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La historia interminable de Pérez Giménez llega a su fin

Los nuevos propietarios de Pérez Giménez y representantes de los trabajadores, ante el Juzgado.

Alfonso Alba

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Los administradores concursales y la multinacional Globalaeronautic firman el acuerdo de venta | Los laboratorios están en concurso de acreedores desde marzo de 2012 y sin funcionar desde hace casi un año

Cuatro años después de que los Laboratorios Pérez Giménez entraran el concurso de acreedores (en marzo de 2012), esta mañana se ha dado un paso para el que parece que no hay vuelta atrás y por el que esta empresa abandonará definitivamente una tortuosa historia judicial. En la sede del Juzgado de lo Mercantil y ante el titular de la sala, el magistrado Antonio Fuentes, los administradores concursales que gestionan la empresa desde 2012 y la multinacional Globalaeronautic que en junio de 2014 ganó la subasta para quedarse con la empresa han firmado un acuerdo.

Desde junio de 2014, los administradores concursales y Globalaeronautic batallaban judicialmente en la sede de lo Mercantil. Los primeros siempre dudaron de la solvencia económica de la empresa, pese a que esta aportó el millón de euros de fianza que le reclamaba el juez antes de iniciar la compra definitiva de los laboratorios. De hecho, el juez llegó a suspender la subasta y a convocar una subastilla. Global se fue a la Audiencia Provincial y ganó su derecho, que se retomó este verano, no sin nuevos problemas. De hecho, la situación parecía apunto de volver a estallar antes de Semana Santa cuando los concursales pidieron al juez apartar a Global y Global llevar a los concursales a la Fiscalía. Finalmente, el juez medió y las partes alcanzaron un acuerdo.

El acuerdo se ha ratificado esta mañana, después de una reunión que se ha alargado durante más de dos horas. Finalmente, Global se compromete a aportar los diez millones que le quedan a través de un cheque antes de 45 días. También pide las llaves de los laboratorios. El juez se las da a partir del 1 de abril (pasado mañana), cuando la empresa podrá acceder y valorar qué es lo que le hace falta para poner en marcha la antigua fábrica del Calmante Vitaminado. También podrá contratar trabajadores para poner los laboratorios a funcionar.

Además, el acuerdo prevé que una vez que se aporte el dinero Globalaeronautic tendrá que contratar a 40 trabajadores, de la antigua plantilla de los laboratorios (que llevan casi un año despedidos). En 24 meses tendría que contratar a otros 90, para sumar un total de 130 empleados de la antigua plantilla de Pérez Giménez. De hecho, el acuerdo de esta mañana en los juzgados ha sido suscrito por dos sindicatos: UGT y CTA.

Tanto los empleados como representantes de la multinacional han mostrado esta mañana su satisfacción ante el acuerdo firmado. Globalaeronautic espera, en poco tiempo, poder volver a fabricar medicamentos y exportarlos al mercado europeo, según ha expresado su portavoz, Antonio López Somoza, a las puertas de los juzgados.

LA HISTORIA DEL CONCURSO

En marzo de 2012, los gestores de Pérez Giménez se vieron incapaces de hacer frente a las deudas y solicitaron el concurso de acreedores. La culpa de todo, según coinciden fuentes concursales, fue precisamente la construcción de los laboratorios más modernos del Sur de Europa. Pérez Giménez era dirigida por el nieto del creador del popular Calmante Vitaminado, que ha sido el analgésico español más vendido. Creado en 1954 en un pequeño laboratorio de Aguilar de la Frontera, triunfó en plena depresión económica franquista, cuando la importación de medicamentos era muy cara e inalcanzable para la mayoría de los españoles. En 2009, se inauguraron las instalaciones de Almodóvar del Río. Esta operación estaba hipotecada a la construcción de un centro comercial en los suelos liberados por la antigua fábrica, que nunca llegó a producirse. La empresa que tenía que hacerlo denunció a Pérez Giménez y ahí arrancó la cascada de problemas.

Un año después de inaugurar a bombo y platillo la fábrica, la familia Pérez Giménez fue incapaz de hacer frente a la deuda (se previeron ingresos que nunca llegaron) y se vio forzada a vender la fábrica por un simbólico euro a la empresa Tecris. Esta firma, de capital catalán, era un complejo entramado empresarial que en principio se comprometió a asumir la deuda y a invertir diez millones de euros más, pero que al final acabó denunciado por los trabajadores que acusaba a sus gestores de desviar los fondos públicos (de la Agencia Idea) que recibieron para intentar reflotar la empresa en su propio beneficio. Entre los socios de Tecris estaba a la cabeza José Enrique Rosendo, hijo del ex alcalde de El Pedroso (Sevilla), imputado por la juez Mercedes Alaya, que lo considera uno de los grandes beneficiarios de los EREs fraudulentos, y recientemente fallecido. Junto a Rosendo, Tecris estaba integrada por los empresarios Jacinto Romeu Masip y Balbino Fraga, el empresario Joaquín Garreta, Pedro Pérez (vicepresidente de la constructora San José), Manuel Delgado Solís (de ACS), María José Hélice (del Grupo Suma) y Javier Gómez (Bodybell).

El dinero de Tecris nunca llegó, la crisis en Pérez Giménez se convirtió en endémica y se dejó de fabricar el pulmón de Pérez Giménez, Calmante Vitaminado que en 2011 todavía llegaba a 14.000 farmacias de toda España. La Junta de Andalucía intentó evitar el desastre. Comprometió dos millones de euros para que se pagaran nóminas y se comprara material para seguir fabricando Calmante Vitaminado. El dinero llegó pero no se dedicó a tal fin, como denunció el sindicato CTA, que mantiene el asunto en los tribunales.

En agosto de 2011, Tecris tiró la toalla y traspasó el negocio a la empresa barcelonesa Spheric Nanohealth, del médico Sergio Martínez. Éste llegó con la intención de encontrar inversores, pero nuevamente se topó con la crisis y con una deuda imposible de pagar después de que Pérez Giménez perdiera la fabricación del Calmante Vitaminado. La firma apenas ingresaba entre cinco y seis millones de euros al año, y disparaba en otro tanto su deuda anual. En marzo de 2012, Sergio Martínez se reconoció incapaz de enderezar la situación y depositó Pérez Giménez en el Juzgado de lo Mercantil de Córdoba.

Una vez resuelto el concurso de acreedores y descartado el convenio que proponía el antiguo responsable de la compañía, Sergio Martínez, el Juzgado ordenó la liquidación de toda la empresa como un paquete único. Es decir: se sacó a subasta toda la compañía, con sus activos, su fábrica y sus trabajadores. Global ganó la subasta, que se suspendió y se volvió a ratificar. Entre tanto, a los trabajadores se le llegó a acumular una deuda de hasta 30 nóminas que nunca cobraron. De hecho, hace un año fueron despedidos y desde entonces, al menos, pueden cobrar el paro. Ahora, esperan poder volver a ser contratados en unos laboratorios que llegó a tener una plantilla de más de 200 personas.

Ahora mismo, los laboratorios están valorados (uniendo material y masa salarial) en 58 millones de euros. 36 millones es lo que valen lo que son las instalaciones más modernas del Sur de Europa para la fabricación de medicamentos. La deuda total de Pérez Giménez con sus acreedores (principalmente bancos y administraciones públicas) es de 60 millones de euros.

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