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El IMIBIC y la Universidad de Harvard desarrollan una aguja que llega a zonas de difícil acceso

El investigador Miguel González-Andrades

Redacción Cordópolis

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Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en el que participa el doctor Miguel González-Andrades, oftalmólogo del Hospital Reina Sofía, ha desarrollado un inyector inteligente (llamado i2T2) que detecta cambios en la resistencia de los tejidos para poder administrar medicamentos de manera adecuada y segura en espacios del cuerpo humano difíciles de alcanzar.

Los resultados de este trabajo de investigación preclínica se han publicado en la prestigiosa revista Nature Biomedical Engineering, informa el IMIBIC en una nota. Gómez Andrades ha explicado que, entre las zonas más complejas de acceder por una aguja estándar, está el espacio supracoroideo (SCS), que se encuentra en la parte posterior del ojo, entre la esclerótica y la coroides. Su dificultad radica en que la aguja debe detenerse después de traspasar la esclerótica, que tiene menos de 1 milímetro de grosor, para evitar dañar la retina.

“El i2T2 ayudará a facilitar la inyección de fármacos en zonas del cuerpo humano muy difíciles de acceder”, explicó Miguel González-Andrades, que detalla que “el siguiente paso hacia el uso en humanos es demostrar la utilidad y seguridad de esta tecnología en modelos animales de enfermedad”. Por su parte, Jeff Karp, profesor en Brigham and Women´s Hospital (Boston, EEUU) y en la facultad de Medicina de Harvard, señala en el artículo que “acceder a ciertos tejidos usando una aguja convencional puede ser difícil y con frecuencia requiere un profesional altamente cualificado”.

“En el último siglo, ha habido una mínima innovación en torno a la aguja, y vimos esto como una oportunidad para desarrollar mejores dispositivos que fueran más precisos. Buscamos lograr un mejor acceso a los tejidos, manteniendo al mismo tiempo un diseño lo más simple posible para facilitar su uso”, afirma en su informe. El dispositivo i2T2 se fabricó utilizando una aguja hipodérmica estándar y piezas de jeringas disponibles comercialmente. Los tejidos corporales tienen diferentes densidades, y el inyector inteligente aprovecha las diferencias de presión para permitir el movimiento de la aguja dentro del tejido diana. La respuesta del inyector es instantánea, lo que permite un mejor acceso al tejido diana, reduciendo al mínimo la posibilidad de inyectar en otro lugar diferente al tejido deseado.

El i2T2 se probó en tres modelos animales para valorar la capacidad de este inyector inteligente de alcanzar con exactitud el SCS, el espacio epidural (en el canal vertebral, usado para aliviar el dolor durante el parto), el espacio peritoneal (en el abdomen), y el espacio subcutáneo (entre la piel y los músculos). Los investigadores encontraron que el i2T2 previno lesiones al evitar sobrepasar el tejido diana, permitiendo el suministro de la medicación con precisión en el lugar deseado, sin ningún entrenamiento adicional o técnica especializada.

En relación con el SCS, en modelos preclínicos, los investigadores informaron de que consiguieron una alta concentración de contraste en la sección posterior del ojo, lo que indicó que la carga se había inyectado en la ubicación correcta. Los investigadores también demostraron que el inyector podría suministrar células madre a la parte posterior del ojo, lo cual podría ser útil para facilitar la aplicación de futuras terapias regenerativas a nivel retiniano.

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