor, según las mismas, es la desidia de todos. “Ni el consulado sevillano nos ayuda ni el Ministerio de Asuntos Exteriores. Nadie. Todo el mundo se lava las manos con este tema. Y la niña, mientras tanto, lleva meses de clase perdidos. Y su padre, que tiene todos los papeles y los permisos en regla en España, no puede seguir con su trabajo aquí”, prosiguen.

Para empeorar las cosas, las fuentes temen que si la situación en Rumanía no se desbloquea pronto, los problemas para Dumitru y Marinela puedan agravarse. Y es que las últimas noticias que tienen del juzgado de Instrucción es que la denuncia puede terminar siendo archivada. Un obstáculo más en un callejón sin salida burocrático.

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