La mitad de los desaparecidos en Córdoba son menores de edad

La mitad de las personas que desaparecieron en Córdoba durante el año 2018 son menores de edad. Según el último Informe de Personas Desaparecidas en España, publicado recientemente por el Ministerio del Interior y el Centro Nacional de Desaparecidos, el año pasado en la provincia de Córdoba desaparecieron un total de 123 personas. La mitad (58) son menores de edad. La mayoría son menores en fuga de los centros que hay en la provincia de Córdoba, principalmente Menas. Pero Córdoba es la única provincia de Andalucía donde se mantiene activa una búsqueda considerada de muy alto riesgo: la de Paco Molina, al que se le busca desde el año 2015.

Según este observatorio, en Córdoba además del caso de Paco Molina sigue habiendo tres casos activos de búsqueda de desaparecidos (todos mayores de edad). El más antiguo es el de Ángeles Zurera, del año 2008. También se busca a Francisco Bonilla, desaparecido en Cabra en 2015, y a Rafael Muriel, al que se perdió la pista en Adamuz en 2016.

Según se establece en el propio informe, cuando la desaparición se presume siempre de alto riesgo cuando se trata de un menor con independencia de la presunta voluntariedad o no de la desaparición. Únicamente pueden excluirse de esta regla general aquellos casos excepcionales en los que concurran circunstancias que hagan evidente la voluntariedad de la desaparición, como las fugas de los centros de internamiento o de acogida de menores u otras circunstancias análogas. Esta es la mayoría de los casos de Córdoba. No así el de Paco Molina.

Las provincias de España con más desaparecidos menores de edad son las costeras andaluzas: Cádiz, Granada y Almería, principalmente, aunque también Málaga. A pesar de ello, Córdoba tiene unos índices de desaparecidos superior, por población, a los de provincias como Sevilla.

Para los mayores de edad, por su parte, se tienen en cuenta los factores que pudieran hacer inducir el carácter forzado de la desaparición o la existencia de riesgo para la vida o integridad física de la persona como indicios de un posible secuestro, retención o extorsión por parte de terceros; datos que presuman riesgo para la vida o integridad física del desaparecido; cuando la ausencia de la persona está en contradicción total con su comportamiento habitual; ausencia de toda explicación posible de la desaparición; la persona no ha llegado a su destino y no ha dejado ningún mensaje, no lleva efectos ni documentación o ha abandonado su vehículo sin razón aparente, entre otras.